Ella es una pobre y sencilla muchacha, flor de mujer, perfume de múltiples fragancias. Jamás supo dominar su pasión. De amores ignora el más mínimo don, también desconoce de arte. Amargo sabor el que le dejó aquel primer amor.
No sé si ella quiera amar de nuevo, amarga sensación. Pasiones pasajeras las que ella experimentó, del amor cómo baratija en apuesta todo lo arriesgó. Mal pago y traición, agonía perpetua, pérdida de la razón.
Ya no más es dueña de su corazón. Cuál vicio el artificio y penumbra del callejón. Belleza interior ella regaló, belleza que jamás se le recompensó.
Capricho de aquel imbécil que lastimó su corazón.
Muñeca y alma hueca jamás volverá a empeñar su corazón.
Por el momento esta es aquella pobre y sencilla muchacha, flor de mujer, perfume de múltiples fragancias. Aguarda el momento y llegada del verdadero amor, el despertar del arte de la más fina y sutil pasión.
Muñeca.
-Mujer, muñeca, traición y pasión…
-¿Qué dices musa titiritera? Nuevamente me usas para escribir artificios de desventura y dolor
-Espera escritor, tú has creado a la muñeca. Vida le has dado a través de tus letras y un poco de inspiración
-Pero aquella muñeca no existe ni jamás existió
-Ahora cobra vida a través de tus versos, más visible que tu inspiración. La muñeca vive ahora conmigo llena de nostalgia y cicatrices de amor…
El escritor y monigote
3 comentarios:
Has demostrado una vez más que la poesía cobra vida propia. Excelente.
El autor vive a la vez que da vida a sus personajes en buscando su salvación.
Muy hermosa prosa cantarina.
Un abrazo
Rota muñeca por un desamor...
bicos de nuevo.
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