Pocos pueden atestiguar sobre lo que
realmente ocurrió, hace ya muchos años, en el viejo cinematógrafo del pueblo.
El antiguo propietario –herido esa noche de un disparo, según dicen, al
intentar apagar el proyector- es ahora tan senil que ya no recuerda ni su
nombre. Del puñado de espectadores que sobrevivieron al tiroteo protegiéndose
detrás de las butacas, solo Milton aún sigue vivo, pero se niega a hablar, (lo
cierto es que nunca superó aquel trauma). Y por último, el que antaño fuera
acomodador del cine –quien al parecer presenció toda la escena escondido detrás
de las cortinas-, continúa con su ridículo alegato de que el responsable de los
disparos fue el protagonista de la película.
Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.
¡Gracias Daniel!
miércoles, 29 de enero de 2014
lunes, 20 de enero de 2014
EL TRAJE DE LA MUERTE.
Constancio visitó al hombre que asistía a potenciales suicidas, por quien de enteró de que recién se había inventado un artefacto denominado "El traje de la muerte". No era muy diferente a un traje para bucear, comunmente conocidos como de hombre rana, aunque en vez de fabricarse con neopreno se utilizaba un derivado de polímero muy absorbente de calor, que a quien lo lleváse puesto una hora le causaba muerte por hipotermia, o sea se moría de frío y se aceleraba lo que implica el decéso y el rigor mortis.
Constancio, irónicamente así se llamaba quien ya no quería vivir por sentirse rechazado en amores con Ludivina, una belleza tal, que traía su corazón y su cerebro en permanente angustia al sentirla tan cerca y a la vez tan lejos.
Ésa noche había un baile de gala en el club social y ella aceptó acompañarle. Constancio anticipó que se repetiría el patrón de rechazo que derivaba de cuanta cita llegaron a tener y decidido a evitar un instante más de sufrimiento urdió un plan macabro para inmolarse en presencia de Ludivina.
Debajo del frac se puso el traje de la muerte, el cual curiosamente le dió un aspecto fornido que atrajo la atención del resto de las damas en el baile. Ludivina notó ésto causándole celos, y para retar a las demás se abrazó a Constancio quien además ésa noche había demostrado una rara serenidad y empezó a verlo bajo una nueva luz. Él pegó su mejilla y se entregó a la sensación de enfriamiento que lo capturaba, y dispuesto a morir en brazos de su amada se dejó llevar por pasos de baile flotaditos de tal sutileza que sentía no tocar el piso. Ella arrebatada por ésta música y la presencia galante que la enamoraba y la guiaba en una especie de trance mágico le pidió que la besara, y al terminar el beso glorioso que los elevó a sentirse entre nubes le dijo que quería irse a casa con él para entregarle lo que siempre había deseado.
Llegado éste momento y sintiendo que se le abrían por fin las puertas del paraíso Constancio recuperó el deseo de vivir, y para lograrlo empezó arrancándose el frac y el traje de la muerte que ya lo congelaba.
Ludivina estupefacta al verlo desnudarse delante de todos salió del encanto y le gritó que era un maldito loco, que por quien la tomaba, que ella no estaba dispuesta a tener sexo en público como si fueran perros y salió despavorida y en llanto desatado.
Constancio terminó de desnudarse y se lo llevó una ambulancia psiquiátrica, dicen que lleva horas riéndose.
Constancio, irónicamente así se llamaba quien ya no quería vivir por sentirse rechazado en amores con Ludivina, una belleza tal, que traía su corazón y su cerebro en permanente angustia al sentirla tan cerca y a la vez tan lejos.
Ésa noche había un baile de gala en el club social y ella aceptó acompañarle. Constancio anticipó que se repetiría el patrón de rechazo que derivaba de cuanta cita llegaron a tener y decidido a evitar un instante más de sufrimiento urdió un plan macabro para inmolarse en presencia de Ludivina.
Debajo del frac se puso el traje de la muerte, el cual curiosamente le dió un aspecto fornido que atrajo la atención del resto de las damas en el baile. Ludivina notó ésto causándole celos, y para retar a las demás se abrazó a Constancio quien además ésa noche había demostrado una rara serenidad y empezó a verlo bajo una nueva luz. Él pegó su mejilla y se entregó a la sensación de enfriamiento que lo capturaba, y dispuesto a morir en brazos de su amada se dejó llevar por pasos de baile flotaditos de tal sutileza que sentía no tocar el piso. Ella arrebatada por ésta música y la presencia galante que la enamoraba y la guiaba en una especie de trance mágico le pidió que la besara, y al terminar el beso glorioso que los elevó a sentirse entre nubes le dijo que quería irse a casa con él para entregarle lo que siempre había deseado.
Llegado éste momento y sintiendo que se le abrían por fin las puertas del paraíso Constancio recuperó el deseo de vivir, y para lograrlo empezó arrancándose el frac y el traje de la muerte que ya lo congelaba.
Ludivina estupefacta al verlo desnudarse delante de todos salió del encanto y le gritó que era un maldito loco, que por quien la tomaba, que ella no estaba dispuesta a tener sexo en público como si fueran perros y salió despavorida y en llanto desatado.
Constancio terminó de desnudarse y se lo llevó una ambulancia psiquiátrica, dicen que lleva horas riéndose.
domingo, 19 de enero de 2014
EDUCACIÓN AVANZADA.
Ernesto Pregalleto demostró tal perseverancia y dedicación en la vida que logró doctorarse en las carreras de ingeniería, arquitectura, leyes y medicina. El poseer tan variados conocimientos hizo que destacara en multiples disciplinas y campos de acción.
Viajó al Japón rompiendo el record náutico en el trayecto San Francisco ---Japón, y llegando ahí se casó con una joven de ése país, éste matrimonio provocó tal furia en la madre de ella, quien era luchadora de Sumo, que procedió a estrangularlo; una vez que se puso morado de la cara y traía los ojos saltones por la presión, Ernesto Pregalleto decidió escribir la palabra FIN a éste relato para así no establecer si murió o no. FIN.
El professor de literatura calificó de inferior el relato presentado por el estudiante y le increpó no cumplir con el cometido que era presentar el logro de los ideales con el mayor realismo. ---Mire joven, ¿Pérez Gallego es su apellido?---
---Sí maestro.---
--- Veo que se proyectó en el cuento deformando su propio nombre a Pregalleto, pero dista mucho de contar con las virtudes que le asigna al héroe tan improbable que aquí dibuja, muy por el contrario usted quiere resolver todo a lo facilón, tal como lo hizo con el final,en el cual elimina lo adverso declarando que todo era imaginario. Está trilladísimo lo de plantear una problemática en la historia y salir del final con que todo era producto de la imaginación o de haberlo soñado. Los blogs literarios muestran millones de casos de tal dinámica. Recuerde que le pedí a toda la clase el esfuerzo de sacar una pieza original y no recurrir a repetir lugares comunes.---
El joven Pérez Gallego reaccionó con furia al fallo que dió su mentor e inició su contra ataque con voz subida de tono y de agresivo filo.
----Dígame,¿Usted cree saberlo todo?---
---No entiendo su pregunta.---
----O sea que el idiota soy yo por ser joven y usted tiene toda la sabiduría contemporánea.---
---Jamás dije que usted fuera idiota, pues de ser así el idiota sería yo por discutir con un idiota. Pero a su afirmación de mi sabiduría, la que tengo me ha costado y no es ilusoria como la de su personaje. No solo soy licenciado en literatura, sino ingeniero en astrofísica, neurocirujano y economista, también estoy doctorado en ciencias políticas y tengo un sin fin de diplomados con los que prefiero no aburrirte.---
--- No le creo, usted dice ésto para burlarse de mi relato.---
----¿Ves como no es creíble? Claro está que no tengo ésos títulos, era para probarte que tu personaje tampoco es digno de crédito. La pieza tenía como regla principal ser creíble.---
Irritado al extremo el joven Pérez Gallego recurrió a la violencia y acomete lanzando un golpe volado de derecha al profesor, no sin antes gritarle.
---Pues si usted sabe tanto a ver como se sale de ésta.---
El docente con tranquilidad pescó la mano y giró su cuerpo llevando a evitar recibir el impulso del golpe y a la vez que le izó en el aire con habilidosa patada al tobillo. Pérez Gallego azotó en el piso dando tremendo costalazo.
----Practica no avisar el golpe, fué fácil derribarte. Como ves sé más que tú. Me caes bien. Te voy a enseñar literatura y artes marciales. Tienes buena pegada.---
Viajó al Japón rompiendo el record náutico en el trayecto San Francisco ---Japón, y llegando ahí se casó con una joven de ése país, éste matrimonio provocó tal furia en la madre de ella, quien era luchadora de Sumo, que procedió a estrangularlo; una vez que se puso morado de la cara y traía los ojos saltones por la presión, Ernesto Pregalleto decidió escribir la palabra FIN a éste relato para así no establecer si murió o no. FIN.
El professor de literatura calificó de inferior el relato presentado por el estudiante y le increpó no cumplir con el cometido que era presentar el logro de los ideales con el mayor realismo. ---Mire joven, ¿Pérez Gallego es su apellido?---
---Sí maestro.---
--- Veo que se proyectó en el cuento deformando su propio nombre a Pregalleto, pero dista mucho de contar con las virtudes que le asigna al héroe tan improbable que aquí dibuja, muy por el contrario usted quiere resolver todo a lo facilón, tal como lo hizo con el final,en el cual elimina lo adverso declarando que todo era imaginario. Está trilladísimo lo de plantear una problemática en la historia y salir del final con que todo era producto de la imaginación o de haberlo soñado. Los blogs literarios muestran millones de casos de tal dinámica. Recuerde que le pedí a toda la clase el esfuerzo de sacar una pieza original y no recurrir a repetir lugares comunes.---
El joven Pérez Gallego reaccionó con furia al fallo que dió su mentor e inició su contra ataque con voz subida de tono y de agresivo filo.
----Dígame,¿Usted cree saberlo todo?---
---No entiendo su pregunta.---
----O sea que el idiota soy yo por ser joven y usted tiene toda la sabiduría contemporánea.---
---Jamás dije que usted fuera idiota, pues de ser así el idiota sería yo por discutir con un idiota. Pero a su afirmación de mi sabiduría, la que tengo me ha costado y no es ilusoria como la de su personaje. No solo soy licenciado en literatura, sino ingeniero en astrofísica, neurocirujano y economista, también estoy doctorado en ciencias políticas y tengo un sin fin de diplomados con los que prefiero no aburrirte.---
--- No le creo, usted dice ésto para burlarse de mi relato.---
----¿Ves como no es creíble? Claro está que no tengo ésos títulos, era para probarte que tu personaje tampoco es digno de crédito. La pieza tenía como regla principal ser creíble.---
Irritado al extremo el joven Pérez Gallego recurrió a la violencia y acomete lanzando un golpe volado de derecha al profesor, no sin antes gritarle.
---Pues si usted sabe tanto a ver como se sale de ésta.---
El docente con tranquilidad pescó la mano y giró su cuerpo llevando a evitar recibir el impulso del golpe y a la vez que le izó en el aire con habilidosa patada al tobillo. Pérez Gallego azotó en el piso dando tremendo costalazo.
----Practica no avisar el golpe, fué fácil derribarte. Como ves sé más que tú. Me caes bien. Te voy a enseñar literatura y artes marciales. Tienes buena pegada.---
lunes, 13 de enero de 2014
Realidad
Puerto Libertad, Misiones, Argentina |
Ella tenía los ojos muy claros y,
su blonda cabellera larga hasta la cintura, la llevaba recogida en la nuca con
un moño rojo impecable. Era la hora del domingo, la que llamaba al paseo por la
plaza del pueblo, sombreada por altos y esbeltos, pinos, cedros, gravileas,
coquitos y
otras especies. Los padres la habían llevado a pasear con su único hermano. A
sus nueve años era toda una señorita. El aire que venía del puerto, sobre
el ancho río de aguas marrones, enviaba un fresco agradable y necesario. No era
verano pero la única heladería del lugar, no daba a basto con los pedidos.
La tierra roja que circundaba
la populosa manzana dejaba su huella en los autos
modernos, alquilados por turistas en una AVIS o
propios, que circulaban hacia la mina de piedras semi-preciosas. Los muchachones de
más de dieciocho años bebían cerveza bien helada y hacían "rancho aparte", lejos de las jovencitas quinceañeras a
quienes, más tarde acosarían. Un ruido
de aceleradas, frenadas y gritos turbó la tarde dominguera.
Era una camioneta NISSAN, blanca,
que rauda se llevó la tierra colorada pegada en sus ruedas, junto con aquella
niña, a la que todavía sus padres continúan esperando. Sólo pueden contentarse
con la fotocopia de su fotografía, pegada en los vidrios de la Delegación
de Prefectura Naval o en los de Gendarmería Nacional.
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Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)
1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.
2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.
3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.
4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.
5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.
6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.
7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.
8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.
9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.
10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.
Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.