sábado, 30 de julio de 2011
Seducción
miércoles, 27 de julio de 2011
El profesor
lunes, 25 de julio de 2011
Picadura
domingo, 24 de julio de 2011
6 a.m.
PREDICCIÓN FUNESTA
Adivín Serafín
viernes, 22 de julio de 2011
Metejón
Metejón: en lunfardo, enamoramiento.
Naúfrago
domingo, 17 de julio de 2011
¡Ay mamá!
Por obra y gracia del desertor
-Si tu marido partió a combatir y en esta casa no ha entrado más varón desde hace más de un año, al final vas a conseguir que crea en el Espíritu Santo decía la madre a la hija al ver crecer su vientre con el paso de los meses.
-En Él o en el fantasma que veo a veces, cuando me levanto a beber, justo delante de tu puerta. Así que cínchate bien, que no se te note, que aquí nadie cree en los fantasmas y desde hace algún tiempo, tampoco en los milagros.
Un placer participar aquí.
Ojos azules
viernes, 15 de julio de 2011
Preguntas.
miércoles, 13 de julio de 2011
martes, 12 de julio de 2011
Zugunruhe
lunes, 11 de julio de 2011
"Mario y yo" - Rolando Revagliatti
Mario había ido a bailar (a ver bailar) al Club Villa Malcom. Yo concurría siempre con mis amigas. Era avispada —expresión de mi madre—, y con chispa. Y la de más éxito. Bailaba lo que fuera —“la ardilla tropical”—, no sólo cumbias y lento. Prefería a los carilindos, y dentro de estos, a los respingones. Le daba muchísima importancia al pelo de los muchachos. Al corte y a la consistencia. Los lacios me enloquecían. Pero carilindos, respingones y con espectacular cabellera, me aburrían soberanamente después de las primeras salidas. El más rescatable resultó uno al que le decían Larry. Perspicaz, tenía conversación, y estaba embarcado en un trabajito delineado, de mucha paciencia, conmigo. Pero no alcanzó.
Mario, contra una columna, me seguía con la vista, cuando lo descubrí. Evalué. No reunía mis condiciones pero tenía encanto. Una cierta tristeza. Vida interior. Pensaba: debe tener vida interior. Me acerqué a la columna. (A su lado, el urso veterano con orejas y nariz de boxeador que cuidaba “el orden y la moral del establecimiento”.) Encaré a Mario sonriendo: No te vi bailar. Dijo: No sé. Y algo más: Ni boleros. Consideré: Alguien tendría que enseñarte. Y algo más: Me propongo. El sonrió, por fin, y me preguntó: ¿Estás segura?
Pasaron muchas cosas en tantos años. Entre las desagradables están los abortos que me hice. Ya no soy alegre. Estoy al frente de una perfumería en la que participo como habilitada. Ando siempre diez puntos (pilchas y maquillaje) y no realizo casi ninguna tarea doméstica. Volví a estudiar inglés, y practico aerobismo y equitación. Siento un miedo visceral a que mis padres, con los que aún convivo, fallezcan. Y el viernes me caso con Mario. Nos vamos a Ranelagh, donde él heredó un laboratorio de productos químicos para mantenimiento industrial.
FLECHAZO CERTERO.
Dejó atrás su estilo amargoso y confesó en una entrevista que atribuía su nueva inspiración a un régimen estricto de caviar beluga con champagne.
También dijo que habiendo soportado la miseria, se sentía preparado para ignorar la envidia colectiva de sus colegas.
Remató con un filosofazo: "Si nadie es perfecto, porqué habría de serlo yo."
sábado, 9 de julio de 2011
El sonido del agua
El reencuentro
viernes, 8 de julio de 2011
Message in a bottle
Uf, necesité beberla entera para decirte no sé qué que ya ni me acuerdo.
Two
No me busquéis. Las vistas son maravillosas.
Three
Espero que leas esto, por lo menos, desde la otra orilla.
Four
Envía diez botellas como esta si quieres que no se cierre La Vidriesa, S.L.
Five
El hueco interior, es probablemente menor del exterior que rodea a la botella. Luego piensa que si lees este mensaje y lo has sacado de dentro, eres una persona muy afortunada. Mi consejo es que dejes de jugar a la lotería; que te tocara ya sería demasiada suerte.
- Yo conocí a una persona que se bañó dos veces en el mismo agua.
- Alegría y nosotras nos bañábamos en el mismo agua todos los hermanos. Lo imposible es bañarse en el mismo agua dos veces... pero en un río.
- Nada es imposible Pena. Si acaso, poco probable...
bicefalepena
jueves, 7 de julio de 2011
SÓLO TRES PALABRAS
domingo, 3 de julio de 2011
Dos padrenuestros y tres avemarías
Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)
1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.
2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.
3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.
4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.
5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.
6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.
7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.
8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.
9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.
10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.
Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.