Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

martes, 21 de septiembre de 2010

Imitador

En las fiestas, aunque tardaba en arrancar, terminaba triunfando. Sus amigos estaban encantados con él por lo bien que escuchaba y lo que se sensibilizaba con lo que le contaban, "oye, es que parece que le pasa a él". Pero lo que se dice sentir, no sentía nada. Línea plana con pitido. Muerte cerebral.
No se lo había comentado a nadie. Era un imitador de sentimientos. Lo había practicado desde que tenía uso de razón, y le había ido bien.
Si alegría, reía con la boca abierta. Si sorpresa, se caía de la silla del susto. A las penas, las lloraba encogiéndose el corazón. Todo era fácil, sabía hacerlo hasta cuando estaba sólo.
Era un auténtico triunfador. A todo el mundo le gustaba tenerlo a su lado.
Hoy ha sido ingresado en un psiquiátrico. Ayer su esposa tuvo su primera hija.

bicefalepena

5 comentarios:

Unknown dijo...

Derivó en llegar al pináculo de la locura, su carencia de sentimientos finalmente causó el estrago en éste contemporáneo ride pagliacci.

Anita Dinamita dijo...

El final se queda abierto ¿por qué enloqueció? mi interpretación es que tanto no sentir se le fue al carajo cuando nació su hija, no pudo con los sentimientos.
Genial!
Abrazos

Maite dijo...

Puede que no supiera cómo interpretar un sentimiento propio, y enloqueciera por ello. Un abrazo.

Miguel dijo...

Yo tampoco acabo de pillarlo del todo.

¿Quizás al nacer su hijo sí tuvo al fin sentimientos y eso le descabaló?

A ver si alguien acaba de pillarlo.

Saludos

bicefalepena dijo...

El actor no supo interpretar su papel y bajó el telón.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.