Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

lunes, 25 de abril de 2011

Dioses.


















     De chiquita le enseñaron a rezarle al Dios de sus abuelos. Arrodillada y con miedo, le rezaba igual que se canta una canción aprendida que en realidad no se entiende.

     Luego adoptó con devoción otros Dioses forasteros de nombres exóticos y cabeza de animal. Encendía velas y quemaba inciensos y, entre toses y mareos, recitaba mantras en papiamentos ajenos que tampoco entendió nunca.
 
     Más tarde se inventó su propio dios, más cercano y cotidiano. Ni siquiera le dio un nombre. Se sentaba serena y con sus palabras sencillas le pedía cosas.
 
     Por fin decidió enamorarse de la vida y aceptar el misterio. Se olvidó de todos los dioses. Cada mañana, simplemente, le dedicaba un ratito a dar gracias abriéndose a la vida,… a lo que cada nuevo día le trajera con la marea.
 
     Sólo entonces se encontró realmente a sí misma.

Kum*...

12 comentarios:

Mixha Zizek dijo...

muy interesante el relato, me gustó, besos

Unknown dijo...

Muy recordatorio de que Dios no inventó las religiones sino los hombres.
Por ahí ha de estar Dios construído, por expresarlo de alguna forma , como el generador del gran todo. Y como humanos no abarca la limitación de nuestra mente entender como funciona una entidad que nos rebasa por tanto.
Hoy leí algo de Woody Allen que decía: "Es imposible comprobar la inexistencia de Dios, es cuestión de fé."
Y al final prefiero a éste Dios personal que te da la opción de entenderlo a tu manera, ya que cada quien es tan único.
Te agradezco lo que escribes como teólogo sin licencia que soy.

Kum* dijo...

Dios es una elección. Como todo en la vida. Menos la muerte.

Y si no lo es... debería serlo.

Besos con misterio.

puri.menaya dijo...

enamorarse de la vida, eso es lo importante y encontrarse en ella. Muy bello, Kum.

Rosa dijo...

El ser humano tiene que creer en algo, el pensar que todo esto no tiene sentido, a la mayoría no les vale, quieren creer que despues de la muerte hay recompensa por la vida dura que pasan.
Lo mejor, disfrutar de la vida y pensar que: la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma...
Saludos

Unknown dijo...

Agradecer a la vida es dar gracias al misterio que nos mantiene de este lado trabajando, aprendiendo, disfrutantdo, amando.
Si ese misterio es un Misterio con un plan determinado para la humanidad, seguramente sabrá alabarla.

Un beso enorme, querido amigo

Pedro Alonso Da Silva dijo...

No creo que Dios se encuentre en ningun otro sitio más que dentro de nosotros mismos y estoy convencido de que el agradecimiento a todo lo que es por lo que es, se convierte en la más poderosa de las plegarias.

Gracias, Kum* y un abrazo.

Rocío Romero dijo...

Estoy de acuerdo con Pedro (vaya fiasco de comentario ;-). En serio, es una reflexión excelente sobre lo que somos y lo que de verdad nos sustenta, que desde luego no es lo mismo para todos.
Un abrazo y felicidades por el micro, Kum*

Nel Morán dijo...

Bella reflexión que nos lleva a una vida más sincera y tranquila.

Blogsaludos

Rocío Romero dijo...

Nota: mmm, releyendo he pensado que a lo mejor no se entendía mi comentario... cuando digo fiasco no me refiero al comentario de Pedro -faltaría más- me refiero al mío, si sólo hubiera dicho "estoy de acuerdo con..." Por si acaso, ;-) Más besos

MA dijo...

Uy, vamos a tener que aprender.

Puck dijo...

Te juro por .... que no me canso de leerte y releerte
saludillos

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.