Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

miércoles, 27 de febrero de 2013

NI VÍCTIMA NI VICTIMARIO SEAS.

Tenía su blog de víctima.
Ahí narraba como estando inválido una cruel esposa le aplicaba toda suerte de torturas.
A su solicitud sus seguidores le dijeron como matarla.
El problema consistió en que les había mentido todo el tiempo.
La cosa era al revés.

lunes, 25 de febrero de 2013

Intrusos

Los intrusos irrumpen en los sueños sin ser llamados, los extraños están ahí pero no son reconocidos. Ambos merodean en la nublada conciencia de la mañana, fisgoneando entre mis recuerdos, reemplazando imágenes caducas por sus espléndidas figuras; enunciando lo que siempre quise escuchar para acallar lo que nunca debí oír. Sus restos se ocultan en los frunces de mi improvisada cama, que yo me niego a sacudir, para no espantarlos. Doblo mis mantas, pliego los cartones y ruedo por las calles buscando basura. Todavía me pican los intrusos en la cabeza.



jueves, 21 de febrero de 2013

Bienvenida

Con cuidado para que no se les caigan los alfileres que los sujetan, avanzo a través de los recuerdos más antiguos. Sería una auténtica desgracia que se desprendieran y se perdiesen. Algunos son especialmente valiosos. Me estoy acercando al centro. No consigo acordarme cuándo fue la última vez que estuve aquí. Ya ni siquiera sé quienes son la mayoría de estas personas. Ahora que te has mudado a mi cabeza, voy a tener que poner un poco de orden. Voy a tener que tirar algunas cosas. Para hacerte sitio. Para que estés cómoda.
 

martes, 19 de febrero de 2013

Dar la piel


Se movió. Sí. Se movió. Mirá. ¿Qué voy a hacer? dije en un hilo de voz, como si temiera despertarla del  todo. 
De eso ya hace un mes. Agotado por la fiebre, sólo me resta esperar. No falta mucho para que la serpiente tatuada en mi brazo cierre el círculo que dejará a mi cuello ciego de sangre.




                                                                                                                       ficcionario breve

Los cuentos que yo cuento

En el pueblo las cosas son como son y siempre han sido así por la gracia de Dios. Todo el que se va desaparece y de él queda una historia quién sabe si real o no. Casi nadie ha vuelto para demostrar que no lo sea y, quienes lo hicieron, prefirieron no desilusionar a los demás. Como papá. A todos les decía lo que querían oír, pero a mí me contaba la verdad de otros pueblos, ciudades incluso, yo creo que mundos.
Como en los cuentos de mi infancia, un día imaginé baldosas amarillas sobre el camino polvoriento que salía del pueblo. Al poco tiempo se convirtieron en las líneas blancas de la carretera. Las seguí  alumbradas por luces de neón, a la sombra de grandes rascacielos y entre el ruido de los coches. Perseguí sueños, viví aventuras, tropecé y me levanté mil veces antes de encontrar el camino de vuelta a este pueblo donde las cosas son como son pero no son la verdad que yo te cuento ni la que tú vivirás.

Puck

viernes, 15 de febrero de 2013

Tetracordo

Sentado al fondo de la sala movía sus manos formando una escalera de cuatro escalones de diferentes tamaños. A veces eran las dos manos las que subían al unísono, aunque normalmente se sucedían movimientos de una mano a la otra vertiginosamente, como mordiéndose, otras de forma paulatina, semejando una danza oriental. Mi curiosidad iba en aumento. Sospechaba que tenía que ver con un juego relacionado con los rayos de sol que entraban por la ventana y las sensaciones placenteras que le daba cortarlos con sus manos haciendo que se moviera el polvo como bancos de peces…

Decidí grabarlo todo en vídeo para estudiarlo con más detenimiento.

No podía dar crédito a lo que estaba viendo: Movimientos. Pausa. Movimientos. Pausa. Movimientos. Parada más larga. Hasta en catorce ocasiones a lo largo de la mañana repitió la misma estructura que mis conocimientos musicales me hicieron relacionar con una obra con tres movimientos. En un primer movimiento el protagonista era la posición de manos más baja. En torno a ese movimiento inferior iban los adornos a una velocidad impresionante. Mi corazón parecía que se escapaba del pecho en un galope cuántico. En la segunda parte llegaba la calma. Casi todo el movimiento giraba en torno a la posición superior que quise identificar con una nota más grave. Mi corazón se acompasó, se tranquilizó y como llevado por una especie de sortilegio místico encontré la paz. La última parte parecía improvisada y daba la impresión de cambiar en cada ejecución, aún así giraba alrededor de la nota superior igualmente. Descubrí que lo que le daba ese matiz de inestabilidad, era su ritmo aleatorio que curiosamente, yo entendía. 

Me remonté años atrás cuando con mi padre tiraba cantos en una balsa que formaba el río bajo el puente allá en mi pueblo. Se formaban ondas bajo los saltos que hacía la piedra como una rana. Primero iban despacio y poco a poco iban aumentando su velocidad hasta terminar en el fondo del río, dejando el agua en un continuo movimiento circular superpuesto en expansión, renovación y superposición.

Vi a mi padre, era él. Me estaba enviando un salvavidas para que yo me despertara. Por fin pude oír la música que había compuesto para mí y a la que se había dedicado en cuerpo y alma durante los últimos diez años que estuve en coma, sin más armas que mi primer xilófono de cuatro notas y colores que él, me había regalado hace años, y que ahora, tocaba sin descanso a mi lado.
 

LOS SECRETOS DEL AMOR

No pudo trabajar ni la mitad de horas que la noche anterior, pero decidió llegar a casa a la misma hora. Sin hacer ruido, como siempre, se desvistió y se acostó junto a su mujer. La abrazó. Besó la piel perfumada de sus hombros; acarició su nuca, su pelo, escaso todavía, y no le dijo nada de lo que estaba sucediendo en la fábrica. Ella se despertó al sentir el contacto de su cuerpo frío; disfrutó de las porciones de amor de cada beso, cada caricia y abrazándole, optó no ponerle al corriente de los resultados de la última analítica.

jueves, 14 de febrero de 2013

Los últimos de Howland


"Desear la inmortalidad es desear la perpetuación de un gran error." 
Arthur Schopenhauer


Regresa otra vez la muerte disfrazada de ángel y los habitantes de Howland la aguardan, sentados en la quebrada, con sus túnicas blancas y sus collares de nautilo. Los seres que moran esas tierras son enjutos, como maderas carcomidas por la existencia, barbados de tundra, los ojos glaucos y sus cuerpos erosionados por la lluvia y el viento. Esos hombres son sólo memoria, un ovillo deshilachado de recuerdos: sin poder sucumbir y  sin poder engendrar, eternos pero solos. Y en el día de San Matías, porque así está escrito, el ángel negro retorna, señala con su dedo y, tensando su arco, dispara una flecha. Y ese haz de luz marca un único elegido que fallece y vuelve a germinar muerto, pero humano, en la luz que lo fosiliza. En ese relámpago, cuando la vida y la muerte interseccionan en una espera minúscula, los seres de Howland gritan en silencio, con los ojos, con el cuerpo, y lloran odio,  sollozan sangre. Para ellos el tiempo anida vacío como un erial pedregoso y solo queda volver a esperar sedientos, en el desierto de la perennidad, que retorne el querubín de la expiración y los enhebre con su estilete.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Envidia



Jesusa barría la acera con rapidez, ahuyentando las hojas mustias del otoño. Un sonido chirriante se fue aproximando hasta ella. Del viejo automóvil, bajó una escuálida mujer joven. Amenazante, le clavó los ojos. La envidia trasuntaba su mirada.
Sara siempre soñó con ser la preferida del escritor moribundo. Cuando cayó enfermo, hubo que designar a alguien que le acompañase en su última enfermedad. Todas las opiniones familiares recayeron en Jesusa. Nadie pensó en Sara. Ese pesar por lo ajeno, ese deseo de algo que no se posee, había existido desde niñas. Nunca le perdonaría a Jesusa, que cuidara de su abuelo.  

lunes, 11 de febrero de 2013

Los premios Goya-Martínez

Como era costumbre el segundo fin de semana de febrero se entregaron los premios Goya-Martínez. Al padre le dieron, de nuevo, el de mejor director. Los gritos justos y la acción muy comedida. El abuelo se llevo el de producción; la familia tenía de todo gracias a su herencia adornada por el Alzheimer. La madre hizo esta vez triplete. Dirección de producción, vestuario y guión adaptado. Gracias a ella eran la envidia del resto de trabajos en el barrio. La hija mayor se llevó el de efectos especiales y mejor música original. Digamos que la adolescencia había derivado en un seísmo de particularidades. El perro logró el de animación, todo el rato de acá para allá ladrando. El hijo mediano se hizo con el ansiado premio de actor revelación. En su familia siempre le habían estado esperando y, por fin, destacaba en algo. Era horrible en todo menos en eso de jugar al fútbol. Sus padres pensaban que quizá con los años él podría hacer de productor cuando se jubilara el abuelo. La mujer de la limpieza también logró el suyo. El premio a mejor actriz secundaria cayó en sus manos en dura disputa con la niñera. Ésta, la última en llegar, se llevó una pequeña decepción pero fue capaz de poner esa cara de ella se lo merece más cuando se entregaron los premios. No se movió en la silla y apretó muy fuerte al bebé contra su pecho. Sabía que el año siguiente sería el suyo gracias al guión que estaba planeando. La ceremonia le fue útil para estudiar a la familia e iniciar  el trabajo de casting. Sin duda su película iba a necesitar de pequeños cambios en el reparto.



domingo, 10 de febrero de 2013

LA VOZ DE UN LIBRO.

Él era el tipo de lector ávido de aprender todas las técnicas y manuales acerca de como escribir ficción. También había repasado kilómetros de párrafos de autores  tanto famosos como obscuros en el intento de aprenderles algo.
Su hábito de lectura llegaba al vicio. En el baño siempre tenía unos cuantos tomos de novelas, cuentos filosofía y ciencias y que no. La esposa bromeaba cada vez que asistía a hacer del cuerpo; diciendo que utilizaba la literatura como laxante;pues se quedaba horas. En ocasiones parecía que se había ido a vivir al inodoro.
Y es que Gerafasio Bracamontes anhelaba escribir relatos que tuviésen un estilo único y que rompiera con todo cartabón, y así salir del metafórico corral de las reglas y preceptos vigentes, más sin perder alcanzar la pericia y la brillantez.
Un buen día cayó en sus manos un tomo titulado: " EL ICONOCLASTA DE LA GRAMÁTICA Y LA LITERATURA ". Ahí se reflejaban todas sus búsquedas e interrogantes; le sugería ser auténtico y sentarse muchas horas a escribir lo mejor que pudiése, y que no se limitara a la exageración y lo superlativo para ser original, sino que liberase sus deseos más íntimos y sus sueños como un conjuro para hacerlos realidad. A la vez le centraba en la certidumbre de que entre los millones de autores no llegaría a escribir algo nuevo, que en literatura ya estaba todo escrito.Quedaba vigente lo de : Él hombre es el estilo", al igual que en las variantes de toda personalidad humana donde físicamente se pertenece a un biotipo, guapo o feo, gordo o flaco, lo cual aunque uno lo modifique le hace caer en otro grupo de similares. Leyendo ésto se congratuló de ser bien parecido y no tener cara de pescado y se aplicó a seguir los buenos consejos del libro pero a su propia interpretación.
A pocos meses, en el café de un barrio lejano a casa donde solía pasar algunas horas escribiendo en un cuaderno, apareció la esposa hecha una leona tirándole rasguños y cachetadas. Al pedirle calma ella le señaló un párrafo del último libro que el había publicado de título"El último de los grandes románticos", donde al finalizar una erótica escena anuncia en diferente tipografía. Se convoca en éste tomo a mujeres hermosas y poseedoras de buen cuerpo a participar en vivencias como la anterior descrita. Y ahí da la dirección del susodicho café.
Gerafasio gritaba al defenderse: ----Pero es ficción,mujer, solo es ficción.---
Al rato de aplicar lo  mejor de su hábil palabería , ya la había calmado, cuando una joven bellísima se acercó y preguntó ---¿ Es usted Gerafasio?---
El pobre alcanzó a ver que ella traía también el  tomo de su autoría.

CUESTIÓN DE ZANCADAS



Al levantar la vista del libro, le vi, y mil mariposas levantaron el vuelo del estómago a mi boca. No me atreví a abrirla por miedo a que todo se llenase con sus agitados vuelos. Él me miró y de dos zancadas cruzó la distancia que nos separaba me tomó en sus brazos y me estampó un pasional beso. Las mariposas se fueron por su garganta, por fin, quietas.

Rosa M.

miércoles, 6 de febrero de 2013

La magia del fuego


El intenso calor la acosaba. Las llamas empezaban a lamer su cuerpo. Y más allá, entre el humo, aún podía ver las miradas llenas de miedo de aquellos que la habían declarado culpable de brujería, a los que atemorizaban su pelo rojo, su rebeldía y su descaro.
Eligió a una mujer que como todas era pálida, vulgar y transparente, ésa que  movía los labios como si rezase y hacía resbalar sus dedos nerviosos por un rosario desgastado.
La bruja logró que las yemas de sus dedos rozasen los amuletos que aún escondía entre la ropa, comenzó a susurrar extrañas palabras y, para cuando concluyó el conjuro, la mujer de pelo rojo era una más entre las personas del pueblo, tan vulgar y transparente como ellas aunque sus labios permaneciesen sellados y no rezasen. Tuvo  que admitir entonces que, gracias a la belleza hipnotizadora del fuego y a los gritos desgarradores de la desgraciada por la que se había cambiado, el espectáculo no defraudó a nadie.

domingo, 3 de febrero de 2013

COCTELES.

---Para ustedes los chefs preparar un coctel de camarones implica añadirle especies ,salsas y cebollas a los cuerpos inertes del marisco sacrificado en aras de la gastronomía. Pero ése coctel fué elaborado por nuestra especie basado en un sublime acto de amor.--- dijo el camarón.

viernes, 1 de febrero de 2013

Enemigos


Atraviesan una espada en su vientre, el herido se arrastra, lo miran reptar.
Uno de ellos se impacienta, alza el arma.
—Todavía no —protestan los otros—, que sufra un rato más nos debe demasiadas.
El tiro es certero y la  muerte instantánea.
Quien disparó hace bromas procaces y  ríe histéricamente. Sus carcajadas se pierden    bajo el ruido escandaloso que provocan los otros victimarios que ahora luchan entre sí, todos creen tener preeminencia para hurgar dentro del cadáver.
Muerto el hombre lobo, no es de extrañar que se maten entre ellos por una bala de plata.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.