Mientras le hablaba con dulces susurros de cariño, con sus manos la cogió suavemente y la posó dentro del hoyo , ya bien abonado, enterrándola con gran maestría y saber hacer, asegurándose de que su base fuese fuerte, para que así su silueta se erigiera hacia arriba, buscando siempre la luz del sol. Así pasó a formar parte de aquel paisaje tan alegre y pronto colorido. Mientras pasaban los días , aquellas manos tan suaves, se encargaron de regarla, sacarle las hojas secas que la afeaban y las malas hierbas que salían en su entorno. Con el transcurso del tiempo, su tronco, ramas y hojas se fueron fortaleciendo. Una mañana, cuando el día la despertó, notó que algo nuevo le había pasado; sintió como una nueva energía salía de su ser; el nacimiento de los primeros capullos que comenzaban a surgir. Por fin, podría hacerle el mejor y más bonito de los regalos a aquella cuidadora que con tanto mimo la había tratado y que con tanta sutiliza la acariciaba mientras susurraba palabras de amor; llenaría su jardín de aquel perfume embriagador que sus flores desprenderían.
Carmela
6 comentarios:
Bien plantadas las flores Carmela.
Desde acá te lo agradecemos las abejas y yo.
Hay que colaborar contra la crisis de las abejas.
(Ver google:Bees and honey.)
Precioso, tierno, bello.
Un beso
Hermoso micro... Agur un saludo.
Carlos de Parra, rica la miel no? :)
Gracias Torcuato, para tierno tú meniño.
Eskerrik asko Montxu.
Gracias por vuestros comentarios.
Carmela, me pareció que ambas se estaban regalando a sí mismas a través del regalo a la otra. Precioso y embriagador
Así es Anita, que mejor que dar y recibir?
Un biquiño.
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