Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

sábado, 30 de julio de 2011

Seducción

¿Por qué no me muestras el camino?- indagué seductora.
Levantaste la mano con tu dedo índice en alto, tan ridículo como inesperado, y me señalaste el sur mientras retrocedías dos pasos.
Caminé como autómata, sin voltear, recuerdo que tenía la boca abierta por el asombro, la próxima vez que te encontré fui más directa.
Si aquella vez hubieses aceptado mi insinuación con agrado no estarías ahora amordazado bajo mi cama.

miércoles, 27 de julio de 2011

El profesor

El profesor dice nombres como si escapara en sílabas la tabla numérica. Los niños y niñas, en silencio, alzan la mano a toda velocidad. Saben que no estar es no ir de excursión.
El viaje transcurre entre voces chillonas, un par de vómitos y la cabeza como un bombo del conductor. Una parada para que todos hagan pis y otra parada para que los mayores se tomen un café bien cargado.
Los alumnos, pequeños seres descontrolados, corren por el campo como si alguien les hubiera inyectado vida en las venas. Los árboles son cabañas, las piedras armas y las flores excusa para elegir entre la duda. Orbitan entre vacas, toros, insectos y un par de salientes mal señalizados.
Termina la visita y el autobús regresa puntual. Los niños se dejan llevar por el sueño y caen rendidos sobre el gris de los asientos. Nadie canta y nadie protesta. No hay paradas y el atasco de entrada a la ciudad se convierte en motivo de un par de "cuando llegamos" que no pasan a mayores.
Al llegar el profesor toma la lista y repite los nombres. Los críos ya no corren en alzar la mano y algunos se anticipan al ser ya conocedores del orden alfabético. Entre cierta confusión los asientos se vacían y se despeja de mochilas el maletero.
La calle del colegio queda desierta y el profesor, cansado de tanto niño, se dirige a su coche. Entonces siente que alguien le toca la espalda.
- Falta mi hijo - escucha.
El profesor saca la lista. Tras unos segundos y un gesto de sorpresa responde a la madre.
- Lo siento, según esto ya no estaba esta mañana.
Después da la vuelta mientras suspira.
Está deseando regresar a casa.


lunes, 25 de julio de 2011

Picadura

Me picó una abeja, no es tan doloroso, un pinchazo, una quemazón y ya, en un rato me olvidé, ella no tuvo tanta suerte.
Ni me acordaba al día siguiente, cuando iba en el coche, y sin venir a cuento, tras un adelantamiento peligroso de un imbécil con cristales tintados tuve una erección, el pene totalmente rígido me miraba esperando una señal, solo pude parar en el arcén hasta que aquello pasó.
La segunda vez, y la última, estaba en casa tranquilo, leyendo en el sillón, cuando sonó el timbre. Un hombre vendía unas pinturas de minusválidos, eso decía pero casi me estaba obligando a comprar las láminas y unas hojas perfumadas para poner en el armario, de flores, me dijo, acercándome un plástico con un olor insoportable a perfume barato. El pene estaba erecto y me tiraba hacia el vendedor de estampitas con tanta violencia que no pude pararlo, horrorizado sentí como atravesaba el cuerpo del hombre, sus ojos me miraban sin dar crédito, pero mis ojos, en ese momento, ya no tenían vida.


domingo, 24 de julio de 2011

6 a.m.

-No me fío de los métodos anticonceptivos. ¿Cuál es la probabilidad de que falle un condón?¿Un 3%? Sí, es ridícula pero puede pasar. Y todo eso del anillo vaginal, el DIU, la píldora. No puede ser bueno. Paso de meterme nada ahí dentro y paso de tomar pastillas. Seguro que dentro de diez años demuestran que esas cosas producen cáncer. Imagínate que todo falla. Es una posibilidad entre un millón, pero imagínatelo por un momento. Nueve meses incubando a un ser humano. Bueno, tú no puedes saber cómo es, eres un tío. Se te jode la vida. Pero lo peor es…
-Vale. Guay. Oye, si no quieres darme tú teléfono dímelo y ya está.

PREDICCIÓN FUNESTA

Ilustración: Miguel Jimenénez


Hoy me llamó Alberto para decirme que no saliera esta jornada a trabajar. Gran chaval este Alberto pero dudo que le haga caso. La memoria de mi abuelo, de nuestros abuelos, pesa mucho más que el miedo. Gracias a todo lo que nos han transmitido hemos podido sobrevivir en estos túneles de ruido y humo. Sueño con oír lo que él llamaba el canto de los pájaros, con correr por sus praderas, con ver romper a sus olas, con tantas cosas de las que le escuche contar. En las pantallas de televisión de la calle principal veo la cara de Javier, dicen que murió a manos de la policía cuando estaba atracando una licorería. Era abstemio y las armas le producían terror. Igual que a mi. Sé que hoy vendrán a buscarme. Lo presiento. Llevo varios días haciéndolo. Me encontrarán trabajando. Debo de vaciar mis últimos sprays. Tengo que terminar el muro del túnel. Sólo he logrado empezar a pintar el cielo y un trozo de árbol. Espero que me dejen llegar por lo menos hasta la pradera.


Adivín Serafín

viernes, 22 de julio de 2011

Metejón

El ritual era simple. Iba hasta las vías y ni bien el silbato agitaba el humo de la locomotora, pedaleaba con todas sus fuerzas. Cuando el tren se perdía en la curva, frenaba jadeante y renovaba su esperanza de verla.
Una tarde su perseverancia dio fruto. Adela, sentada en el primer vagón, miró su bicicleta destartalada y se rió altiva. Fue ella la que gritó “¡Lo agarró! ¡Lo agarró!”.
Ahora la ve todos los días. Viene con su madre al hospital. Le trae libros y alguna golosina.


Metejón: en lunfardo, enamoramiento.

Naúfrago

Cuando no pudo más cerró los ojos un segundo. Sólo un segundo. Sin darse cuenta las olas la devolvieron a la playa depositándolo sobre la arena como si nada hubiera pasado.
Era el fin de su segundo intento de abandonar la isla. Esta vez realmente llegó a creer que lo conseguiría. Y otra vez estaba allí. Las mismas palmeras, la misma playa.
Lo había organizado todo para irse sin hacer ruido, sin dejar huella, pero todo había salido mal. Una brazada... tormenta...otra brazada... calambres... otra brazada...
Sentado en la arena, mirando al horizonte azul, se sintió triste, derrotado y solo.
Quizás debió saltar desde el acantilado sin posibilidad de retorno. Quizás la próxima vez. Quizás lo rescate algún barco. Quizás alguien lea el mensaje lanzado al mar en una botella.
Cuando no pude más, cerré los ojos un segundo...”

domingo, 17 de julio de 2011

¡Ay mamá!

¡Ay mamá! Deseabas que estudiara medicina y soy abogado. ¡Ay papá! Deseabas que jugara al fútbol y me decanté por el kárate. ¡Ay! Ambos queríais que me casara con Eva, la vecina de toda la vida y el otro día os presenté a Roberto.

Por obra y gracia del desertor

POR OBRA Y GRACIA DEL DESERTOR

-Si tu marido partió a combatir y en esta casa no ha entrado más varón desde hace más de un año, al final vas a conseguir que crea en el Espíritu Santo decía la madre a la hija al ver crecer su vientre con el paso de los meses.
-En Él o en el fantasma que veo a veces, cuando me levanto a beber, justo delante de tu puerta. Así que cínchate bien, que no se te note, que aquí nadie cree en los fantasmas y desde hace algún tiempo, tampoco en los milagros.


Un placer participar aquí.

Ojos azules

Parecía perplejo, atónito, deslumbrado, cuando nuestras miradas se cruzaron y encontraron en esa tibia tarde de primavera. Valían la pena esos ojos, azules y seductores como pocos, que me recorrían de arriba abajo, dominándome.  No podía  avanzar.  Como momificada, esperaba. Daba la impresión que ninguno de los dos sabría qué hacer cuando la recíproca y envolvente mirada terminase. Ya me había dicho Clara, que era atento, servicial y cariñoso y además, para rematar, complaciente. Sin embargo, inmediatamente recordé que también me dijo, que era un poco testarudo, algo orgulloso y bastante independiente. No me preocuparon las opiniones. El feed-back entre los dos permaneció indemne, en los escasos segundos que duró. Debo haber parecido una tonta enamorada, al punto que,  no fui capaz de escuchar a la empleada que me decía:" Pase, pase por favor señorita, es un Husky siberiano, no le va a hacer nada, es bueno. . ."

viernes, 15 de julio de 2011

Preguntas.


























-Disculpe, ¿Puedo hacerle una pregunta?
-Obviamente sí. Ya lo está usted haciendo.
-¡Oh!…, sí, sí, claro, usted perdone. ¡Ejem!, Entonces… ¿cómo se gana usted la vida?
-¿Ganarme la vida?... no sé a qué se refiere. La vida me la gané cuando me nacieron sin preguntarme.
-Hmmm... Creo que no me ha entendido, déjeme preguntárselo de otra manera. ¿A qué se dedica?
-A vivir.
-Ah, ya, claro, pero… ¿Qué hace, es decir, en qué invierte su tiempo?
-No le entiendo. El tiempo no se invierte, caballero. Siempre es hacia adelante.
-¿Qué?... ah, bueno, sí… quiero decir, ¿Qué hace para,… en fin, qué hace?
-Dejo que la vida viva a través de mí. 
-….Oiga, no responde usted a mis preguntas.
-Tal vez no haga usted las preguntas adecuadas.
-¿Ah, no?
-En realidad, ni siquiera parece usted tener sus propias respuestas. Así no encontrará nunca las preguntas.
-¡Es usted un impertinente!
-…Gracias, caballero. Ahorita, si me permite, tengo que seguir atardeciendo con el día.
 

miércoles, 13 de julio de 2011

Al despertar contemplé el sol rojo-fucsia, con su perfección redonda presidiendo el translucido cielo neblinoso. Me acordé de aquella frase en mi libro de lengua: "El sol, capitán redondo, monta en su globo a los pájaros". Sólo me faltaban los pájaros. Pensé que también faltaban la pizarra, los pupitres verdes, la señorita Milagros, los bollos de mi madre con jamón york, los secretos de Yolanda, la fila del churro-va, Chito limpiándose los zapatos con un papel después del recreo... Pero no, todos estaban ahí, bajando del globo rojo en una ordenada fila, mientras cantábamos a coro la tabla del nueve.

Puri Menaya

martes, 12 de julio de 2011

Zugunruhe

Un pinchazo en el estómago era señal de que llegaba la hora de buscar nuevos caminos. Realmente nunca se preguntó si huía, necesitaba una libertad perdida o buscaba su lugar en el mundo, sólo sabía que cuando aparecía, sus pensamientos ya no estaban en su cuerpo, y a éste no le quedaba más remedio que volar tras ellos.

lunes, 11 de julio de 2011

"Mario y yo" - Rolando Revagliatti

Mario había ido a bailar (a ver bailar) al Club Villa Malcom. Yo concurría siempre con mis amigas. Era avispada —expresión de mi madre—, y con chispa. Y la de más éxito. Bailaba lo que fuera —“la ardilla tropical”—, no sólo cumbias y lento. Prefería a los carilindos, y dentro de estos, a los respingones. Le daba muchísima importancia al pelo de los muchachos. Al corte y a la consistencia. Los lacios me enloquecían. Pero carilindos, respingones y con espectacular cabellera, me aburrían soberanamente después de las primeras salidas. El más rescatable resultó uno al que le decían Larry. Perspicaz, tenía conversación, y estaba embarcado en un trabajito delineado, de mucha paciencia, conmigo. Pero no alcanzó.

Mario, contra una columna, me seguía con la vista, cuando lo descubrí. Evalué. No reunía mis condiciones pero tenía encanto. Una cierta tristeza. Vida interior. Pensaba: debe tener vida interior. Me acerqué a la columna. (A su lado, el urso veterano con orejas y nariz de boxeador que cuidaba “el orden y la moral del establecimiento”.) Encaré a Mario sonriendo: No te vi bailar. Dijo: No sé. Y algo más: Ni boleros. Consideré: Alguien tendría que enseñarte. Y algo más: Me propongo. El sonrió, por fin, y me preguntó: ¿Estás segura?

Pasaron muchas cosas en tantos años. Entre las desagradables están los abortos que me hice. Ya no soy alegre. Estoy al frente de una perfumería en la que participo como habilitada. Ando siempre diez puntos (pilchas y maquillaje) y no realizo casi ninguna tarea doméstica. Volví a estudiar inglés, y practico aerobismo y equitación. Siento un miedo visceral a que mis padres, con los que aún convivo, fallezcan. Y el viernes me caso con Mario. Nos vamos a Ranelagh, donde él heredó un laboratorio de productos químicos para mantenimiento industrial.

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FLECHAZO CERTERO.

Acertó cupido en unir el amor del joven poeta sin dinero con el billete de la rica heredera. A pesar de que las malas lenguas decían que era por interés, él alcanzó el éxito con las millonarias ventas de "Poemas desde mi Ferrari".
Dejó atrás su estilo amargoso y confesó en una entrevista que atribuía su nueva inspiración a un régimen estricto de caviar beluga con champagne.
También dijo que habiendo soportado la miseria, se sentía preparado para ignorar la envidia colectiva de sus colegas.
Remató con un filosofazo: "Si nadie es perfecto, porqué habría de serlo yo."

sábado, 9 de julio de 2011

El sonido del agua

Traes a mis pies la arena de los desiertos y es como si acumularas ante mí el tiempo que he perdido entre tus labios. Toda semilla es yerma en esta orilla de silencios sin cauce. Desesperado, desordeno las notas del pasaje: traes a los desiertos la arena de mis pies y es como si acumularas antes de tiempo un cauce de semillas para estos labios míos tan perdidos. Desordenado, espero el pasaje en que notas que no cabe un silencio en esta orilla y te sientas al fin a verme marchar dibujando con mis huellas el sonido del agua.

El reencuentro

       Para no desconocerla diré a mis ojos que busquen, bajo el peso de los años, los juegos y risas que llenaron nuestra infancia; si no es suficiente, les diré que sigan el rastro de pecas y de pelo rojo e indomable. Y aún así, si no nos encontramos, susurraré nuestra contraseña, nuestra palabra mágica, y sabré que es ella, cuando ponga un gesto de enfado por desvelarla y un segundo después, sólo uno, me reconozca, como lo que fui y nunca dejé de ser, su mejor amiga resurgiendo del pasado dispuesta a quedarse.


(microrrelato ganador en la novena quincena del año 2011 del Concurso ImaginArte Minificciones en Cadena)

Luisa Hurtado González

viernes, 8 de julio de 2011

Message in a bottle

One
Uf, necesité beberla entera para decirte no sé qué que ya ni me acuerdo.

Two
No me busquéis. Las vistas son maravillosas.

Three
Espero que leas esto, por lo menos, desde la otra orilla.

Four
Envía diez botellas como esta si quieres que no se cierre La Vidriesa, S.L.

Five
El hueco interior, es probablemente menor del exterior que rodea a la botella. Luego piensa que si lees este mensaje y lo has sacado de dentro, eres una persona muy afortunada. Mi consejo es que dejes de jugar a la lotería; que te tocara ya sería demasiada suerte.





- Yo conocí a una persona que se bañó dos veces en el mismo agua.
- Alegría y nosotras nos bañábamos en el mismo agua todos los hermanos. Lo imposible es bañarse en el mismo agua dos veces... pero en un río. 
- Nada es imposible Pena. Si acaso, poco probable...



bicefalepena

jueves, 7 de julio de 2011

SÓLO TRES PALABRAS

Nunca se acostumbraba a la dulce voz del sistema de IA, que todas las mañanas le despertaba como una sirviente esposa: con sus piezas preferidas de Jazz, Blues, Clásica... aceptó el café, eufemísticamente llamado así, a un polvo hidrosoluble creado por la genética, modificando las plantas autóctonas del planeta. Dejó que la cama se limpiara y recogiera por sí misma.

Bostezó y se acercó a la enorme cristalera, para contemplar como detrás de la enorme luna que en el horizonte se iba escondiendo, aparecía un tenue sol rojo, que no le quedarían pocos años, para que muriera estallando en energía pura, dejando tras de sí sólo la palidez de una enana blanca.

Mientras contemplaba como las estrellas desaparecían del un cielo cada vez más iluminado, pensó en lo que una vez fue el planeta, desértico, sin apenas vida. Hasta que por aquel entonces unos locos, decidieron que podían cambiar su rostro. Lo que una vez eran territorios de enormes cuencas secas, extensiones de arena caliente, y lechos de ríos agrietados como la cara de un anciano; se convirtió en edénicos paisajes de colores inimaginables: cielos verdes, arenas violetas y mares rojos, eran el nuevo aspecto vivo y palpitante, que intentaron con ello, recrear lo que una vez fue la única casa del ser humano: La Tierra.

Y allí sólo con sus pensamientos...
... tres palabras...
ES EL FINAL...

domingo, 3 de julio de 2011

Dos padrenuestros y tres avemarías

Una sospecha cruzó su mente. Fue justo cuando aquel pájaro se posó encima de la figura del Cristo suplicante y cubierto de harapos. Era una paloma de un blanco níveo, puro… Inocente. Como el chico que acababa de enviar a prisión. El fallo lo tuvo claro nada más verle. Con esa pinta, esos agujeros por toda la cara, esos tatuajes en los hombros, ese pelo y esos pantalones rajados. Parecía que venía de otro planeta. Dónde estaban aquellos jóvenes de antes, con respeto por la normas, por las apariencias. Las pruebas resultaron exculparle pero él no se dejó engañar: su aspecto lo delataba. Estaba seguro hasta hoy… Para quitarse de encima la molesta duda ese día cantó la saeta más sentida de toda la procesión. 

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.