Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

domingo, 4 de julio de 2010

Olvidando a Celia

Cada día le nace su presencia ausente que no es exactamente su recuerdo. Tiene de momento entidad propia, de pensamiento libre, autónomo, incontrolable, desafiante, adolescente,...y le duele. Y le deja doler hasta que rinda y pueda él, de imaginaria, sentado en las lindes de su alma, vedarle o cederle el paso, mudarlo en un recuerdo ingrávido suficientemente etéreo para estar y no hacer daño. Es, por ahora, una falta, un gran agujero negro, el vertedero de los argumentos que intenta dar, en vano, a todas sus acciones que insistentemente pierden el sentido.
Media alma o menos le ha quedado. Con ella se mueve, se viste, se alimenta, trabaja, se relaciona y vive. Y todo lo hace a medias más o menos.
Cada día la quiere, cada día la necesita, cada día la añora. Y cada noche se duerme acunado por el deseo frustrado de un orgasmo pretendido por sus manos, por la triste realidad, por la impotencia.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Los vacíos que sufre éste personaje son debido a que perdió al ser del que codependía.
De no haber sido así,¿crees que seguiría suspendida en un perfecto estado de principeazulismo?
El orgasmo eterno es más difícil de encontrar que al eslabón perdido.

Isabel Mª dijo...

...si conocieras a Celia, Celia no está llena de imperfecciones, que el protagonista también ama. El protagonista es un hombre que intenta olvidar a una mujer, quizas la imagen confunde, como sería "pricipeazulismo" a la inversa? ¿de que color son las princesas?

Isabel Mª dijo...

Yo pienso que el proceso de duelo por una pérdida amorosa o de otro tipo es más o menos el mismo, dolor, dejarlo fluir, la sensación de que la vida que se llevaba hasta el momento ha perdido su sentido, y aceptación que no olvido, que es lo que permite seguir adelante, no lo veo yo como una dependencia, aunque las hay.

Unknown dijo...

Tienes razón.Siempre en los micros queda velada la lectura de lo que no conocemos del tema.
Las princesas de cuento son rosas .
Como en los mundos color de rosa.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.