----Dirán lo que quieran. Pero es una mierda éste trabajito de adaptarle cerebros a los robots nuevos.
En particular la parte donde hay que extirpar la masa encefálica del recién fallecido, e incrustarlo en el cráneo robótico y conectarle el engrane que hace mover la mandibular. Si se le zafa a uno el resorte de conección, ésta pieza que engancharía con la quijada, se dispara como aspa de licuadora y queda uno lleno de puré cerebral en la cara y por catorce dólares la hora estaría uno mejor tripulando naves espaciales con todo y que si algo falla ahí se puede quedar uno en órbita en un planeta de politicos, quienes claro está, no harán nada.---
Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.
¡Gracias Daniel!
domingo, 22 de junio de 2014
domingo, 1 de junio de 2014
ROBOTICOSAS.
La capacidad de captura de datos y funciones de un robot rebasa por múltiplos de millones a la de cualquier humano; por tal causa fué derivado natural el hecho de cada robot de nueva generación fuése retroalimentándose uno a uno por su antecesor modelo. En tres décadas de robótica dieron saltos evolutivos que incluyeron cirujanos de absoluta precisión por brazos que trazaban cortes perfectos y concluían operaciones exactas al plan computarizado. Eliminaron al conductor o chofer humano en todas las superficies rodantes de transporte público por haber desarrollado un sistema de movilidad con cero accidentes y sustituyeron al profesorado humano en la crianza de niños por demostrar mayor eficacia.
La gente moderna reconoce la capacidad superior del ciudadano robótico y haciéndose a un lado de toda función y labor se dedican al ocio y viven en permanente vacación todo pagado.
Entre los científicos humanos que originalmente impusieron la autonomía de los robots, hubo uno con extrema vocación utópica quien programó que a través de cada nuevo modelo se prioritáse la protección del planeta no importando que hubiése que sobreseir voluntades y conveniencias de personas.
Ocurrió que la humanidad presente atravesó por una expulsión durante la cual los robots los dejaron en una lejana galaxia y al cuidado de uno de éstos hombres mecánicos quien impedía todo intento de salir del modelo Neo-cavernícola de paraíso por desarrollismos industriales.
Desde la estación tierra se vigilaban los progresos de la especie viviente en cuanto a poderes cósmicos que iban adquiriendo dentro del estilo existencial donde la única supresión del libre albedrío era impedir que unos reinaran sobre otros o en contra del medio ambiente.
Impresionante como la voluntad de un solo hombre siempre logra los cambios trascedentales en las sociedades.
La gente moderna reconoce la capacidad superior del ciudadano robótico y haciéndose a un lado de toda función y labor se dedican al ocio y viven en permanente vacación todo pagado.
Entre los científicos humanos que originalmente impusieron la autonomía de los robots, hubo uno con extrema vocación utópica quien programó que a través de cada nuevo modelo se prioritáse la protección del planeta no importando que hubiése que sobreseir voluntades y conveniencias de personas.
Ocurrió que la humanidad presente atravesó por una expulsión durante la cual los robots los dejaron en una lejana galaxia y al cuidado de uno de éstos hombres mecánicos quien impedía todo intento de salir del modelo Neo-cavernícola de paraíso por desarrollismos industriales.
Desde la estación tierra se vigilaban los progresos de la especie viviente en cuanto a poderes cósmicos que iban adquiriendo dentro del estilo existencial donde la única supresión del libre albedrío era impedir que unos reinaran sobre otros o en contra del medio ambiente.
Impresionante como la voluntad de un solo hombre siempre logra los cambios trascedentales en las sociedades.
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Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)
1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.
2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.
3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.
4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.
5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.
6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.
7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.
8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.
9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.
10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.
Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.