Ahí estaban todos los sobrinos como buitres rodeando al tío solterón y millonario en su lenta agonía. Cada día que pasaba se veía más pálido y descompuesto, pero no se moría. Y aunque el médico llegó a decir que era cuestión de días ,incluso de horas para que ocurriera el deceso, Don Pancrasio continuaba vivo, aunque en momentos tenía cara de cadaver. Y así pasaron seis semanas más.
Uno de los futuros herederos pensó que no estaría mal acortar su final, e ideó un plan perfecto contratando a Helga, una joven enfermera sueca de belleza escultural y además con antecedentes de ninfómana ,para que a través de brindarle unos últimos placeres, éstos contribuyesen a un infarto cardiaco, muy previsible debido a su diagnóstico médico. Profundo desgaste de las paredes ventriculares con riesgo de estallamiento de las mismas.
Les dejaron sólos el fin de semana y Helga quedó en avisarles si llegase a ocurrir el final de Pancrasio.
El lunes tempranito la enfermera les llamo diciendo que era voluntad de Pancrasio despedirse de ellos para siempre,pues ahora si sentía que todo había llegado a un término.
Al llegar presurosos acompañados del notario, Pancrasio les dió el último adiós, y partió a su nueva morada en una isla del caribe donde acompañado de Helga vivió 20 años más.
Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.
¡Gracias Daniel!
martes, 14 de septiembre de 2010
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Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)
1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.
2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.
3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.
4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.
5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.
6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.
7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.
8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.
9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.
10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.
Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.
6 comentarios:
Con este caso, queda demostrado científicamente que levantar el ánimo, alarga la vida...
Pagaría por ver las caras en la despedida,la de los sobrinos, la de Helga y la del tío...
Muy divertido Carlos
Buenísimo final, el bien siempre triunfa, ja ja
Una ración de optimismo, así me gusta.
Yo creí que don Pancrasio dejaría como única heredera a la bella Helga.
Un abrazo.
Muy bueno. Ja,ja,ja,ja. Me encantan los relatos con finales inesperados (y en este caso, feliz además).
Hip hip hurra para Pancrasio, que los buitres se pongan a trabajar.
Un abrazo Carlos
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