Por aquel entonces los amigos nos reuníamos en un café los sábados por la noche,y de ahí se organizaban diversos grupos para andar de marcha festejando,o para ir al cine y otros destinos.
Teníamos un simpático amigo en el grupo,de más edad que nosotros,y sobre el cual recaían todos los chistes con referencia a la vejez.Pero todo en buena vena y aceptado con risas.
Un día suelta éste discurso que tenía a todos absortos escuchando---Y tengo planeado para mi vejez,poner a un grupo de chicas hermosas vestidas con minifaldas,a vender los cuadros que me heredó un amigo mío,de los cuales tengo miles,estoy seguro que ésto será un éxito que cubrirá todos los gastos de mi retiro.---
Y un vivales le dice:
---Oiga licenciado,pero si usted tiene éste plan para su vejez,apresúrese pues ésta ya comienza la semana próxima.---
Y vino el carcajadón general,incluyendo a Martínez,quien hasta lloró de risa.
Otro día hubo en que nos estuvo recomendando unas vitaminas francesas,las cuales elogió como la quinta maravilla;y no faltó quien exclamara---Deben ser buenísimas,pues usted ya se vé media hora más joven.---
Y otra risotada.
Pero la más inolvidable fué una mañana de domingo en que llegábamos de una noche de sitios de baile con algunas de nuestras novias,y con ésa voraz hambre que causa la resaca,y ahí.en el café de siempre,uno que nos vé llegar nos pregunta---¿Que no se fué de juerga Martínez con ustedes?
Y alguien contestó.---Si pero no le trajimos porque acaba de fallecer.---
Nueva explosión general de risa.
Pero sin saberlo nadie,éste amigo le había atinado.
1 comentario:
Como para olvidarla, pobre Martínez!
Saludos
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