Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

lunes, 28 de febrero de 2011

REENCARNACIÓN

Cuando yo era niño, mi padre era Dios. Durante la adolescencia, un demonio. En la madurez, una persona con defectos y manías que no quería heredar. Hace años que murió y noto cómo él crece dentro de mí por ese dedo meñique que se me atrofió, por la incipiente calvicie y porque me sorprendo echando migas de pan en el café del desayuno. Siento que pronto tendrá el control absoluto.

Recibiendo

 


Hoy no hay palabras que decir... toca escuchar.
Su

Inercias.



















     Terminó de escribir un nuevo poema, sacándole, como siempre, verdades a las palabras. Era un poema perfecto. Posó dulcemente su pluma sobre la mesa e hizo así con los hombros para soltar la espalda. Entrelazó luego sus dedos y fue doblándolos despacio hasta sacarles mentiras. Después, con la misma parsimonia, arrugó el papel preñado de su poesía y lo arrojó por encima del hombro. Sabía que era inútil seguir escribiendo, pero no terminaba de hacerse a su nueva condición. La muerte se parecía demasiado a la vida.



A Mario Benedetti. Gracias, maestro.




No tengas miedo


- No hay que tener miedo porque el miedo genera más miedo y cada vez más miedo y más miedo…
Su madre le miró con los ojos arrasados en lágrimas. Él la abrazó y sintió la fragilidad de su pequeño cuerpo mientras le decía:
- No te preocupes, yo acabaré con él.
- No, tú no puedes enfrentarte a él – sollozó la madre temblando en sus brazos.
- Es cierto, solo tú puedes hacerlo– le contestó -. Dame la mano y abandónalo de una vez.


Ella se aferró a su mano y rozó por unos instantes la libertad.


Puri

(Espero que no os enfadéis porque hoy pongo dos cuentos, este es cortito...)

Poniendo un poco de orden


Me crucé con él antes de entrar en la oficina. Llevaba un sombrero vaquero negro, una cazadora bien plantada, vaqueros pitillo ajustados y las botas camperas que pisaban con decisión. Automáticamente, me volví a buscar su caballo. Pero no, no había un sólo caballo, sino un dos caballos amarillo limón. Bonita caravana para un vaquero. Un cigarrillo prendido en su boca estiraba una mueca amarga hacia la comisura de los labios. Busqué a su chica que le esperaría en el saloon. Pero en la cafetería nadie pedía whisky a esas horas de la mañana y las mujeres no sabían bailar el can-can. Tuve la sensación de que todo estaba fuera de lugar aquella mañana, no había calle polvorienta sino asfalto negro y sin vida, ni abrevaderos sino contenedores verdes de basura y las casas no eran de madera sino de ladrillo anaranjado, las mujeres no llevaban faldas hasta los pies ni sombreros de flores, sino minifaldas... Hasta yo mismo me sentí fuera de lugar, con mis gafas de sol y el maletín en la mano. Subí a la oficina y empecé a escribir un relato. Del oeste. Ahora todo está en su sitio.
Puri

domingo, 27 de febrero de 2011

Chance


Aparentemente estás jugado. Listo. Pero tal vez haya una posibilidad y lo vas a intentar.
Mirás al tipo en el piso: tiene un agujero en la cabeza. ¿Lo fusilaste o se suicidó? Los canas vociferan desde los techos.
“¡Vengan ustedes!,” gritás.
Y te reís. Estás loquito. ¡No sabés por qué! Quizá porque tomaste mucha merca, quizá por el arma en la mano. ¡Qué bien calza! Sentís seguridad (siempre te gustó la sensación). Ajustás los dedos a la culata, al gatillo: está liviana.
“¡La puta madre! ¿A quién le sacudí nueve veces? ¿A la yuta? ¿Qué carajo pasó?”
Entonces parece que se te revienta el pecho, que te morís…, justo cuando el milico tira de los pelos y otra vez saca tu cabeza del tacho. El aire se pelea con el agua que ya tenés adentro. Si tan sólo pudieras recordar qué mierda hiciste…

Mónica Ortelli


La verdad en el espejo


¿Quien es? ¿Qué estoy haciendo aquí??


Se preguntaba mientras contemplaba su imagen en el espejo.....

Viaje (nanorrelato)

Cambió su vida por otra.
La antigua esperó pacientemente.
 

sábado, 26 de febrero de 2011

El sofá

Cuando entró en la casa, sus ojos se posaron en él. Durante meses había sido el primer sitio al que miraba  intentando saber como estaba su mujer antes incluso de que ella lo descubriera en la puerta, mirándola, y lo mintiese.
Ahora que ella no estaba, no sabía si odiar aquel mueble o agradecerle los servicios prestados. Por su culpa su mujer había abandonado la cama dejándolo solo; pero, gracias a él, aún estando gravemente enferma, ella había seguido estando en el centro de la casa y de la vida.
Ahora estaban solos, frente a frente, aquel mueble y él. El sofá con el olor de su mujer y la forma de su cuerpo aún impresa; él, lleno de imborrables recuerdos.
Se sentó y tuvo que darle la razón a ella. Sí, el dolor se apaciguaba cuando uno se sentaba en aquel mueble.

Luisa Hurtado González

Amor pasado

Te fuiste hace unos meses.
Era verano.
Pusiste mucho cuidado en no olvidarte nada; revisaste varias veces los cajones, el botiquín del baño, la alacena. No quedó ni tu ropa, ni tus zapatos, ni tus libros, ni siquiera tu olor.
Después de algunos días y sin que lo buscara lo encontré en un rincón del dormitorio acurrucado: habías dejado tu amor abandonado.
Para serte sincera me conmovió el pobrecito. Lo alimenté con un par de recuerdos que tenía almacenados y lo dejé dormir en el hueco que dejaste en la almohada. Algunas noches me hacía compañía mientras escuchabamos tu música favorita.
Un par de veces pensé en llamarte para que vinieras a buscarlo.
En serio ... lo lamento, creeme.
Pero llegaste tarde.
Se murió de frío cuando llegó el invierno.

viernes, 25 de febrero de 2011

París siempre es una fiesta

De Memorias de días extraños,
de Jean-Cristophe de La Villebaune,
gentilhombre.

Sus miradas se habían cruzado innumerables veces, aunque siempre con idéntico resultado. En los jardines, en la sala de música, entre las bestias que aguardaban en las caballerizas el tiempo del galope libre, la indiferencia azul de la hermosa mujer hería con crueldad el corazón palpitante del muchacho. Tal sufrimiento silencioso encontró su final una nubosa mañana de febrero. Entre el gentío arremolinado en la Plaza de la Revolución -hoy de la Concordia-, el oído atento podía aislar del bullicio el silbido de la cuchilla que corta el aire y las esperanzas de una clase condenada al olvido. Allí, entre cuerpos entusiasmados por el delirio sangriento, el mozo de cuadras alcanzó a ver el casi imperceptible guiño pícaro que le dirigió su bien amada marquesa antes de que la cabeza aterrizase en el cesto. El amor, potencia cósmica que no entiende de clases sociales, había encontrado una vez más el camino que comunica dos almas condenadas a encontrarse.

jueves, 24 de febrero de 2011

ASFIXIA

Se encontró boqueando, buscando una gota de oxígeno en esa atmósfera irrespirable. Los ojos, fuera de sus órbitas por la ausencia de aire, o quizás por la condensación del miedo, clamaban auxilio. Un hilo imperceptible desgarraba su garganta, y un dolor agudo en el estómago, como un pinchazo infinito, le rompía las entrañas. Notaba su cuerpo mojado, salado, el anuncio del pánico de quien presiente que todo se acaba o el llanto de quien está desesperado.

Sus piernas golpeaban rítmicamente el mimbre dando saltos inútiles con los que escapar de la ausencia de vida. Un fuerte tirón lo colocó sobre la mesa de acero. De reojo podía ver un estilete y unos guantes sobre la fría superficie. Posiblemente ya estuviera muerto.

Escuchó ruidos y un lenguaje ininteligible. Allí estaban, ellos, observándolo, con las agallas dispuestas a sacarle las tripas.

Maite

Certeza


El martes estuve con Ángel. Paseamos por la Casa de Campo. El paisaje era un poco deprimente, con los patos flotando sobre el lago de aguas turbias. Con las primeras putas que comenzaban a aparecer. Y el frío. Como el que había entre ambos.

No quise hacerle daño. Me lo he repetido tantas veces. Sin embargo, allí paseando entre los árboles desnudos con el viento de Madrid cortándome la cara, me pregunté por primera vez si a quien hice daño fue a mí misma.

Me pregunto si cuando pasen los años seguiremos viéndonos. Probablemente no. Casi puedo verlo perfectamente: casado, con un niño o dos quizás, mientras yo sigo sola. Y tal vez un día nos encontremos. Y hablaremos de cosas banales dejando de lado todas aquellas que de veras queremos preguntarnos. Y después de todo, seguiremos siendo ambos los mismos desconocidos que se cruzaron un momento antes. Volveremos a nuestras casas con un nuevo vacío en el corazón porque nos daremos cuenta de que el otro ha muerto hace muchos años, justo una fría tarde de invierno en Madrid, paseando entre los árboles grises de la Casa de Campo, mirando a las putas madrugadoras que se cruzan en su camino.

Palabras preci(o)sas

miércoles, 23 de febrero de 2011

Pequeñas Bestias V

Galantz

Amor ante todo

El príncipe, deseoso de encontrar el amor, rebuscó por todos los cuentos.
Primero encontró a Rapunzel, pero tras escalar la torre descubrió su obsesión por champúes y suavizantes. Después halló a Bella, pero el trankimazin pudo con sus besos. Cenicienta, Blancanieves… ninguna realmente ansiaba enamorarse.

Cuando se resignó a vivir solo, una rana llamó su atención.
-¿Ranita, estás hechizada?
-Sí.
-¿Y un beso rompería el conjuro?
-Sí, si nos juramos amor eterno.
-Perfecto, sólo busco eso.
Tras besarla un musculoso muchacho, de dulce mirada, le susurró tiernamente:
-¿Hola guapo, algún problema?
Pensativo, el príncipe contestó:
-Ninguno, nadie es perfecto.

En 99 palabras

Ganarse la vida

La lista del paro continúa sumando nombres y mientras tanto las calles de las grandes ciudades, con prisa y sin pausa, siguen recogiendo a nuevos inquilinos que se mezclan con los habituales: estatuas humanas, manteros, cantantes, vendedores de mecheros, llaveros o flores, “perrifláuticos”, faroleros subsaharianos, lisiados de cuento, tullidos de corazón, músicos profesionales y simples aficionadillos, aprendices de poetas, trileros, malabaristas, titiriteros, mimos, pedigüeños profesionales, pintores de brocha fina, caricaturistas, chinos con su "palaguas", magos, repartidores de panfletos, minuteros, los compro-oro,... Todos ellos con un anhelo común, despertar una mañana y ver que al fin la vida les sonríe.

En 99 palabras



De la agenda de un ángel caído

Fallen, fotografía de Braiiins en DeviantArt

Tareas pendientes:

  •  Arrancarme las plumas de las alas, por doloroso que resulte.
  •  Conseguir ropa que reemplace la absurda túnica color pastel.
  •  Encontrar trabajo de trapecista o bombero (me desenvuelvo bien en las alturas).
  •  Ahorrar para que me construyan un sexo (urge decidir cuál).


lunes, 21 de febrero de 2011

Había un dios

Había un dios tan lujurioso que inseminó a una mujer casada.
Había un dios tan goloso que en una fiesta en su honor se atragantaba con corderos sacrificados.
Había un dios tan avaricioso que ordenaba construir en su nombre templos adornados con oro y piedras preciosas.
Había un dios tan perezoso que, sin conocer el cansancio, descansaba un día a la semana.
Había un dios tan iracundo que castigaba a justos por pecadores arrasando ciudades enteras.
Había un dios tan envidioso de los fieles de otros dioses que mandaba declararles la guerra.
Había un dios tan soberbio que presumía de ser el creador de todo el universo.

Había un dios que pecaba como los hombres, pues por estos había sido creado.

La Tormenta

Con las manos en la cintura, miraba sin poder creer.
¡Tanto tiempo de esfuerzo, de soportar a esa gente vaga, de caminar bajo el sol o la lluvia controlando las cosechas!... para que ahora el granizo y el viento destruyeran el ochenta por ciento de su trabajo.
Todas las plantas y frutas destruidas.
Hizo un cálculo mental de cuanto le costaría este bajón económico a su billetera.
Antes de retirarse ordenó a las mujeres que gimoteaban cerca, que primero recogieran los frutos que se salvaran, y luego enterraran al par de campesinos muertos durante la tormenta.



www.elblogdeescarcha.blogspot.com
www.palabrasqueconjuran.blogspot.com

domingo, 20 de febrero de 2011

Boina verde

Tres botes de cerveza con alcohol, las manos temblorosas, un pedazo de queso manchego, los dedos frágiles, un pan de pueblo, horneado en el centro de Madrid, y una boina verde calada hasta las cejas que oscila con el vaivén de unos ojos llorosos de tanto haber visto. Esperando de pie en la cola para pagar, detrás de una señora y delante de un joven de barba recortada que ha comprado vino tinto para una comida imaginaria.
El anciano deja la compra sobre la cinta de goma y sitúa con un golpe seco la barra de metal que separa lo que va a pagar de lo han elegido los que le emparedan con sus cuerpos. Las manos rígidas, limitadas por una artrosis sonora, y los codos desplegándose como pequeñas grúas oxidadas hasta dejar todas las cosas sobre la superficie que comienza a desplazarse. Paga sacando las monedas una a una y no deja que nadie le meta prisa en su búsqueda por el último céntimo. Las bolsas de plástico aparecen como castigo, y termina por abrirlas llevándoselas a la boca, soplando el borde con los labios pegados bañando con una pequeña lluvia de saliva el pelo cardado de la dependienta. Mete el queso, mete el pan y mete dos botes de cerveza. El tercero se le escurre y cae al suelo. No se rompe y el anciano intenta cogerlo antes de que empiece a rodar hasta un lugar inalcanzable para sus paso lentos y sus rodillas de imitación. El pie del joven aparece entonces al rescate y detiene el cilindro con el canto interno de sus zapatos. Se agacha, sonriente, y le devuelve al señor su cebada. Este se le queda mirando, bajo la boina verde, como un marine en la trinchera, y niega con la cabeza. Abandona la tienda dejando la mano joven, las piernas ágiles y el rostro sorprendido mirando su espalda.
- No se beberá esa cerveza - comenta la dependienta mientras cobra la botella de vino. - Ayudarle es la única forma de quitarle las ganas.


Flotando.


Mientras flotaba en el río, miraba aquellas pequeñas cosas que siempre le fascinaron... el revoloteo de las mariposas, los rayos del sol intentando perforar las blancas nubes... le empezaba incluso a gustar su piel arrugada por estar tanto allí metida y el movimiento de su larga melena en el agua le hacía parecer que ésta tenía vida propia, lo que en cierta forma era gracioso... Así pasaba el tiempo, en el agua, siempre flotando, esperando algún día poder dejar de hacerlo, entre tanto... seguiría sin cerrar los ojos contemplando el cielo azul.


FINITUD


Papá solía morirse dos veces al día. Casi siempre por las calles del centro. La multitud se aglutinaba alrededor mientras yo me encargaba de las carteras. Mi hermana pequeña, de los bolsos. Entonces al menos sacábamos para ir tirando. Pero llegó una época en la que tenía que morirse quince o veinte veces diarias a cambio de una billetera vacía o unas ridículas monedas. Luego hubo un tiempo en que todos pasaban de largo. Poco después algunos individuos volvían a detenerse. Lo hacían con disimulo para vaciarle a papá sus bolsillos. Ahora ni siquiera hay gente. Nos limitamos a huir de los perros.

Manuel Merenciano

sábado, 19 de febrero de 2011

Dos deseos...

Tras muchas horas de juego duro, ¡por fin!, había superado las pruebas y salido con vida de ellas. Encendió un pitillo en señal de victoria y se dispuso a cobrar su recompensa. El sudor le empapaba la camisa y el corazón le latía como un endemoniado…

Antes, quiso serenarse para elegir con cuidado, de entre los premios ofertados, aquéllos que deseara con más ansia. ¿Dinero?. No; tenía suficiente para vivir dos vidas holgadamente y seguir siendo considerado un hombre rico. ¿Mujeres, hombres, sexo?, tampoco porque “con un chascar de dedos” disfrutaba de cuanto quisiese. ¿Poder?, también era considerado un hombre poderoso…¡no!... Quería algo más. Quería ser Dios y tener el control del tiempo, aunque fuese por un breve espacio.

Había jugado, apostando su vida en dos ocasiones, y ahora elegiría bien sus galardones.

Se acercó a una dama hermosísima, vestida de negro. La preciosa mujer de cabellos rubios, sería la que habría de concederle sus deseos.
Sin palabras, cuando estuvo frente a ella, se puso en marcha su primer anhelo… viajar al pasado. Retrocedió en el tiempo a un día de su vida pasada, elegido al azar. Veinticuatro horas de reencuentros con situaciones ya vividas. Fue perfecto. Deseo concedido, y aún le quedaba el segundo:
"Avanzar unos años en el calendario a otro día, también elegido de la misma manera. Conocer el futuro; sueño de cualquier hombre y pasar allí las siguientes veinticuatro horas".


Despertó tumbado boca arriba, con las manos formando un aspa sobre su pecho en un habitáculo demasiado estrecho, de madera y raso… “algo olía raro” y nadie estaba cerca para escuchar sus gritos.

A lo lejos, merodeaba una dama hermosa vestida de negro dispuesta a cobrarse su recompensa.

PD: Es lo que tiene cuando se juega a la “ruleta rusa” con desconocidos... La Banca siempre gana. 

CONCURSO DE BARRITOS

Bombay se aleja de sus lluvias monzónicas. Apenas quedan unas ligeras gotas que se deslizan con suma levedad.  Las calles se llenan de gente jaranera. El concurso de barritos llega a su edicción ciento cuarenta y dos. Elefantes de toda la India habían venido a competir. Era el certamen de más renombre en todo el continente. Su prestigio le venía de sus jurados imparciales y su organización ejemplar. Si nada lo evitaba, sería un éxito de público y crítica. Sólo existía un ligero problema, el ganador estaba hospitalizado en su ciudad natal. No se sabe si su premio lo recogerá el presidente de la nación o un santón. En estos momentos están telefoneando al campeón al hospital. En sus manos está. Mowgli decidirá.

viernes, 18 de febrero de 2011

Te veré por la mañana

Desde que tengo turno de noche apenas coincidimos en casa. La quiero, pero los dos sabíamos dónde me metía cuando acepté este trabajo en la estación antártica.

jueves, 17 de febrero de 2011

TE ECHO DE MENOS

Tu mano sigue acariciándome todas las noches. Es lo único que me queda de ti. Lo único que pude sacar de la tumba.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Ley para perros

Estamos esperando en la cola para poder mear en este árbol. Porque este es el árbol oficial donde tienen que mear los perros. Es la ley la que obliga a ello. Si, ya sé, se podría mear en cualquier otro sitio, es de tontos que todos meemos ahí, pero los legisladores estimaron oportuno que todos los canes depositásemos nuestros residuos en este lugar. Tenemos que olvidar el motivo que antes teníamos para orinar, es decir, marcar el territorio. Aquí en esta sociedad libre, democrática y avanzada eso está fuera de lugar. No sé. Algo en mi interior me dice que esto no funciona.

Torcuato González Toval

martes, 15 de febrero de 2011

67556...

Ella posa su mirada sobre mí. Yo le respondo con una sonrisa y no tardo en decirle hola para preguntarle después por su nombre. Ella me contesta y sin dudarlo, me pregunta también por el mío. A continuación, me dice que vive por aquí y que está en el último año de carrera. Yo le digo que trabajo en una multinacional y siguiendo el protocolo, le pregunto si tiene novio. Ella me contesta que no. Ha sido un flechazo, pienso mientras la miro fijamente. Enseguida, convencido, le pido su número. Pero, inoportunamente y para mi desgracia, su semáforo decide cambiar de color.



¿Broma?

Elenita se levantó despacito y se fue en puntillas de pie rumbo a la cocina. Nadie habría de sospechar, menos a tales horas, cuando todo está calmo, en penumbras. Ella quería probar y ganarle la apuesta a sus primas. El miedo la hizo presa cuando escuchó un ruido abajo. Se quedó quietecita en la escalera y esperó nuevamente el silencio. Llegó hasta la alacena, buscó en los estantes y tomó un frasco de dulce de leche, dio media vuelta y regresó a su cama. Prontamente tuvo que ir al baño, el revoltijo que había en su panza era terrible. Los retortijones no la dejaban dormir.
Esa mañana no se levantó. Sus primas le habían jugado una cruel broma. Tampoco lo hizo al día siguiente, ni el otro, ni el otro. Nadie observó la ausencia de un frasco de dulce de leche, que fue bien ocultado, porque la alacena estaba llena de ellos. Finalmente el médico atribuyó a un "virus" la enfermedad que mató a la arriesgada Elenita.

lunes, 14 de febrero de 2011

Todavía aún...






















Le quitó, una a una, las manecillas a su reloj de pared y observó aquella esfera de números, huérfana ya de cualquier sentido o razón de ser, hasta que una certeza vino a posarse en él:

 No hay tiempo. Sólo aconteceres...

Así, desterró de su verbo y de sus planes los antes y los luegos y se instaló en un eterno mientras cotidiano que cambiaba de forma con cada evento, con cada nuevo asunto, hecho, suceso o situación.

Nadie notó el cambio. Sólo él se sabía más pleno, más sereno,… algo así como feliz.

Alguien en la calle le preguntó “¿Tiene hora, por favor?”

-No, ya no –respondió él.
-Pero… ¿sabe qué hora es?
-Es… Ahora –contestó, y se alejó encogiéndose un poco de hombros para esconder la risa.

Pierdo los ojos





Pierdo los ojos entre las páginas de mi libro nocturno, se me caen de sueño y luego me cuesta recuperarlos para ponerlos en sus cuencas, a saber en qué página me asaltó el monstruo del sueño. Ese monstruo que abre la boca en cada bostezo y que nos devora cada noche para devolvernos la vida. Paso las páginas y pienso en cómo voy a encontrar mis ojos, si están en el libro no tengo con qué verlos. Así que dejo el libro abierto en la mesilla y me duermo con la confianza de que durante la noche mis ojos saltarán del libro y volverán a sus cuencas. De lo contrario, ciega para siempre.

Locura de sentidos


Olemos nuestra piel,
acaricias mis gemidos,
escucho tus sabores,
degustamos las miradas,
observas mis aromas,...

 

Su

domingo, 13 de febrero de 2011

La importancia de la risa....




- Risotto a la parmesana
- Rosotto a las finas hierbas
- Risotto con salsa de setas
- Risotto con salsa boloñesa
- Risotto a la carbonara
- Risotto agridulce
- Risotto con berenjenas....


Era su menú semanal casi desde que se casaron.


- ¿No te cansas de comer siempre lo mismo?

No le contestó.... ¿Cómo decirle que aquello era lo más parecido a la risa que existía en su vida desde hacía años?

ELEMENTOS.

Parsifal Somorrostro llegaba a la edad creativa de todo joven y aún no comenzaba a escribir un solo renglón, lo cual a muchos les puede parecer lugar común.
Pero en su caso particular ocurre que Parsifal atravesaba su reencarnación número sesenta y éstaba conciente de que en las cincuenta y nueve anteriores había eludido cumplir su sueño de publicar una gran obra literaria, ni a pesar de llamarse igual que el mítico héroe de todas las virtudes, de contar con una tremenda experiencia de vida aúnada a la paciencia de un domador de pulgas cirqueras.
Para su fortuna en la época que actualmente le tocó vivir existia el Instituto de Biodiseño a donde un joven tenía el acceso a utilizar todos los avances de la ingeniería biológica y prácticamente recrear su propia persona con las mejoras que su mente pudiera decidir, y no quedar condenado a la mera herencia genética familiar. Y como dicen, se sirvió con la cuchara grande.
Se le recompuso su persona con el rostro del joven Erroll Flynn, el físico que tuvo en su apogeo Schwarzenegger, la voz de Elvis, la potencia sexual de Casanova,  la gracia de Cortázar, la imaginación de García Márquez,la valentía del torero José Tomás, el cerebro de Einstein,  la astucia de Maquiavelo y la salud de Jack La Lane.
Al quedar integrada ésta transformación salió sonriente a la calle ,y cantando a toda voz,  rebosante no solo de esperanzas sino de la seguridad de que entraría al mundo de las letras por la puerta grande.
Con lo que no contaba es el hecho de que las mujeres nunca le dejarían el tiempo para lograrlo.
Vaya lección. Le faltó la adversidad.

Libertad condicional (nanorrelato)

La marioneta escapó cortando los hilos.
Avanza arrastrándolos.


Belén Lorenzo

Por las dudas


En varias ocasiones, camino al trabajo, saludé a una viejita achacosa en un jardín del barrio. Coincidí con la dueña de esa casa –una mujer algo afectada- en la cola del súper.
— Vi a su mamá —le dije.
— Qué raro…, si nunca sale de Montevideo —comentó extrañada.
— ¡Ah…perdón! —exclamé, sintiéndome una entrometida—. Como la señora estaba en su jardín…
— No sé —murmuró intrigante— ¿En mi jardín? ¿Y qué hacía?
— Se entretenía con las plantas.
— ¡Con razón aparecen las flores descabezadas! ¡Una pena, mire! Supuse que era un ácaro. Pero, oiga —se llevó una mano al pecho— ¿era muy vieja, la mujer?
— Sí, y flaquita también. A veces está sentada.
— ¿Cómo? ¿La vio más de una vez?
— Sí, sí…
Puso los ojos en blanco y los cerró por segundos.
— Hágame un favor ¿quiere? —un hilito, su voz— La próxima, pregúntele su nombre. Si se llama Cata ¡es ella!
— ¿Quién?
— ¡Mi suegra!
— ¿Por qué no se lo pregunta usted?
— Si la viera, lo haría.
— ¿No la ve?
— Sólo en la foto de la lápida, querida.
Eventualmente, la vieja me sigue saludando. Pero yo no pregunto.

http://nivaranicuchillo.blogspot.com/

sábado, 12 de febrero de 2011

LA SOMBRA


Ella andaba despreocupada con al compra en la mano, no pensaba en nada, como siempre. Sólo andaba, balanceando la bolsa. Al fondo la ciudad extensa, colmada de luces que titilaban como estrellas en la noche, era casi el reflejo del cielo en un estanque tranquilo... Y de repente todo se fue apagando, las estrellas de su ciudad se apagaban como los ojos de una mosca enorme, cerrándose en una extensa oleada de oscuridad. Sintió miedo, tanto que la compra se cayó al suelo, rompiéndose el cristal y partiéndose los huevos con un sonido seco. Corrió, corrió tanto que su pecho parecía explotar, la camisa se empapaba de sudor y las zapatillas bailaban entre las piedras del camino, ni siquiera temía el resbalar y caer, sólo quería huir de la sombra que le perseguía. Por que el terror no se apoderó de ella por la oscuridad que engullía su ciudad, si no por que detrás de sí, sentía al hombre de negro. Una sombra en su camino hizo que se cayera y al volver su cuerpo para verle vio el rojo de las llamas del infierno en su mirada. Contempló la muerte en su sonrisa burlona. Y sólo pudo gritar antes de que aquella sombra la poseyera. Una sombra que muchos conocían con el nombre de Flagg.

Esencia de arco y metal

Todo el auditorio se llenó de aplausos. Se deleitó con el instante. Lo respiró. La ejecución había sido perfecta. Sus hijas agradecían los reconocimientos y las flores con su aroma. Se vio paseando cada tarde con ellas camino del conservatorio. Ensayando y llorando y riendo y vibrando. Como ahora. Tiró de las esquinas y fue recogiendo la escena, plegándola con cuidado para no perder nada. Las butacas, el publico, sus caras emocionadas. Sus sensaciones. Un doblez y otro. Uno más, hasta que cupo en su mano. Apretó el recuerdo y convertido en una pequeña gota, lo dejó caer al fondo de un minúsculo frasquito. Lo tapó con un corcho y lo colocó en la estantería, con el resto de las esencias de los grandes momentos. Donde guarda su perfume; el de ella.
bicefalepena

viernes, 11 de febrero de 2011

La fuente

“¿A dónde vas, Gilgamesh?
La vida que tú buscas nunca la encontrarás.”
Poema de Gilgamesh.

El azar, o quizás una maldición, me arrojó contra la Fuente de la Vida. De ella bebí el agua milagrosa que abría la puerta de la inmortalidad. Pasaron el tiempo y las generaciones. Hombres sucedían a hombres hasta que el Sol se apagó. La humanidad ha desaparecido sin llegar a ser más que un fogonazo en la oscuridad. No hay ya signo de vida sobre esta roca, náufraga en un océano de soledad. Tengo hambre y sed. Hace frío.

jueves, 10 de febrero de 2011

INSOMNIA




Por las paredes de mi cuarto corre un bichito azul. De vez en cuando se para, observa y desaparece tras la piedra ajada.
Mientras, en mi cabeza resuena una triste melodía, extraña, lejana…

El alba se apodera una vez más del rectángulo de mi ventana. Y la indefensa bombilla que cuelga insólita del techo se rinde a la luz tremenda. Una vez más.

“Mañana será otro día” dije anoche, sólo hace unas horas.

Ya es mañana...
Pero no es otro día.

CIRCO

Bañaba al paquidermo absorta en sus pensamientos. A fin de cuentas no se consideraba tan distinta del enorme animal. Los dos estaban, de una u otra forma, cautivos, ambos eran exhibidos impúdicamente y se encontraban fuera de su ambiente. Hacía ya algunos años que Adela tomaba avena, hojas de ortiga y algas para hormonarse. Su número, el de la mujer barbuda, era uno de los más aclamados por el público.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Banquete subterráneo

Puntuales una vez más a la cita, fueron reuniéndose dispuestos a saciar su apetito insaciable. No faltó ni uno sólo de ellos, y es que un banquete como aquel era una invitación demasiado tentadora como para querer desecharla.

Sin necesidad de protocolos, y sin tiempo que perder, cuando vieron que todo estaba a punto, se lanzaron a degustar la comida con gran deleite. No siempre podían disfrutar de delicias como las de aquel día, y aquel cuerpo fibroso, de regusto amargo, fue devorado con ansia caníbal.

Cuando ya sólo quedó la madera, arrastrándose, volvieron satisfechos a sus oscuros agujeros.

En 99 palabras

Maravillas

Music box, de Daywish, en Devianart.

Del cofre de marfil sacó una muchacha del tamaño de mi meñique. Al compás de los cascabeles que ceñían sus tobillos, cimbreaba la cintura y hacía aletear delicadamente sus brazos hasta que el mercader le ordenó  encerrarse de nuevo.  No tuve dinero para comprarla. En este frasco guardo la lágrima que derramó mientras retornaba al cautiverio.

Caridad Cristiana

El propio párroco se sorprende del porcentaje de feligreses que dejan su billetito al indigente sentado junto a la puerta de la iglesia. 
El obispo, congratulado, contempla como las limosnas rebosan el sombrero del hombre. 
El alcalde, ufano, se enorgullece de lo elegantes y limpitos que están los pedigüeños desde que él está en la alcaldía. 
Sólo el barrendero, que limpia, se acerca lo suficiente para comprobar que el mendigo ha fallecido.

Hugo Cueto

Papeles invertidos

Tras una exitosa trilogía, el protagonista decidió rebelarse frente a su creadora. Estaba hastiado de tener sólo sexo con su mujer, y poco, mientras que los villanos se hartaban de seducir capítulo tras capítulo.

El órdago fue claro: o en el próximo libro tenía mayor libertad sexual o se dejaba asesinar a las primeras de cambio.

Un año después se publicó la nueva entrega, pero inexplicablemente el protagonista se suicidaba en las primeras páginas, superado por las nuevas exigencias de la trama.

Si ya era malo lo de la fidelidad, peor era que se dudara de sus inclinaciones sexuales.

En 99 palabras

A Cinco Mil Metros, más o menos…

Todo el mundo sabe que en el océano, a cinco mil metros, no hay nada. Bueno, algo hay... dicen: Detritus y una variedad de lombrices carroñeras. Luego, ¿merece la pena bajar a estudiar semejantes parásitos?
Desde el principio fui reticente, pero a Carlos le interesaban.
— “¡Seguro! Podrán ser útiles para otros fines.” Dijo mirándome esquivo.
Además de ser un océanologo de prestigio, era el director del Proyecto y tenía a su disposición el batiscafo.
Excepto los potentes focos del artefacto la oscuridad era absoluta, y me sentía atrapado en un pozo denso y viscoso.
En un par de horas estuvimos a ras del fondo y comenzamos la búsqueda. No tardamos en descubrirlos; devoraban los restos de un cetáceo.
Utilizando las pinzas Carlos atrapó un espécimen, mediría tres metros. A continuación, manejándolas con habilidad, la ensartó en un anzuelo unido a un sedal de calibre y apagó los focos.
Ascendimos, nos situamos a unos cuatro mil quinientos y aguardamos la... ¡sacudida! Algo poderoso acababa de morder el señuelo.
Tras cerca de una hora de pugna, encendió los focos a toda potencia y lo que presencié me dejó de una pieza. Exhausta y derrotada, una mujer de cabellos rojos y articulados en forma de astas de coral, senos de leche, y ojos níveos como esferas brillantes, era arrastrada hacia las pinzas.
Carlos me miró feliz. Estaba eufórico. Prorrumpió en risotadas. Con los ojos fuera de las órbitas, vociferó.
— ¿¡Qué te parece!? Es hermosa ¿no? Y mirándome con prepotencia, añadió.
— Es una Sirena Abisal. La pondré en la pared del salón, junto a la colección de mariposas exóticas. ¡Quedará estupenda...!

267 Palabras.

Moderato_dos_josef




Amor en metálico

Julia siempre soñó con un amor de los de “para toda la vida”. Pese a lo que fue encontrando siguió buscando con ahínco sabedora de que tarde o temprano aparecería.

A los treinta conoció a David, dependiente en una joyería. Segura de que era el hombre esperado le prometió todo el amor imaginable para conseguir una relación fuerte y duradera. El aceptó encantado y le explicó que gracias a su oficio se había labrado un corazón de oro, sólo para ella, y que forjarían una relación de acero.

Al año de casarse ella se compró un detector de metales.

En 99 palabras

martes, 8 de febrero de 2011

! HIJOPUTA CASTRADO!



!! Hijo de puta castrado!!
Buscó caricias de manos que la mimasen, buscó  brazos que la rodeasen, buscó labios que la besasen.
!! Hijoputa castrado!!
Buscó con la necesidad de olvidar, de no pensar, de no recordar, de sentirse mujer.
!! Hijoputa castrado!!
Buscó un sólo momento de protección, de amparo que la soledad le aliviase, buscó esa piel con piel.
!! Hijoputa castrado!!
Encontró niños deseosos con penes erectos, viejos que la querían como tabla de salvación, hombres que la utilizaron para olvidarse de otras, hombres cobardes, penes flácidos miedosos.
Encontró hombresueños a los que jamás tocaría, hombresmujer que aún no lo aceptaban, encontró manos sudorosas, bocas  babeantes, amos, sumisos,  lascivos, pendencieros, mentirosos, arrogantes, orgullosos.
!! Hijoputa castrado!!
Y con ira huracanada echo mano de su Hijodeputa castrado y se penetró bien dentro rompiendo el silencio de su habitación con gemidollantos mientras de su boca, entre orgasmo y orgasmo seguía gritando.
!! Hijoputa castrado!!


Carmela


PD: Llegué tarde...

lunes, 7 de febrero de 2011

TERESA,TERESA

       Durante meses mantuvieron con vida artificial a su esposa, clonada hacía hoy un año. El clon ya está listo para respirar solo, necesitamos su autorización. ¿Qué está ocurriendo? Necesito pensar con claridad. Dos firmas, dos mujeres, dos vidas, dos muertes. Teresa, Teresa.
              Hace un año, no pude imaginar mi vida sin ti, la terrible llamada que me comunicaba tu accidente, el coma, la desesperación, no hubo indecisión en aquella firma. Pero hoy es difícil, día tras día hablando con tu cuerpo inerte, cuidándolo, moviéndolo, curando sus laceraciones, masajes, caricias. Un año en el que te lo he dejado todo, mi tiempo, mi amor, mis secretos, mis arrepentimientos, mis ilusiones, las andanzas de los niños, mis dificultades, mi día a día. Teresa, Teresa.
             Necesitamos su firma. Teresa, Teresa. ¿Le ocurre algo? Teresa, Teresa. ¡Rápido, está en parada! Teresa. ¿Qué, mi amor?


Prejuicios

En el momento en que lo vi tendido en el suelo con su jersey anudado
sobre los hombros y su polo rosa teñido de escarlata, con una sonrisa
de satisfacción, tomé la decisión de cerrar el caso por falta de pruebas.




Miedo

Me oriné cuando lo vi.
Él, que era tan fuerte, directo, seguro de si mismo. Con las manos dispuestas a ejercer presión cuando hacía falta. Con la sonrisa grandilocuente y mirando siempre de soslayo.
Me oriné cuando lo vi.
Abrió la puerta de la pequeña pieza en la que nos tenía a todas aprisionadas y de donde salíamos sólo para trabajar a altas horas de la noche, con la mano oprimiéndose el pecho, sangrando de manera abundante.
Corrieron todas.
Hasta su asesina.
Yo me quedé, sucia de miedo, sin saber que podría hacer sin él, y con todo un futuro incierto por delante.
De ahora en más... ¿Quién me daría de comer?

domingo, 6 de febrero de 2011

Como un cordero en la pradera

El bebé, como un cordero en la pradera, campa a sus anchas por el salón. Observa a sus padres gritándose cosas que no entiende pero que hacen retumbar sus tímpanos recién estrenados. Gatea por el parqué de un lado a otro, rozando sus bracitos y sus piernitas con las temibles esquinas que infectan el mundo en el que se mueve.
Sus padres no le han visto, de hecho piensan que sigue siendo incapaz de lanzar una mano tras otra sobre el suelo. En su gritar, en su insultar, no han asistido de forma consciente a los primeros indicios de libertad por parte de su sonrosada creación.
El bebé observa, ahora sentado sobre el pañal, como la pareja comienza a lanzarse objetos. Vuela un vaso, vuela una copa y vuela también un cuchillo.
Guiado por el tintineo y esquivando los cristales rotos el niño se arrastra hacia el metal como un imán de carne. Le cuesta hacer pinza para cogerlo del suelo ya que aún no domina la técnica a la perfección. Cuando se lo está llevando a la boca escucha como los gritos se convierten en el par de sílabas que componen su nombre.
El bebé sabe que le están buscando pero es incapaz de ofrecer algo más que una sonrisa muda como respuesta.
Ni siquiera los nuevos gritos, esos que ahora padre y madre sueltan desesperados, sirven para que el bracito se detenga en su afán por acercar el cuchillo.


Rastros.


Ya era demasiado mayor y no salía nada de casa, por lo que decidió aplicar aquél procedimiento que de joven ya había usado; paso, piedra, paso, piedra... siempre dejando rastro por la habitación, por el baño, la cocina... A él no le pasaría lo que a los demás, que se fueron y no supieron volver. Llegado el momento, haría lo que de niño hizo con su hermana en el bosque... regresaría.


EL SENTIDO DE LA BELLEZA



Al menos, para las mujeres, tiene mejor gusto. Siempre nos preocupamos por educarle el sentido de la belleza. De Platón a Schopenhauer, le inculcamos que no hay que mirar para comprender, sino para ver, que no hay que preocuparse por el hecho, sino contemplar la esencia. Pero nuestros esfuerzos resultaban baldíos. El primer animal que trajo a casa fue una boa constrictor. Luego se decantó por aquellos repugnantes escorpiones africanos. ¿Dónde vería el esplendor de la forma, la armonía, el orden? Hoy, al fin, ha empezado a demostrarnos su aprendizaje: la chica que ha enjaulado en el sótano es una rubia despampanante; verdaderamente una delicia para los sentidos.

Manuel Merenciano

sábado, 5 de febrero de 2011

La soledad blanca

La mancha blanca estaba allí, frente a ella, la veía acercándose despacio. Permaneció inmóvil, arropada en el sofá sin atreverse, casi, a respirar. Y así, toda la noche. En la habitación contigua, Manuel, ajeno a todo. Las horas pasando lentas y el miedo y la angustia apoderándose de la anciana… Agarrotada, en una posición poco deseable para su maltrecho cuerpo. Dolor, frío y miedo combinados con los ojos fijos en esa nube, que parecía vigilar cualquiera de sus movimientos.
¿Es que no iba a amanecer nunca? ¿nadie le iba a ayudar?... Manuel, Manuel…! Ni siquiera él…

El reloj parecía haberse parado. No así el miedo, y esa soledad que le aprisionaba el cuello...



Un ruido en la cerradura de la puerta le hizo salir del sopor en que había caído en los últimos minutos, o tal vez horas, derrotada y vencida por el sueño.

-Hey, vieja!… ¡vieja!.. vengo con Fidel… ¿dónde se habrá metido?... ¿dónde estás?...
-Parece que la vieja ha “espichao” ja ja ja…
-¡Aquí, en el salón! –con un hilo de voz, la anciana se hizo sentir- ¡Aquí… aquí!.
-¡Joder! ¿qué haces ahí?... y ¿este olor?..
-¡Calla, hija, calla!... no hagas ruido… ¿no la ves?
-¿Qué tendría que ver?... pero ¿qué pasa, mamá?..
-Ahí encima… la nube… me vigila desde hace días, me quiere lastimar…
-¿Esto?, ¿esta es la nube que te persigue y te amenaza?...¡Joder!, esto es polvo, solo polvo, míralo P-O-L-V-O. ¿Te tomas tus pastillas?... ¿cuántos días llevas así?... ¡vaya olor!. Abre para ventilar…
-¡Increíble!, tu madre se lo ha vuelto a hacer todo encima… ¡asco de vieja!. La deberíamos de encerrar de una vez y tirar la llave…

En la habitación contigua, Manuel seguía ajeno a todo… en su pecera.



Publicado por Towanda

Noticias extrasolares

Científicos de la NASA investigan los extraños sucesos ocurridos en uno de los exoplanetas recientemente descubiertos por el satélite espacial Kepler, concretamente en el llamado KP7-833 AZUL.
En la grabación de vídeo, realizada en el exoplaneta el sábado a las 17.35 horas (en horario extrasolar), el pequeño KP7-833 AZUL se iluminó extraordinariamente tres veces seguidas al grito de goooooooool.


AVANCES

Nunca pensé que fuera a decir esto, pero la vida cambia que es una barbaridad. Los avances se quedan anticuados por los que llaman de nueva generación. Los de nueva generación por los de última onda. El caso es que de un día para otro, lo que has comprado se queda anticuado.



Ayer mismo, dentro de la inopia donde estoy metido, han lanzado lo más moderno en teléfonos: Compartimáx GLH. Me entero. Lo compro y lo pruebo. Me pongo todo nervioso pensando lo que puedo hacer con él, así que decido dejarlo para hoy. Lo enciendo. No funciona. Lo intento de nuevo. Me da aviso que el celular es ya de otra persona. No puede ser. Voy a la tienda. Hay una cola enorme. Espero paciente. Me dice la operaria que mi teléfono ha sido abducido. Lo más chic en móviles da la posibilidad de hacerte con el celular de tu enemigo más próximo. ¡El bandido de mi perro, con eso de lanzar aparatitos para animales, se ha comprado el móvil con mi Visa oro!

Adivín Serafín

NANINONINONA...


      
       Beatriz Archua, camarera y entusiasta del celuloide, tenía dos principios inquebrantables. No liarse con vates, merced al cual mantenía a raya su impoluto y casto honor, y el uso del corsé dentro del café. Así, cuando algún rapsoda trasnochado y maloliente le miraba los pechos, ella solía despacharlo con una cita prestada de sus heroínas cinematográficas. Esta actitud firme, incompatible con las cosas del querer y señalamiento inequívoco de un resfrío de amor mal curado, pareció desvanecerse un hermoso día de primavera. Y lo que no lograron hasta entonces cientos de miradas, lo logró una simple y humilde metáfora. Tropo que, amén de arrojar al cubo de la basura miedos, principios y corsés, alentó el tocamiento de uno de sus senos. Y que Beatriz, lejos de reprobar, bendijo con un sensual "Tócala otra vez, Sam".


Agustín Martínez Valderrama

viernes, 4 de febrero de 2011

Up

La bala, en la sien, había abierto un agujero por el que escapaban los pensamientos del Señor Descarga antes de desaparecer por el desagüe. Minutos después, la chica del tercero, que estaba duchándose, se sintió poseída por un sentimiento extraño. Lo mismo le pasó al del segundo. También a la pareja del primero. No sorprende por tanto (aunque fuera una sorpresa para todos), que en la siguiente junta de vecinos se decidiera unánimemente la colocación de una silla salvaescaleras en el portal, algo en lo que tanto había insistido el anciano Señor Descarga y que tan innecesaria resultaba ahora que se había suicidado.

Budoson

Destino nominal

Ni alta ni baja. El tamaño justo para quedar siempre oculta en las fotos de grupo. Morena. Pero ni de lejos como el ideal hispano de Julio Romero de Torres. Sus ojos claros podrían considerarse atractivos si no se ocultasen tras unas gafas de gruesos cristales. No fuma, pero el café acabó con el esmalte de sus dientes. Siempre viste con vaqueros (hay quien duda de que debajo de ellos tenga dos piernas), camisa ancha y jersey de cuello vuelto en invierno.  Se llama María. A secas. Bueno, para ser justos hay que decir que, como todos, también tiene apellidos. García Pérez.
 

jueves, 3 de febrero de 2011

MELODIAS

Acariciaba las cuerdas de la guitarra como si acariciara a una mujer, y de su garganta salía un “Killing Me Softly” quebrado y roto, como si su voz tuviera 60 años. Y sólo tenía 22. A sus pies, bocabajo, el bombín negro que le regaló su abuelo, y sobre él un cartel que decía: “No quiero dinero, sólo quiero que me escuchen”.
Marialuisa

VOCACIÓN

A la pobre señora doña vaca se le nublaron los ojotes cuando su becerrito le dijo que quería ser torero cuando fuera grande.
- Querrás decir hombrero, hijito, - le dijo con dulzura, y le acarició los cuernitos.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.