Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

viernes, 10 de diciembre de 2010

Títeres


De pronto el títere se dio cuenta de que estaba siendo manejado mediante hilos finísimos.

Preso del pánico empezó a revolverse y a luchar contra los tirones que le impedían mover libremente sus miembros. Desesperado, en un último intento, colocó sus dientes sobre la cuerda y mordió con todas sus fuerzas. Entonces, su inerte cuerpo de madera se desplomó contra el suelo para no volverse a levantar.

El hombre lo recogió y fue a buscar otro de los muñecos que había en un pequeño estante.

-Javier Domingo-

13 comentarios:

bicefalepena dijo...

Tremendo relato, tanto como las conclusiones que de él se pueden desprender.
Quizás sea mejor tener algún hilo, aunque sea uno, como las cometas, que vuelan sin perderse con el viento.
Un abrazo

Ángeles Sánchez dijo...

Me gustó cómo has expresado la idea de que siempre hay alguno más que se deja manejar.

Un saludo

Maite dijo...

Está muy bien esta paradoja de quienes permanecen manejados y cuando hayan la libertad, no saben cómo moverse. Me ha gustado mucho. Un abrazo.

puri.menaya dijo...

¿Es mejor moverse al compás de lo que nos imponen o vivir inmóvil pero sabiéndose libre aunque solo sea en el pensamiento?
Yo no quiero ser un títere, prefiero estar en la estantería donde no tienes que obedecer los caprichos de nadie...

Torcuato dijo...

Hilos y más hilos, que nos manejan.
Un abrazo, Javier

Claudia Sánchez dijo...

Me gustó mucho Javier. Todas las lecturas posibles.
La ilusión de independencia del títere. La ignorancia de su esencia.
La rebelión contra su destino que lo conduce a su muerte. Su insignificancia ante el titiritero.
Casi, casi, como la vida misma.
Muy bueno!
Saludos!

Puck dijo...

Cuantos hilos sueltos en esta madeja... me gustó
Saludillos

Anita Dinamita dijo...

Y no se daba cuenta de que sin hilos no podía ser nada ni nadie, qué triste! Y encima ya roto no lo quiere ni quien lo manejaba.
Un relato tremendo
Abrazos

Javier Domingo dijo...

Gracias a todos ^^

Unknown dijo...

Lo veo como el retrato de tantos que por necesidad o falta de salidas se ven esclavizados.

Elena Casero dijo...

Tremendos hilos que lo sujetaban y tremendo el que lo manejaba.
Como tantos y tantos que se deben sentir de esa manera.

Saludos

Unknown dijo...

Ains, que lucha, pero mejor muñeco en suelo, que títeres en manos.
Bicos Javier y estupendo micro.

artistalight dijo...

Dramático y triste, cómo iba a saber el títere que esas cuerdas que lo ataban...lo ataban a la vida. excelente escrito Javier !

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.