Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

domingo, 29 de septiembre de 2013

La conspiración

Como todas las mañanas, Clarisa alarga el brazo y tantea sobre la mesilla de noche buscando sus robustas gafas de carey, pero no las encuentra. Ella siempre tan metódica y para nada despistada, culpa de su desaparición a un robo. Se viste como puede con sus habituales ropas sobrias y llega no sin tropiezos a la óptica, que por fortuna está cerca. La atiende un muchacho muy atento que, siguiendo las instrucciones que le han dado, alecciona a la joven sobre los últimos modelos de lentillas y monturas. En el camino de regreso, Clarisa luce más que un aspecto renovado y moderno: al fin se transparenta en sus ojos la luz de una sonrisa. Al pasar por la floristería le obsequian rosas; el verdulero le ofrece una cesta de frutas exóticas, cortesía de la casa; y en la tintorería se afanan en devolverle, junto a su viejo abrigo, un sensual vestido de seda roja. Radiante y satisfecha entra a retirar las fotos que encargó para su gato y el apuesto fotógrafo —del que se sabe a voces que está enamorada— al fin la invita a salir. Clarisa ignora que han sido sus vecinos, incluido el ratero del barrio, quienes han confabulado para que su historia de amor se hiciera realidad. 




miércoles, 25 de septiembre de 2013

No encuentra palabras

El escritor está preocupado. No encuentra palabras para expresar lo que desea escribir.
Se encuentra paralizado, sin saber qué escribir. Piensa y piensa y rechaza y rechaza una y otra idea. Teme que los críticos, la gente, los conocidos, los desconocidos, todos, no comprendan lo que escribe. 

Bueno, piensa, ¿por qué no simplemente escribir sobre lo que le pasa, su vida y sus preocupaciones? 
Escribir libremente sin querer quedar bien con nadie. Tal vez, ni siquiera consigo mismo. 
Escribir, simplemente escribir. Las palabras que le lleguen a su cabeza. 

Así que escribe... Escribe y Escribe...

Son ya demasiadas palabras, y el microcuento parece novela. 

El escritor está preocupado. No encontraba palabras y ahora todas las palabras lo encuentran a él.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Martina



En pocos minutos, el recinto se llenó de un humo gris que parecía brotar de cada rincón del cubículo. Los ojos apesadumbrados de Jacobo, ya casi no distinguían nada, sólo formas girando a su alrededor. Las botellas descorchadas y vacías se mecían en el piso entablonado. No podía respirar. Terminó cayendo de bruces. En la mañana siguiente, dos bomberos robustos lo encontrarían casi muerto de asfixia, en medio del derrumbe. Pero, ¿Qué diablos estaba sucediendo? ¿Y Martina, por qué le hacía eso. . .? Serían esas preguntas, los últimos pensamientos  que recordaría después de tres meses en coma, cuando despertó con una exhalación perturbadora, en aquella sala blanca tan distinta a su última morada. “Qué tipo raro, éste” había observado uno de los servidores: “Mira que meterse en la cripta para tomarse unos vinos a escondidas, y sólo por temor a la reprimenda de su esposa.”

lunes, 16 de septiembre de 2013

AZUCARANDO. (micro novelita ).

Finister Magallanes venía conduciendo en la New Jersey Turnpike,una autovía de tráfico intenso y veloz y con la presión agregada de escuchar los reproches de Laura con los oídos retumbándole en ecos de guacamaya y además teniendo que aguantar la repetición de toda la lista de defectos que ella encontraba en su manera de ser y en su historial con marcado recordatorio en cuanto a que él tenía la culpa de cualquier cosa que hubiése resultado mal. Y así venía Laura ladrando más que el perro cuando un grupillo de jovencitos mala madre disparó contra él acertándole seis tiros en el cuerpo. Con su última ración de conciencia alcanzó al auto de los agresores y con maniobra de volantazo contra el trasero del vehículo los puso a girar en trompo frente a un trailer que los hizo estallar y quedar atrapados en una empanada de acero, evitando así que le disparasen a Laura, quien ahora emitía gritos de loca. Pasado éste acto de heroísmo despertó en un hospital vendado como una momia y le informaron que estuvo en coma quince días. Pidíó a los doctores que no revelaran a nadie su regreso al estado conciente pues no quería visitas. Llegada la noche se escabulló y sacó de la morgue un cuerpo y lo disfrazó con sus vendajes para que él mismo, fuera dado por muerto. Había solicitado antes, que llegado su deceso no le quitaran las vendas pues no quería ser visto en su funeral con las marcas que el ataque dejaron en su cara. Se comprometieron a cumplirle ésta última voluntad. Antes ocurrir todo ésto él había estado en su esquina del barrio haciendo el curro de la víbora de dos cabezas. Un oficio que trajo con él a la ciudad de Newark desde México D.F. a través del cual se paraba en la calle dando voces que anunciaban que de una caja que tenía sobre la acera aparecería de un momento a otro éste fenómeno animal, la serpiente bicéfala, quien danzaría ante ellos y los deleitaría con sus actos acrobáticos. Más el bicho jamás aparecía, pero Finister conminaba a la gente a cooperar para el alimento del animalito y las personas que se aglomeraban daban unas monedas o hasta billetes a Laura quien ocasionalmente se iba por la comida, pero en realidad clavaba la plata en un banco. No fuera a ser que los robaran. Los espectadores se aburrían de esperar cansados o aburridos de que nunca salía la bestia y se iban. O por tener mejores cosas que hacer. Más quien lo entendía bien sabía que el espectáculo en si era ser testigo del ingenio humano para ganarse la vida aparentemente sin trabajar, pues desplegaba grandes esfuerzos de orador y comediante callejero, Todos se reunían alrededor de Finister quien conminaba hacia la caja con el agujero arriba: ---Chumina ,animal del demonio, sal y muéstrales a la gente como bailas ,como haces suertes, como puedes hipnotizar a otros para que bailen. VENGAN A VER LA VÍBORA DE DOS CABEZAS. Chumina que vino en un barco traída del oriente y ha viajado por el mundo dando un espectáculo para deleite de todos, SAL CHUMINA, que nos tienes a todos esperando. VEAN QUE YA VA A SALIR LA VÍBORA DE DOS CABEZAS y que además tiene cuatro ojos. No muerde ni ataca, pero si come. Regalen unas monedas aquí a la señorita y ella pasará aquí cerca a la tienda por su alimento, pues tiene hambre y por éso no sale. Gracias señor, señorita, gracias joven, gracias,gracias.--- Y así se sucedían los discursos y la víbora no salía. Más que nada por ser inexistente. Pero no faltaba quien colaboráse especialmente en días festivos o de quincena. Cómo todo el que intenta ganar el dinero fácil, Laura y Finister trabajaban el doble para ganar penurias. Y ella pasaba reprochándole. Ya él ni escuchaba claro lo que guacamayaba la mujer, le sonaba como una estridencia infernal que no cesaba. Un día que Laura se había alejado a poner la platita en el banco pasaron por ahí corriendo unos encapuchados que precisamente venían de asaltar un centro bancario, y uno de ellos le largó un paquete y le dijo: ---Guárdame ésto y otro día me lo regresas y te doy una buena rebanada. Yo te busco y no te vayas a pasar de vivo porque te mueres.--- Pero el dinero tiene ésa maña de querer pegársele al que lo trae en las manos aunque no sea de él. Así que ya teniendo el botín fué a esconderlo en un lugar seguro bajo las duelas del piso de un cuarto que rentó y dejó cerrado diciéndoles a los de ahí que era agente viajero y tenía que dejar ahí unas biblias para no ir cargando tanto. De ahí se fué a comprar un carrito para regalárselo a Laura y dejarle un medio de transporte para quedar ella segura en California a donde planeaba separarse de ella, pero Laura, siempre mal agradecida venía repelando cuando la balacera que lo mandó al hospital. Pero ahora con los enemigos fuera de la existencia, y el consuelo de ladrón que roba a ladrón, incluyendo en ésto por igual a los banqueros, le dejó a ella una platita para que se encontrara a otro a quien jeringar y partió en su nuevo Cadillac rumbo a Brasil, para seguir ahí buscando la felicidad y aprender a bailar samba en el carnaval.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Ana lava la tanga

Se le ocurre crear un palíndromo usando solamente palabras con una única vocal. 
Escribe "Anita lava la...". 
Se detiene. No funciona. Tiene una i. Mejor lo cambia. 
"Ana lava la tanga". 
- ¡Eso no se lee igual al derecho y al revés! - Le dicen. 
Pero a él ya no le preocupan los palíndromos, ni las vocales únicas, más bien está pensando en qué otra cosa dábale a la zorra, el abad.

abrapalabra mágica

viernes, 13 de septiembre de 2013

Me gustaba

Me gustaba el número 11.
Me gustaba el riesgo.
Me gustaban los rascacielos.

Me gustaba ser el protagonista allí donde iba.
Me gustaba chillar.
Me gustaban los martes.

Me gustaba viajar.
Me gustaba septiembre.
Me gustaban los aviones.

Me gustaba sentir la adrenalina en mi cuerpo.
Me gustaba Nueva York.
Me gustaban las casualidades de la vida.

Hasta aquella mañana de 2001 cuando a las 8:46, hora estadounidense, todas mis aficiones se dieron cita en una torre.

Miguel Molina 
Entre vueltas de tuerca
En 99 palabras

jueves, 12 de septiembre de 2013

Reflejo

Se lo encontró llorando y trató de consolarlo con palabras vacuas y consejos manidos hasta que se dio por vencido. Y con pasmosa solidaridad, se unió a él en sus lamentos para regresar al mundo, cabizbajo en una misma figura. 

domingo, 8 de septiembre de 2013

DE PARAÍSOS Y REENCARNACIONES.

El Dios local lo colocó en el paraíso.Un cosmos impecable.Ahí se acompañaba con su mujer preciosa y sus animales no agresivos. Sin el cielo ni el infierno de los demás.Ni sistemas políticos o económicos esclavizantes.Sin muerte ni hambre ni dolor o enfermedad.Un mundo perfecto sin Rajoy.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.