Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

jueves, 1 de julio de 2010

BAJO EL SOL DE SUDÁFRICA.

Se había pasado el partido entero de lo más tranquilo.Su equipo tenía todo bajo control y la pelota parecía tener querencia a la portería contraria.Así que éste portero ni se había despeinado.Tuvo tiempo de revisar las piernas de la rubia de la minifalda,a la que miraba en cada oportunidad que tenía para voltear.
Atajó un par de bolas fáciles que llegaron,y en cada una giró a verla antes de despejar.
Tenía la impresión de que cada vez que él la miraba ,la falda había subido un poco más.
Luego llegó aquel maldito penalty en contra.En lo que el árbitro organizaba lo del disparo volteó de nuevo y ella le sonrió,y se reacomodó de tal forma que no pudo escapar a su mirada una clara visión del paraíso.
Tomó su posición manoteando suavemente hacia los lados para intimidar al que cobraba el tiro.
Fué un golazo.Calló lo de la rubia de por vida pues le culparían por haberse distraído.
Cosa que no hizo.

5 comentarios:

Anita Dinamita dijo...

Ja ja, esa rubia estaba ahí pagada por el equipo contrario, por lo menos!!!
Como le pase algo así a Casillas nos da algo por aquí!
Saludos!

Maite dijo...

Jejejeje, vaya, vaya con la rubia!!

Anita, si por aquí le pasa algo así a Casillas, le echarán la culpa a la pobre Carbonero, buf.

Un abrazo, Carlos

Tinta Roja dijo...

Habria que ver la casaca de color era.
Seguro de los contrarios.
Un abrazo

Unknown dijo...

Gracias a todos por su visita a éste micro del mundial.Por allá paso a leerles.

Torcuato dijo...

Me gusta como llevas los relatos. Son divertidos de principio a fin.
Un abrazo

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.