Tiene los ojos grandes, claros, con largas pestañas y una mirada hipnotizante.
Desde pequeño supo que ese era su mayor atractivo. Solía quedarse quieto mirando a las amigas de su madre y después, de soslayo, al plato de galletas que ponían sobre la mesita. Nunca tuvo que abrir la boca para pedirlo.
Más de una vez se salvó de un castigo sin mediar palabra. Callado, clavaba los ojos en el suelo y después los alzaba lentamente hacia su madre. Nunca llegó a pedir perdón.
En el colegio siempre ensalzaron su nivel de concentración. Realmente se pasaba el día soñando despierto pero seguía con sus ojos los movimientos del profesor que se sentía observado, atendido e incluso, a veces, intimidado.
Ni que decir tiene que las chicas suspiraban por esa caída de ojos desde el otro lado de la barra, por un guiño cómplice, por esa forma provocativa de mirar de abajo arriba lentamente hasta llegar a los ojos, conseguir que su presa bajase la mirada y con ella entregase las armas.
Hasta ayer.
Iba sentado en el metro y como tantas veces se ha entregado a su pasatiempo preferido. Elige una mujer atractiva. Se sitúa frente a ella y comienza a observarla. Primero con discreción. Disimuladamente. Como si le diera vergüenza. El momento crucial es el cruce de miradas. Mientras aparta los ojos esboza una sonrisa. Premio. O no.
Al percatarse de su presencia ella no ha bajado la cabeza. Se ha quedado mirándole fijamente a los ojos. Solo el frenazo del tren al llegar a la parada ha roto la conexión pero ella ni se ha inmutado. Quizás ni siquiera le mirara a él sino al infinito, pero él no tiene manera de saberlo. Ha buscado de nuevo sus ojos sin éxito. Ella se ha levantado del asiento y se ha dirigido hacia la puerta de salida. Sólo un segundo después él la ha seguido y sus ojos se han perdido entre la multitud.
13 comentarios:
Tiene que ser difícil encajar el golpe de que no respondan a su mirada, después de toda una vida... me gustó hace tiempo y me gusta más hoy, se saborea cada palabra.
Un abrazo Puck
Puck, te felicito, me gustó mucho tu relato, lo lleva a uno por todo el texto, supongo, como la mirada de tu personaje.
Me gustó el relato y te diré que he tenido algunos canes que hacen éso que narras, se te clavan con la mirada y a tí te toca adivinar lo que piden.
Cuando todo el atractivo de uno se basa sólo en una cosa, en algo que además no envejece, pueden pasar cosas como las que has descrito. En cambio los feos tienen que echarle más imaginación, más inventiva, más gracia. Están más acostumbrados a lidiar con el fracaso, son más fuertes.
Toda una vida potenciando sus ojos... Y ahora, ¿qué le queda?.
Espero que, al menos, sacara algo positivo de la situación.
Un saludo.
¡Caramba! Miradas así, matan.
Me ha gustado el relato, mantiene el interés.
Saludos
Anita, gracias por la reincidencia
Juan, gracias por responder a la mirada :-)
Carlos, no lo había pensado pero puede que esa atracción por la mirada sea un instinto animal
Luisa, yo no dije que fuera guapo, solo hablé de sus ojos...
Towanda, no sé yo....
te atrapa desde el principio. Buen trabajo ^^
Atrapante, sutil. Me ha encantado.
Vaya. Me recuerda a una serie televisiva muy antigua, donde el personaje convencía a las personas con un brillo especial que salia de sus ojos.
Pero estes ojos no están acostumbrados a la ignorancia. Mala cosa si no puedes dejar de creerte el centro del mundo.
Bicos Puck, eres genial.
Querida Puck, lo he disfrutado totalmente, no sé que magia tienen los ojos, las miradas :) creo que no pudo resistir que su encanto fallara... escribes de una forma encantadora.
Es un relato muy bueno Puck!
El final abierto cierra perfecto para mis dudas:
- La mujer no lo miraba sino que iba absorta porque iba a suicidarse
- La mujer lo miró y quedó hipnotizada y la atropelló un auto
- La mujer era una asesina y mató al que la miró a los ojos
- La mujer en realidad era ciega y él, cuando lo descubrió, no pudo soportar que ella fuera inmune a sus influjos y la mató.
Mira que me hiciste trabajar hoy eh? Buenísimo!
Saludos!
Javier, gracias
Héctor, me alegro de que te guste
Carmela, ese es el problema, sentirse el centro del mundo
Artistalight, las miradas siempre me han fascinado
Claudia, eres genial!!!! no se me habían ocurido tantos posibles finales jaja
Saludillos con la mirada
Publicar un comentario