Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

sábado, 30 de abril de 2011

MAQUILLAJE



Dejó salir todo el contenido de su bolso. Con las manos revolvió presurosa todos los cachibaches. De pronto, la encontró. Extendió con suavidad su contenido entre sus labios y la volvió a guardar más segura. Siempre que la necesitaba estaba allí, su barra de soledad nunca la abandonaba.

Adivín Serafín

ARMAS




Poco a poco, sin que nadie pudiera evitarlo, disparó sus balas de ansia en mitad de sus pensamientos. Ahora, con su partida, solo nos quedan sus nervios a flor de piel.

Adivín Serafín

viernes, 29 de abril de 2011

Dobles parejas

Yo no soy él y tú no eres ella, pero a veces se nos olvida. 

Mario no le quita ojo desde el otro lado de la sala. Se lo ha dicho la Antonia, que parece que no se entera pero no se le pasa nada por alto. Angelines le devuelve la mirada y siente mariposas en el estómago. Las tardes de domingo los dos esperan impacientes que llegue la orquesta y suenen pasodobles. Bailan juntos. En silencio. Él mira al infinito y piensa en su Engracia, que en paz descanse. Ella sonríe mientras recuerda a su Blas y cómo le agarraba por la cintura. Siguen bailando y se cruzan las miradas. Él esboza algo parecido a una sonrisa que a ella le sonroja. Es un segundo. Después los cuatro siguen bailando.

Puck

Ultrashow

Algo fuera de lo común estaba pasando en casa de Raquel González. A veces los muebles cambiaban de sitio, se oían voces y el ambiente se cargaba sin motivo aparente. Y ella se sentía observada. Muy observada. Las cosas llegaron a tal punto que decidió contratar los servicios de un parapsicólogo que obtuvo rápidamente unos resultados sorprendentes. Aquel tipo le invitó a escuchar varias psicofonías que había registrado en lugares determinados de la vivienda y, al oírlas, Raquel tuvo que darle la razón en que aquello eran risas. Clarísimas. Risas enlatadas. Como las que se utilizan en las comedias que ponen en televisión. Lo que Raquel González no sabía, es que en el más allá era un auténtico fenómeno de masas a raíz del programa que se grababa con público todos los lunes en su casa y del que ella era la estrella principal. Una celebridad en un plano que ni siquiera tenía claro que existiera. No se lo habría imaginado nunca, pero los espíritus de los muertos se partían de risa con sus intervenciones.

jueves, 28 de abril de 2011

DE VIAJE

Se presentó ante Caronte con una moneda. Era obligatorio para que le llevara en la barca. En el bolsillo llevaba otra para la vuelta. Porque él pensaba volver.

Lágrimas

Prendió un cigarro y le dijo que ya no lo amaba. El vio sus lágrimas y pensó que mentía pero era el humo en sus ojos lo que la hacía llorar.

miércoles, 27 de abril de 2011

"Me cuenta mi señora" de Rolando Revagliatti

A mediodía los obreros y los jubilados arrasaban con el menú fijo en el ya derruido barsucho donde él hacía de mozo. Yo iba con frecuencia por mi trabajo, para rellenar planillas, y leer el diario. Ahora es el repartidor de una tintorería. Ayer, casi de noche, fue a mi departamento en misión repartidora. A mi regreso, hoy, después de una gira que me mantuvo alejado por esos caminos polvorientos, me cuenta mi señora, esa falsa e indómita pelirroja suculenta y estéril, que me extrañaba terriblemente, y que el jovencito irrumpió en su anhelo de mí con nuestra colcha lila, y que lo condujo al dormitorio para constatar sobre nuestra cama con baldaquín la correcta limpieza de la colcha, y que una vez situado el pichón de playboy, y asaltado, se entregó a la bacanal que desde mi señora, mi esposa, me estuviera —irremediable, inconteniblemente— dedicada. Se portó bien, muy bien, aseguró; fantasioso e incansable; remató, relajada: excelente.

Sé absorber los más impresionantes uppercuts del destino. Pocos, sí, pocos como yo. Este servidor. Estoy hecho de una extraña pasta.

___________________________________________________________________________

martes, 26 de abril de 2011

El pintor


Desde lo alto del precipicio, la silueta de un hombre dimensionaba las manifestaciones pétreas de la evolución.
Arriba, un cielo azul-celeste, límpido, donde brillaba el sol.
Abajo, un cauce sinuoso, cubierto de arenas oscuras, otrora rocas de lava perdidas en el fantasmal desierto.
De vez en cuando, un árbol flacucho clamaba por lluvia y más allá las variantes de cactus agradecían a nuestra estrella vital, el calor.
Sobre su cabeza, un sombrero viejo de paja, en su frente, un caballete gastado de tiempo y en su mano, el pincel de cerdas secas de tanto esperar que aquel hombre en la cima, tomara la decisión y volara.

Nocturno

Siempre que tocabas el nocturno de Chopin la casa se llenaba de moho, la humedad brotaba del parquet y  casi se la podía ver revoloteando en torno al piano, bamboleándose en cada apoyatura. Entonces los acordes removían el polvo y las telarañas se cimbraban, había que ver a los arácnidos asustados bajando por las paredes; y era primavera. Yo te esperaba todos los lunes tras la puerta, con los ojos bien abiertos, las manos bien extendidas, y cuando la puerta se abría cerraba los ojos y te dejaba pasar, me quedaba ahí hasta escuchar la primera nota. Después encontré a una mujer tan sola como yo y supe que tenía que escucharte tocar a Chopin, pero dejaste de venir y el musgo envuelve la casa y los arácnidos tejen despreocupados en tu piano. Quizá pensaste que me estaba enamorando.


Baizabal

lunes, 25 de abril de 2011

La palabra



Nadie, en varios kilómetros a la redonda, sabría decir su nombre. Esas criaturas que ahora les dominaban sólo emitían sonidos guturales, habían prohibido su lengua. Echaba de menos las palabras de su pueblo. Habló en voz alta únicamente porque necesitaba escucharlas, para no olvidarlas: Reykarak, tú eres el único que recuerda la profecía, tú lo conseguirás.

Huiría esta noche. Se había hecho amigo de un caballo, ellos aún entendían su lengua. Cuando todos durmieran, el caballo vendría a buscarle. Cabalgaría toda la noche. Y cuando la palabra libertad resonara en la cúpula del templo de Mur, los hombres hablarían de nuevo y los sonidos guturales serían ahogados por sus palabras.

Puri Menaya.
el rincón de la bruja de chocolate

PRIMAVERA

En el cristal de la ventana, amargan los primeros brotes del almendro. La barra del armario se curva bajo el peso con sabor a hielo de los grises, y el tacto ligero de los azules y verdes que empujan al invierno. Arriba, en un ángulo del techo, la araña enhebra y tira hilo hacia el dintel de la puerta. Escucho mi desgana. El despertador ha dejado de temblar hace rato. Hora de levantarse cambiar la ropa y bajar la araña, me digo. Doy media vuelta y cierro los ojos. Un ratito más.

Dioses.


















     De chiquita le enseñaron a rezarle al Dios de sus abuelos. Arrodillada y con miedo, le rezaba igual que se canta una canción aprendida que en realidad no se entiende.

     Luego adoptó con devoción otros Dioses forasteros de nombres exóticos y cabeza de animal. Encendía velas y quemaba inciensos y, entre toses y mareos, recitaba mantras en papiamentos ajenos que tampoco entendió nunca.
 
     Más tarde se inventó su propio dios, más cercano y cotidiano. Ni siquiera le dio un nombre. Se sentaba serena y con sus palabras sencillas le pedía cosas.
 
     Por fin decidió enamorarse de la vida y aceptar el misterio. Se olvidó de todos los dioses. Cada mañana, simplemente, le dedicaba un ratito a dar gracias abriéndose a la vida,… a lo que cada nuevo día le trajera con la marea.
 
     Sólo entonces se encontró realmente a sí misma.

Kum*...

Transparencias

 


Se había dado cuenta de que sus palabras eran demasiado transparentes, que por mucho que inventara e implorara a las musas, en cada uno de sus textos había una parte muy importante de sí.
Tenía miedo de desnudarse en aquellas frases y que todos los ojos que se posaban en ellas llegaran al fondo de su alma. Pero ya lo había hecho y eso no lo podía cambiar.
Era hora de tomar alguna decisión, a partir de ahora escribiría con sus dedos sobre el aire.
 
 
 

domingo, 24 de abril de 2011

Lepisma saccharina superbum


Tras el disparo, el aire en el túnel se llenó de electricidad y humo. Por unos instantes, la enorme criatura convulsionó violentamente haciendo temblar el aparejo, antes de quedar quieta colgada en la trampa. Así y todo, por precaución, el hombre le seccionó los apéndices del último segmento; luego, la abrió en canal. Los estómagos se vaciaron con un crujido maloliente y entre la inmundicia  vislumbró lo valioso: libros aún sin digerir. Contento, los guardó cuidadosamente.
Entonces,  pensando en la simpleza de su oficio en el pasado, el restaurador destazó al mutante pescadito de plata.




http://nivaranicuchillo.blogspot.com/



sábado, 23 de abril de 2011

Movimiento circense en dos actos

La presentación
(director de circo echando el aire con el diafragma para proyectar mejor el sonido)

El extrrrraaaaño, no por rrrraaaaaaaro, ni Único, sino porrrr increíble caso.... del ¡¡hombre telefonista!!. Que se convirtió en esperanza (pausa), en persona (otra pausa), en alguien (pausita), y toooodo el mismo diiiía  que un ennnnnnte superiorrrrrrr decidióooo poner un distribuidorrrrr de llamadas en su mini------centralita, vaciaaaando, cual coladorrrrr, el conteniiiiido de su, mermaaaaado ya de por síiiiii, trabajo en la administracíón pública (aplausos y música del show de Benny Hill)


Diálogo en acto único
(con redoble de tambores cerrado, claro)

 ...mantengasé a la espera o pulse 0 (voz en off)


- Quiero hablar con una persona... deseo hablar con alguien (pensamiento expresado a modo de queja, o súplica que realiza el interlocutor uno, tras pulsar, voluntariamente, el 0 del teclado de su teléfono)
- Héme aquí señor, ¿qué desea? (contesta él carraspeando y ahuecando la voz para que suene más aterciopelada... ¡LA FRASE!)

Bosques.


          En un rincón oscuro y húmero del frigorífico, los mohos han cultivado un bosque enano y fragante de tonalidades verdes y grises.
            Y, aún sabiendo que será destruido en cuanto sea descubierto, se han hecho el firme propósito de seguir cultivando esos minúsculos bosques de bonsáis, han decidido seguir poniendo color y olor en ese mundo tan frío.

jueves, 21 de abril de 2011

La Visita



             Todos apretujados en aquel enorme congelador esperaban, impacientes, a que el patrón abriese la puerta. Fuera hacía gala de su meticulosidad, sin prisa alguna, un inspector de trabajo. 



 

miércoles, 20 de abril de 2011

El extravío.

                                                                       ¡Qué mucho vale lo que vale poco!

¿Por qué perdió la niña la diadema? - Se preguntaba su madre.
La niña no sabía responder. Corriendo por el parque, mecida en columpios y andando en patinete, la dejó caer por despiste, pero no sabía explicar por qué la extravió.
Con los años aquella diadema perdida que estaba dormida tierra y barro entre las zarzas, fue encontrada por un mendigo. El vagabundo la tomó en sus manos y la arrojó al contenedor de la basura. Para poco valía una diadema sucia y olvidada.
La madre y la niña olvidaron aquel objeto, el pobre también lo olvidó justo después de tirarla al vertedero, pero al brillar el sol entre las latas iluminó una estrella de plástico, polvo y purpurina. Una que sabía cual era su lugar. Nació para hermosear el pelo y esperaba el momento de cumplir su función.
Tal vez hoy, mañana o pasado, peines tu corazón y adornes tu melena con lo que nunca debiste  perder... Tu inocencia, tu sencillez y tu fragilidad.

   

Costumbres

La mano derecha de mi madre, de El secretario

Tras los pasos menudos que atraviesan la puerta, un familiar “Mamá, tengo miedo” penetra en sus sueños y la impulsa a hacerse a un lado. El niño, acurrucado a su costado, acompasa pronto su respiración mientras ella, con el temor de aplastar el cuerpecillo frágil, cae en un sopor inquieto que desemboca en un sobresalto. Tantea. No hay rastro del hijo en esa cama metálica y ajena. Alarga una mano que el interruptor no acoge en el sitio acostumbrado: ese lugar preciso donde ella lo busca, a tientas, desde hace más de quince años.

Pativanesca

Desprevenido

Pintura tomada de Internet.

La sangre sobre la nieve es más roja. Debieron elegirme mientras dormía. El amanecer me sorprende. El redoble de los sablazos con los miembros insensibles, apenas es nada. Las piernas se separan como rodajas de camembert. La respiración es un fuelle desbocado. Los gritos en la niebla resultan etéreos, el tiempo no existe; el hambre es atroz, el corazón está en mi cabeza, en mi boca hay un sabor acre a café pero es sangre y sus miradas no expresan emoción mientras devoran mis piernas congeladas. Ya no me impresiona...



Moderato_Dos_josef.

lunes, 18 de abril de 2011

Bekväm

Estampó de manera mecánica su firma en el papel. Se terminó de vestir poniéndose la chaqueta de su vestido preferido, el azul de Copenhague. Subió los dos escalones. Miró su reflejo en el cristal del ventanal de su despacho y sonrió con amargura al recordar la fascinación de Julia por las vidrieras. Se apretó con solemnidad militar el nudo a la garganta. Y, con la torpeza propia de quien no ha pateado una pelota en su vida, saltó del banco auxiliar que utilizaba para alcanzar los estantes altos de su biblioteca.



CUARTA PARED


Cansada estaba de ser el actor tras la "cuarta pared".
Frente a ella y a sus  pies las herramientas necesarias para romper la barrera hasta ahora infranqueable tan bien construida, tan a conciencia, que tiempo la había tenido paralizada.
Frente a ella estaba con el cincel en una mano y en la otra el martillo. 
Con el primer golpe vino es segundo y después el tercero, mientras con cada uno su alma respiraba con ansia de libertad tanto tiempo negada por nadie más que sí misma, tras más duros golpes que la vida le había dado.
Comenzó a ver la luz, ese pequeño rayo de claridad que le mostraba que el esfuerzo valía la pena, que su vida podía continuar, que  quizás tardase tiempo, pero mucho menos que el empleado para levantarla.
Y se veía cara al mundo dirigiendo su vida dejada, abandonada en manos ajenas que con mala conciencia habían logrado que el miedo a traspasar esa pared fuese aún mucho más duro.
Ahora estaba segura de llegar hasta el final, de dar ese paso sobre ese muro llamado pasado y entrar en el escenario donde representaría su propia vida, donde dirigiría su futuro ahora en sus propias manos.


Un día, ya llena de canas, terminó su obra de destrucción y dio ese paso, paso que le llevó al último acto de la función donde ella era la actriz que dentro de un ataúd, los demás actores despedían.
Las luces del escenario se fueron apagando ,el telón bajó despacio, mientras el público aplaudía entusiasmado.
FIN

Foto: Carmela

Una buena alimentación.

Le habían dicho tantas veces: "eres una mujer sin alma" que se sintió en la duda.
No recordaba haber sentido en el cuerpo o en la mente algo como aquello a lo que aludían.
¿Qué era el alma?
"Está en tu interior" se cansaban de responderle.
Una tarde se sentó a contemplar el ocaso, y la osadía del cielo desfragmentándose en tres colores le provocó tal sopor que llegó a la conclusión que tenía que buscar en su interior.
Metió la mano, sorteo la úvula, se aventó por la traquea, ingreso a la caja torácica y hurgó un poco entre los órganos.
Nada.
El alma había sido procesada y defecada a los largo de los años, en pequeñas cuotas.
¡Una alimentación rica en fibra podía lograrlo!

domingo, 17 de abril de 2011

Alimento

Y da otro bocado, gruñendo, protegiendo con su cuerpo la comida. Dejando caer sobre sus morros el líquido verduzco que escapa del interior de la fruta. Alrededor los dedos afilados de los demás sacuden el aire luchando por conseguir un pedazo equivalente, con rabia por no haber cogido el que ahora él traga casi sin respirar. Al terminar se limpia los labios para seguir gritando, la boca hacia arriba, como pez en estanque repleto. Su cuerpo se mimetiza con el resto en un espasmo. Me digo “ya no son niños". Lanzó más alimento.


Una más.


Que ella no era su preferida ya hacía mucho que lo sabía, y más después del tiempo que llevaba padeciendo sus torturas. Era ver unas tijeras, la cinta aislante o el pegamento y se ponía a temblar... podía llegar a hacer barbaridades con esas cosas. Nunca se acostumbró a los tijeretazos en el pelo sin más, a la cinta aislante en su boca, en sus brazos, sus piernas...
Cuando se creyó olvidada y en parte afortunada, vino lo peor... un día sin más se presentó y sin mediar palabra, la decapitó para más tarde tirar cabeza y cuerpo por separado entre los restos de otros muchos que también habían sufrido en silencio... en aquél foso oscuro, ese pequeño cementerio que tenía un pequeño cartelito indicando con letras de colores;

" Mi cajón de los juguetes, sólo mio. Andrea".


su

sábado, 16 de abril de 2011

Dormidos...

La misma historia de todos los días luchando con el sueño, pero ¿qué podía hacer?… tomarse otro café bien cargadito, mientras esperaba el autobús y ojeaba la prensa del día…
Todo igual que el día anterior, la contaminación… bla… bla… bla…

Tomó el bus sin prestar demasiada atención al entorno. Circulaban menos coches pero, la gasolina cada vez estaba más cara y, en época de crisis, se hace conveniente el uso del transporte público. Con el periódico en las manos notó que cabeceaba. Cerró la prensa, se sacó un chicle del bolsillo y observó la ciudad, que empezaba a despertarse. Atribuyó la modorra a la copiosa cena que le preparó su esposa la noche anterior.


Su compañera de asiento acababa de posar la cabeza en su hombro. No era una insinuación de la señora; es que estaba completamente dormida. La apartó y mirando a su alrededor, delante y detrás, en todos los asientos, ¡en todos!, absolutamente en todos,  los viajeros estaban dormidos. 

Ahora se fijó en los coches que circulaban por la vía. Aquí, uno parado en mitad de un cruce... Más adelante otro que iba a detenerse... Una moto tirada en el suelo con el conductor a su lado, profundamente dormido... 

El nerviosismo le hizo levantarse del asiento como un resorte pensando que algo muy extraño estaba pasando. No era una situación normal. ¿Qué era lo que sucedía?... intentó atar cabos... ¿sería la nube de contaminación de la que informaron los noticiarios?... ¿una nube tóxica?... ¿quizás, un ataque terrorista?...

Se dirigió al conductor, corriendo por el pasillo, para avisarle de lo que ocurría, pero... ¡fue demasiado tarde!….  
Éste, ya había sucumbido al abrazo de Morfeo, y el autobús con todos los viajeros, acababa de salirse de la carretera... precipitándose por un barranco…

Entre cafés


Él la quiere, pero no lo sabe.
Ella le quiere, pero no lo reconoce.
Entre cafés hablan del día a día.
Hasta que se miran a los ojos y callan, noche a noche.

Dibujo de Juanlu (Luiyi), del blog Dibujos

viernes, 15 de abril de 2011

Desencuentro

No hemos quedado y no nos hemos encontrado en el mismo bar en el que nunca nos besamos cuando éramos mayores. No ha pasado el tiempo y no hemos hablado de los amigos que perdimos por el camino. No te he mirado a los ojos y no te has perdido en los míos. No me ha sorprendido que no recordaras mi helado preferido y no hemos cantado juntos esa canción que Sabina nunca escribió. No hubo fuego y no quedan cenizas, pero no puedo negar que cada vez que te olvido se me para el corazón.

Puck

jueves, 14 de abril de 2011

CONSEGUIDO

Cuando escuchó el disparo echó a correr. Un sudor frio le recorrió el cuerpo. No quería mirar atrás pero le venían pisando los talones. Sentía la respiración de alguien a su espalda. Miró de reojo y allí estaba. Pero no se rindió, siguió corriendo, y en un último esfuerzo entró en la meta con una sonrisa en los labios. Lo habia conseguido.

Confusión

Juan odia al hombre de uniforme que viene a darle cada día el beso de buenas noches. Pero ya lo tiene decidido, no esperará a la de mañana para darle el martillazo. Si su madre supiera que Juan la confunde con un guardia, no vendría.


Andri Alba

El planeta de las hormigas

Aquel planeta estaba habitado por hormigas gigantes con forma humanoide. Les gustaba hacer picnic los soleados días festivos. Sentadas encima de las montañas de la gran cordillera, con sus patas traseras colgando, comían los ricos bocadillos preparados por mama hormiga. “Comes como un cerdo” Increpaba esta a uno de sus retoños que masticaba con la boca abierta dejando caer migajitas de pan y trocitos de queso. Mientras, abajo, hileras de humanos se aprovechaban de esta situación.

Torcuato González Toval

miércoles, 13 de abril de 2011

Desencuentro

Ella salió una madrugada de cualquier día sin luna, sin dejar huella alguna y decidió coger un tren hacia donde fuera.
Él recogió su mochila, salió sin mirar atrás y caminó hasta la estación, dejando tras cada paso las ganas de volver.
Se miraron a través de las vías de ninguna parte.
Él miró su vestido y pensó “mustia y triste”. Estaba harto de mujeres desvalidas que buscaban en cada hombre un salvador.
Ella miró sus botas de cuero y pensó “chulo y engreído”. Ya no quería hombres que la cuidaran y le dijeran lo que era o no bueno para ella.
Nunca supieron que eran el uno para el otro.

martes, 12 de abril de 2011

CADENA ( me disculpáis porque ayer fue mi cumple, ¿vale?)


Decían de mi madre, que parecía la hermana de sus hijas. Su piel era fina, muy seca y bonita y nunca tuvo acné. Con los años, la piel se le arrugó en muchos pliegues muy finos que le daban aspecto de manzana olvidada en un frutero durante muchos días. Mi hermana tiene la misma piel que mi madre y yo la misma que mi hermana. Tampoco tuvimos acné. Sé lo que me espera.

Manolito


Según nos decía en clase, a él lo trajo al mundo una cigüeña desde París tras ser engendrado a partir de una semillita que alguien depositó un día en la barriguita de otra persona. Con voz misteriosa, aseguraba también que cada vez que se le caía un diente, un ratón se colaba en su habitación y que a finales de cada año, un hombre gordo y barbudo vestido de rojo bajaba por la chimenea de su casa. Además, afirmaba que por las noches, un señor ya viejo deambulaba por su calle portando a sus espaldas un enorme saco mugriento. Bastaba con mirarle la nariz -según decía- para saber que nunca nos había mentido. Después, como de costumbre, desaparecía sin decir a donde iba mientras el resto de compañeros salíamos corriendo hacia la cantina para saborear el primer bocado del día.
Era un tipo raro, este androide.

LUNA.

El cuervo le preguntó a la salguera:
- ¿En qué lugar se esconde la luna cuando es luna nueva?
- En el pozo de la huerta.-Respondió esta.
El pajarraco se acercó al pozo y lo tapó para que nunca mas saliera la luna. Desde ese día esta llora en su cárcel de agua y de ladrillo. ¿De quién fue la culpa de la salguera, del cuervo o del pozo?
Una noche de diciembre, noche de Santa Lucía, la luna encontró en el fondo del agua una llave que abría la tapadera. Esa llave era la compasión. Las prisiones no las crean salgueras, cuervos o pozos, sino lunas que se asustan de lucir. Retorna al cielo de nuevo y sigue tu ciclo. Ilumina huertas, pozos, cuervos y salgueras.

                                                    www.manutecuenta.com

Pena







El escritor había dejado caer su cabeza sobre la destartalada mesa y lucía dormido y babeante. A su lado, un escrito que parecía una carta y junto, una botella de ron vacía. Había bebido del  oscuro envase, del pico nomás, tal vez, para acallar la pena que le corroía el alma. Esa pena tenía un nombre: Ruth

lunes, 11 de abril de 2011

Enajenación

 



Se me fue la pinza.

Ha ido a parar a tu entendedera, donde colgabas los sueños que querías se hicieran realidad.

Te la has llevado lejos y yo sigo buscándola…
 
 
 
 
Su

Mis caras de otro.





















    La primera vez me llevé un susto de muerte y anduve fuera del mundo hasta entender el problema: Cada vez que estornudaba… me cambiaba el rostro. 

     Probé entonces con la acupuntura, el vudú, la meditación trascendental y el exorcismo, pero todo fue en vano, y pronto empecé a verle las ventajas a mi extraña enfermedad. Con el tiempo olvidé cual de todas esas caras había sido la mía, terminé por aceptarlas a todas como la propia y llegué a la conclusión de que mi catálogo venía a ser de unos treinta semblantes diferentes, sin orden, motivo ni secuencia. No había forma de saber qué cara sería la siguiente. Después de un estornudo, un repentino mareo y un vértigo leve, corría a buscar un espejo para saber quién sería las próximas semanas.

     Así, supe lo que es ser feo, atractivo, difícil, inane o irresistible. Tuve cara de menso, de líder, de hombre feliz y de burocracia, y a cada rostro le supe encontrar una vida, una amante, su concurrencia o su soledad. A cada cara le encontré su rutina.

     Aprendí los rudimentos de la falsificación y logré llevar una vida sencilla y ordenada, y si alguna vez sentía hastío o la necesidad de huir, simplemente olía amapolas.
 
     Sólo una vez me enredé en mis rutinas y visité con cara de golfo a la puta que solía frecuentar llevando la cara de tonto.
 
-Ponete la cara que querás, flaco, pero ese cuerpo y esa forma de besar no me los equivoco yo –me dijo ella con un gesto espantadizo y una pregunta en la voz.

     Yo, desarmado, le confesé mi condición cambiante y le hice allí mismo una demostración. A ella le encantó aquella locura, que vio más como un estrafalario don que como un problema de salud, y me invitó a quedarme.

     Desde entonces vivimos juntos como cualquier pareja normal, casi como la gente con cara. Tal vez, incluso, con alguna ventaja. Cuando se cansa de verme… me regala una amapola.
 

Romper el hielo

De mi madre heredé el hábito de la lectura; de mi padre, el de contar cuentos. Todos lo relatado es real, o al menos eso me hizo creer papá.


Después de trabajar durante algún tiempo en aquella estancia, los patrones lo invitaron a la casa grande. Se presentó temprano y con la ropa de domingo, pero no pudo evitar sentirse sapo de otro pozo. Contestó las preguntas amables de la señora con monosílabos tímidos.

Entonces vio la cuna, llena de moños y muñecos rosados, y se acercó. Dormía en ella una criaturita realmente fea. Don Pozatti sonrió, le hizo un par de morisquetas para agraciarse con la patrona y quiso decir algo agradable, adecuado, que cortara ese silencio incómodo que reinaba en el comedor. Entonces preguntó:

- ¿Es varoncito la nena?

Sueño en la telaraña





Tengo telarañas en los ojos, cada vez que los abro veo todo borroso, la realidad atrapada en esa tela pegajosa que lo distorsiona todo. Hasta las esbeltas piernas de Eva me parecen las de una bailarina con tu-tú, difuminada, cuyo baile quiere conquistar mi corazón. Es lo único hermoso de mi enfermedad y también lo más triste. Pues aunque mis ojos medio ciegos me engañan, la fantasía dura poco. Cuando oigo su voz, mis oídos, que ahora están mucho más finos, reconocen ese tono de resignación cansada que me confirma mis temores: que Eva está a mi lado sólo por la compasión que le inspira este hombre inválido y desahuciado.

Puri

domingo, 10 de abril de 2011

Entre paréntesis (nanorrelato experimental)

(Ella) dejó todo fuera para estar sola.

Belén Lorenzo.

EPIFANÍA.

Al huir con el botín del asalto al banco se vió cercado por las fuerzas de la ley en el callejón.
Sonriendo y poseído por un éxtasis de furia dió la cara a sus opositores y metralleta en mano abrió fuego y puso a todos a correr, pero ellos eran tantos que ni cuenta se dió del francotirador que le dió en el estómago
doblándolo de dolor y de agonía.
Murió orgulloso de haber caído como un valiente y redimió su conciencia de todos los años que pasó robando legalmente como banquero.

Dolor


Subo fatigosamente la escalera de piedra, cuando un hombre en jubón, calzas y  arco en mano se me adelanta y llega antes que yo a la almena de la torre. Desde allí, al parecer, reconoce al enemigo que se acerca. Entonces carga y tensa el arco: la certeza puesta en el rival.
—¡Qué ridiculez! ¿Cómo puedo soñar esto? —exclamo al tiempo que él suelta la cuerda. No hay duda de que le he hecho errar el tiro pues, furioso, carga otra vez y me apunta a mí.
Así  fue como desperté con esta terrible punzada en el ojo izquierdo, doctor.


sábado, 9 de abril de 2011

Como si tal cosa

A veces es mejor no tomarse las cosas en serio. Como si realmente el arma que está presionando tu sien no fuera sino un mero artefacto fabricado por la mano del hombre (tu mano) y como tal tenga un tanto por ciento bastante considerable de fallar. Como si el carmín de los labios que te escupen fuera el espejo de tu sangre inminente. Como si la cuerda que te ata las manos a la espalda, tras la silla, no fuera cien por cien natural y, como tal, fuera a deshilacharse de un momento a otro por solidaridad entre cadáveres. Sigamos hablando como si tal cosa, cielo. Al fin y al cabo, no soy más que una estúpida actriz de teatro, tú lo has dicho, y tal vez esto no sea, mi amor, nada más que un ensayo.

Cartografía elemental

Otro resbalón.




Harto de que ella fuese la dueña de todos sus días, tomó una determinación. Se bebió la botella de coñac que había guardado para el nacimiento del hijo que no tuvo nunca, se camufló tras el traje de Papá Noel de su precario trabajo actual y empuñó el hacha a falta de un arma de fuego.
Fue entonces a la casa del lago, a esa casa que había construido con sus propias manos y que ahora ya no era suya. El agua estaba helada desde hacía meses y sólo unos cientos de metros le separaban de ella.
Sonrió, elevó la vista y, antes de darse cuenta, se encontró con la cara pegada el hielo, otra vez, una vez más.
El gato, el que había sido su gato, había saltado a sus pies, le había hecho tropezar y ahora lo miraba por encima del hombro, con la misma sonrisa con que le habría sonreído la bruja.


Por alcance

Capítulo I

"Estaba yo sentado mirando a ambos lados de la calle desde la marquesina que está allá al lado en el momento que un coche incrustado en un autobús tiñó de pánicos grises el rostro de los árboles níveos arrancados de cuajo en la plaza rectangular dentro de la fuente de las palomas oliveras que volaban desorientadas de las ventanas hacia la luz del sol artificial de la lámpara del ajedrezado payaso Nicolaso y de la madre añil agarrando la mano de la muñeca de la niña de las coletas azabache del carricoche cojo de dos ruedas..."


Capítulo II

- Central para Alfa-47
- Adelante Central
- Colisión por alcance en la plaza de la Libertad. Están implicados un coche y un autobús. Sin víctimas. Solicitan presencia de atestados.
- Recibido Central.


Capítulo III

Simplemente necesitamos una descripción de lo ocurrido. Probaremos con un dibujo Sr. Picasso.


viernes, 8 de abril de 2011

Selección natural

“El problema será el alimento de las bestias”, pensaba a menudo Noé mientras construía la nave. Enseguida volvía los ojos al cielo, pronunciaba su frase preferida -“Dios proveerá”- y conseguía así borrar de su mente las ideas negativas. Es de suponer que en el Arca se alojaran muchas más especies de las conocidas hoy y que sobrevivieran solamente las dotadas de mayor astucia; aquellas que, mientras Noé se ocupaba en otros quehaceres, devoraban con disimulo a sus compañeras de viaje. Desde nuestra perspectiva actual parece extraño, sobre todo si observamos el comportamiento de los dulces koalas, por ejemplo, o de las ovejas.

El Blog Oculto del Caboclo.

jueves, 7 de abril de 2011

ALICIA EN UN PAÍS AL QUE LLAMAN MARAVILLAS

Alicia atravesó el cristal. Al otro lado pudo observar, enjaulado, un conejo blanco sujetando un reloj con su pata derecha. Allí estaba también el gato de Cheshire, que como si fuera un mago, despareció de su vista en menos de lo que dura un instante. También pasó ante sus ojos la malvada reina de corazones, exhibiendo su cuerpo desnudo, con, al menos, un par de hombres agazapados bajo el raso. Y el sombrerero loco, mirándola a través del cristal de su sombrerería, con las manos en la sien, y esa boca enorme abierta, como de espanto, ése fue el último ser que vio antes de golpear violentamente su cuerpo contra el suelo, no pudiendo reprimir la sensación de que la próxima fiesta a celebrar, sería la de su nocumpleaños.

El Espejito.

Imagen tomada de Internet

Algún día se enterarían quien era el que movía el espejito y hacía chispear el collar de perlas de la señorita Rosa al tiempo que sus uñas largas y rojas trazaban en la pizarra problemas de matemáticas. En cambio, jamás se descubriría que en él quedaban reflejadas las soluciones, aunque multiplicadas por dos y divididas por cuatro. El espejito no dejó de ser mágico hasta el día en que, dominado por la tentación, se lo cambié a “Bizcocho” por su canica de colores verde azulados; la magia saltó a la canica.

Disculpad por el retraso, se me pasó.

Moderato_Dos_josef




Rosa, la de los vientos

Ella sabrá lo que hace. Vino aquí vendiendo vientos de colores. Dice que los azules traen nostalgia, los rojos, pasión y los amarillos, armonía. Yo le digo que no, que así no saldrá nunca. El doctor ayer volvió a evaluarla y dijo que no progresaba. Le incrementó la dosis. Ahora está en el jardín. La miro de lejos (no quiero que me relacionen con ella). Yo quiero irme y sé que los vientos amarillos no traen armonía, sino discordia. Pero en algo tiene razón: los verdes traen paz. Hoy le compré uno y corre una brisa que acaricia el alma.


miércoles, 6 de abril de 2011

La vida a sorbos


Se amaron durante horas hasta saciarse. Entonces ella sacó el cava reservado para la ocasión, había llegado el momento. Bebieron con ansia la primera botella, descorcharon otra y siguieron bebiendo.

Ella fue la primera en dar muestras de que el final se acercaba. A los pocos minutos sus ojos se cerraron y su rostro comenzó a desdibujarse. Él la abrazó y esperó su turno.

Cuando amaneció ambos yacían inmóviles.

Horas después ella despertó resacosa, él nunca más lo hizo. Hoy ella tiene cuatro ceros más en su cuenta corriente y un cero a la izquierda menos en su vida.

En 99 palabras

A vueltas con la Mitología.

Como  he visto que me tocaba publicar demasiado tarde, recupero un micro y dos nanos relacionados con la mitología clásica.


Delincuente juvenil

En las afueras de mi ciudad hay un barrio que se llama Itaca y allí vive un muchacho, Ulises, que se hace respetar. 
Quizá no sepa nada de cíclopes, quizá no conozca a Circe. Es probable que confunda a Polifermo con Poli y a Penélope con Pe. 
Y seguro que no es una ninfa lo que le hace olvidar.
Eso sí, en cuanto a huir del canto de las Sirenas, al otro Ulises, al de Homero, puede explicarle unas cuantas cosas.

 

El arte y la crítica.

Mientras Orfeo calmaba la tempestad con sus cantos, Jasón, ufano, decía a los demás que desafinaba.

 

Cuestión de fe.

El enorme cíclope fue vencido, al fin, por un pequeño orzuelo.


Hugo Cueto

Inexorable

Fotografía de Denis Cintra


La bailarina danza sobre la red. Avanza en puntas, salta sobre un pie, se inclina y se endereza, sonríe, hace aletear sus brazos, los arquea, eleva una pierna en ángulo, la flexiona, gira y gira. Los elásticos hilos de seda van envolviendo su cuerpo grácil en una imperceptible prisión que la ciñe cada vez más estrechamente. Entre bambalinas, la araña gris del tiempo segrega sus jugos.

Pativanesca

martes, 5 de abril de 2011

Zozobra

Muy lentamente, casi con parsimonia, se fue cerrando el cielo, negro, sobre sus cabezas; mientras el agua sobre la que yacía, más que navegaba, su bajel, permanecía quieta, inmóvil, como un francotirador a la espera de la señal para apretar el gatillo.
Pasaban los minutos, las nubes amenazaban una terrible tormenta, pero no caía una sola gota. Entonces, y aunque no soplaba viento alguno, la quietud produjo esperanza en los tres tripulantes de la nave, pensaron que el cielo podía abrir en cualquier momento sin haber descargado el agua contenida. Pero los minutos seguían andando cada vez a paso más lento, desesperantemente lento, el tiempo de espera se hacía eterno y las nubes parecían estar cada vez más bajas y más oscuras, por la pesada carga que aparentaban soportar, estaban como atiborradas de muerte, amenazantes. Después de lo que pareció ser un largo tiempo de estática espera, tiempo que ninguno contó pero que rodó lento y pesado sobre sus tímidos atisbos de esperanza extinguiéndolos inexorablemente; de repente los tres dejaron de rezar a los dioses para que el sol se hiciera presente; como en una macabra coreografía cayeron de rodillas empujados por el peso de la desolación, miraron hacia arriba, y con las lagrimas incontenidas mojando sus rostros imploraron al firmamento, sólo una cosa, inmediatez en su castigo.

Me pasé por un día de publicación, pero como nadie había publicado desde el 3, espero que pueda pasar.

domingo, 3 de abril de 2011

El bulto

La vieja casa sobre la colina se recorta en el horizonte como sombra sobre luna llena. A uno de sus lados la silueta de un hombre se aproxima con paso lento hasta la entrada. El portón se abre después a golpe de trueno. El salón, bajo araña enorme de velas, danza en un claroscuro que permite al mayordomo, blanco sobre negro, aproximarse con sigilo hasta el desconocido.
- Ya está usted aquí - inclina la cabeza -. Le espera arriba.
La cara del visitante se ilumina dejando sus ojos un brillo que chispea. Tira el gabán y se dirige con paso firme, taconeando el suelo como un metrónomo, para alcanzar las escaleras. Según asciende pasa junto a cuadros al óleo que recuerdan rostros antiguos, también deja atrás un par de acuarelas que dan frío y un bodegón podrido de tanto quedarse quieto.El pasillo hasta el cuarto se extiende entre dos paredes blancas. Un triciclo, un par de risas y un susurro contaminan el paseo hasta la puerta del fondo.La puerta se abre y las bisagras tiritan por el esfuerzo. Delante, bajo la luz de un flexo metálico, algo se mueve. El hombre extrae la pistola de su bolsillo derecho y estira sobre su rostro el pasamontañas oscuro. Gana los metros necesarios para acercarse al bulto vestido con ropa vieja y sitúa el cañón del arma sobre su nuca. El bulto, al percibir el cilindro frío, se gira despegando las manos del teclado con esfuerzo.
-¿Quién eres? - pregunta.
- Sin duda, el peor de tus géneros.


Imperfecta.

"Y sin embargo..." cuando pronunciaba eso ya sabía que las cosas no iban a terminar bien.
"Eres preciosa y sin embargo...", pues nada que muy guapa pero mira a ver si haces una dieta que estas algo fondona.
"Sí, sí... tienes un gusto estupendo no lo niego y sin embargo..."
y sin embargo , la lámpara del salón que yo había elegido se quedó en la tienda y en su lugar colocamos aquella horrorosa del año qué sé yo, que había heredado de su abuela.
"Cariño... qué bien cocinas, y sin embargo..."
soso, todo lo que hacía para él estaba soso.
"Buen trabajo... y sin embargo..."
. Era desquiciante, siempre tenía que haber algo.
Quién iba a decir que con el paso de los años hasta yo acabaría utilizando la expresión.
-"Mi más humilde pésame señora", me decían.
-"Ya, ya... una pena y sin embargo...".


su

sábado, 2 de abril de 2011

CON O SIN CALCETINES


       Resulta difícil de precisar. Me refiero a encontrarse en la cama – sobrio, en compañía y sin calcetines - y pensar en el instante exacto antes de quedarse dormido. En esa fracción infinitesimal en la que se alcanza, desde la vigilia, el sueño. No se me ocurre un método más fiable que repetir una y otra vez ahora, ahora, ahora. Hasta dar, si la fatiga no lo impide, con ese ahora definitivo que confirmaría el tránsito de un estado a otro. Pero me temo que esa percepción sea finalmente inasible, volátil, etérea. Pensándolo bien, sólo intuyo una cosa aún más difícil. Despertar en mitad del sueño – ebrio, solo y con calcetines - y recordar el instante exacto del desvelo.


Agustín Martínez Valderrama

viernes, 1 de abril de 2011

¡Acelera!

-¡Acelera!
Piso a fondo. Vamos muy rápido. No sé la velocidad porque el marcador está roto, pero vamos realmente rápido. Johnny Burnette suena por la radio, subo el volumen. La imagen se congela y debajo de nuestras caras aparece un rótulo: “Fugitivo Lovers”. La acción continúa. Creo que son caballos lo que pasa como un rayo por la ventanilla, tal vez vacas. Hago cálculos. Estaremos en Jackson en un par de horas. Entonces noto que ella me está mirando:
-Te veía tan concentrado que no he dicho nada, pero te acabas de pasar la salida a Burgos.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.