Finister Magallanes venía conduciendo en la New Jersey Turnpike,una autovía de tráfico intenso y veloz y con la presión agregada de escuchar los reproches de Laura con los oídos retumbándole en ecos de guacamaya y además teniendo que aguantar la repetición de toda la lista de defectos que ella encontraba en su manera de ser y en su historial con marcado recordatorio en cuanto a que él tenía la culpa de cualquier cosa que hubiése resultado mal. Y así venía Laura ladrando más que el perro cuando un grupillo de jovencitos mala madre disparó contra él acertándole seis tiros en el cuerpo. Con su última ración de conciencia alcanzó al auto de los agresores y con maniobra de volantazo contra el trasero del vehículo los puso a girar en trompo frente a un trailer que los hizo estallar y quedar atrapados en una empanada de acero, evitando así que le disparasen a Laura, quien ahora emitía gritos de loca.
Pasado éste acto de heroísmo despertó en un hospital vendado como una momia y le informaron que estuvo en coma quince días.
Pidíó a los doctores que no revelaran a nadie su regreso al estado conciente pues no quería visitas. Llegada la noche se escabulló y sacó de la morgue un cuerpo y lo disfrazó con sus vendajes para que él mismo, fuera dado por muerto. Había solicitado antes, que llegado su deceso no le quitaran las vendas pues no quería ser visto en su funeral con las marcas que el ataque dejaron en su cara. Se comprometieron a cumplirle ésta última voluntad.
Antes ocurrir todo ésto él había estado en su esquina del barrio haciendo el curro de la víbora de dos cabezas. Un oficio que trajo con él a la ciudad de Newark desde México D.F. a través del cual se paraba en la calle dando voces que anunciaban que de una caja que tenía sobre la acera aparecería de un momento a otro éste fenómeno animal, la serpiente bicéfala, quien danzaría ante ellos y los deleitaría con sus actos acrobáticos. Más el bicho jamás aparecía, pero Finister conminaba a la gente a cooperar para el alimento del animalito y las personas que se aglomeraban daban unas monedas o hasta billetes a Laura quien ocasionalmente se iba por la comida, pero en realidad clavaba la plata en un banco. No fuera a ser que los robaran. Los espectadores se aburrían de esperar cansados o aburridos de que nunca salía la bestia y se iban. O por tener mejores cosas que hacer. Más quien lo entendía bien sabía que el espectáculo en si era ser testigo del ingenio humano para ganarse la vida aparentemente sin trabajar, pues desplegaba grandes esfuerzos de orador y comediante callejero, Todos se reunían alrededor de Finister quien conminaba hacia la caja con el agujero arriba: ---Chumina ,animal del demonio, sal y muéstrales a la gente como bailas ,como haces suertes, como puedes hipnotizar a otros para que bailen. VENGAN A VER LA VÍBORA DE DOS CABEZAS. Chumina que vino en un barco traída del oriente y ha viajado por el mundo dando un espectáculo para deleite de todos, SAL CHUMINA, que nos tienes a todos esperando. VEAN QUE YA VA A SALIR LA VÍBORA DE DOS CABEZAS y que además tiene cuatro ojos. No muerde ni ataca, pero si come. Regalen unas monedas aquí a la señorita y ella pasará aquí cerca a la tienda por su alimento, pues tiene hambre y por éso no sale. Gracias señor, señorita, gracias joven, gracias,gracias.---
Y así se sucedían los discursos y la víbora no salía. Más que nada por ser inexistente. Pero no faltaba quien colaboráse especialmente en días festivos o de quincena. Cómo todo el que intenta ganar el dinero fácil, Laura y Finister trabajaban el doble para ganar penurias. Y ella pasaba reprochándole. Ya él ni escuchaba claro lo que guacamayaba la mujer, le sonaba como una estridencia infernal que no cesaba.
Un día que Laura se había alejado a poner la platita en el banco pasaron por ahí corriendo unos encapuchados que precisamente venían de asaltar un centro bancario, y uno de ellos le largó un paquete y le dijo: ---Guárdame ésto y otro día me lo regresas y te doy una buena rebanada. Yo te busco y no te vayas a pasar de vivo porque te mueres.---
Pero el dinero tiene ésa maña de querer pegársele al que lo trae en las manos aunque no sea de él. Así que ya teniendo el botín fué a esconderlo en un lugar seguro bajo las duelas del piso de un cuarto que rentó y dejó cerrado diciéndoles a los de ahí que era agente viajero y tenía que dejar ahí unas biblias para no ir cargando tanto.
De ahí se fué a comprar un carrito para regalárselo a Laura y dejarle un medio de transporte para quedar ella segura en California a donde planeaba separarse de ella, pero Laura, siempre mal agradecida venía repelando cuando la balacera que lo mandó al hospital.
Pero ahora con los enemigos fuera de la existencia, y el consuelo de ladrón que roba a ladrón, incluyendo en ésto por igual a los banqueros, le dejó a ella una platita para que se encontrara a otro a quien jeringar y partió en su nuevo Cadillac rumbo a Brasil, para seguir ahí buscando la felicidad y aprender a bailar samba en el carnaval.