Cuando tienes hambre, hambre de verdad, te acuerdas de mi.
Me imaginas en la cama, como un gran bocadillo.
El colchón y la manta el pan, y yo en medio el fiambre.
Me asombra tu apetito cuando escucho tu boca llenándose de saliva mientras me comes la oreja y yo me dejo comer, sintiendo que voy formando parte de tus jugos.
Y sigues masticandome, mientras mordisco a mordisco vas recorriendo mi cuerpo con apetito insaciable.
Te gusta, me gusta Mientras la música de nuestros gemidos acompaña el festín hasta el momentos que el volumen sube tanto que ensordece nuestros oídos llevándonos al país de Climax, suspendido entre el cielo y la tierra, donde después de una visita sublime, nos dejamos caer formando un bolo, que al tragarlo nos sacia hasta perdernos en el sueño del Deseo Cumplido.
A ti también te gusta mi apetito cuando te imagino... si, como te gusta...
Carmela
2 comentarios:
Que receta tan maravillosa para licuar los sesos y calmar los nervios,y a la vez quedar con una feliz sensación de tingalingolín,después de ejecutar tan buen chacatán.
jajaja.
Lo dices la mar de bien meniño.
Un biquiñoooooooo
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