La fiesta estaba en su apogeo.
El minotauro era el centro de atención contando una historia muy enredada de la que todos ya habían perdido el hilo.
La esfinge intentaba interrumpir la narración con un ingenioso enigma que ya todos conocían.
Sonriendo y con los brazos cruzados, el centauro hacía un paseíllo y trotaba lentamente rodeando a la concurrencia, esperando el momento de realizar unas suertes ecuestres.
Las harpías volaban traviesas hurtando bocadillos a los invitados que no estaban atentos.
El fauno sátiro seducía a una sirena que cantando intentaba atraer al fauno que quería seducirla.
Medusa impactaba con su nuevo corte de cabello.
Todos se divertían pero él se sentía fuera de lugar.
Se le quedaban mirando como un bicho raro.
Tenía entonces que explicar que no era noche de luna llena y que no, no se transformaba en mitad hombre y mitad lobo.
3 comentarios:
Que fiesta tan mitológica, debe ser insoportable la forma en que se sintió discriminado por éstos pesados.
Cada uno cumpliendo obedientemente su cometido.
Un abrazo Hector, y bienvenido.
¡Pues gracias por la invitación a participar aquí y gracias por la bienvenida! :]
Y entrando un poco nervioso, mitad hombre, mitad palabra, esperando que la luna y las musas nos acompañen en esta fiesta de fantasías hechas palabra. :]
¡mUCHos salUCHos de UCH! :]
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