Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

domingo, 28 de noviembre de 2010

Lloriquea

El escritor, delante de un vaso de whisky, helado de frío y sin agua corriente observa indefenso cómo le quitan también la luz.
La televisión, ya muda, deja de escupir sus matices multicolor, la vida en imágenes que nutría la mente yerma del artista sobre blanco.
- No valgo para nada sin la vida que no vivo- lloriquea.
El escritor suelta un bang! de juguete apoyando su índice sobre la frente. El suelo se llena de tinta hasta confluir en un charco negro que visto de lejos, desde la tranquila pausa del que lo sabe todo real, asemeja un pequeño, diminuto, punto y final.

9 comentarios:

puri.menaya dijo...

Me gusta sobre todo el final del cuento, con ese charco de tinta que se conviete en punto final.
En cuanto al escritor protagonista, le diría que ha tenido suerte de que se le apague la tele, pues así irá a buscar la verdadera vida en el mundo y no tendrá que alimentarse de las edulcoradas imágenes que le ofrece la tele.

Unknown dijo...

Muy buen giro final Alberto!
Un gusto leerte.

Unknown dijo...

Todavía no logra asimilar que el tronar de la tele es el inicio de excluirse del influjo de los amputados cerebrales que por ahí deambulan.
El problema con los hechos reales es que aumenta la posibilidad de que nadie te los crea.
La ficción sin embargo tiene el respeto de ser obra creativa.
En lo personal detesto la realidad, más no deja de asombrarme.

Luisa Hurtado González dijo...

¿Por qué no ve que al quedarse sin tele siempre le puede proporcionar imágenes la vida?

Javier Domingo dijo...

muy bueno :)

Juan Vásquez dijo...

Esos dogmas si que han dado lidias; buen texto.

artistalight dijo...

La tragedia de los artistas...Casi nunca podemos mantenernos con nuestro arte. Aún así, seguimos creando, así sea puntos finales :)

Citopensis dijo...

Gracias a todos por los comentarios.

A seguir buscando un punto y seguido...

Unknown dijo...

Estupendoooooooooooo
bicos.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.