Era perfecta para nosotros.
Tenía tres hernias lumbares y la columna torcida como la torre de la iglesia. Sostenía la cabeza a duras penas, danto tumbos sobre el cuello como la campana al dar las horas. Parecía hacer incluso “tolón-tolón” al caminar.
La echamos de menos.
Extrañamos esos andares rotos y esas manos retorcidas hacia dentro, como intentando agarrar sus propios hombros mediante un abrazo raro, curvo y siniestro.
Nos gustaba lanzarle fruta mientras la insultábamos.
Ciruelas, mandarinas y algún que otro melón pasado eran balas perfectas. En verano la plaza se convertía en un campo de tiro con ella como diana.
Ahora que ya no está necesitamos un sustituto y es difícil encontrar a alguien que reciba los golpes sin rechistar. En una semana tendrá lugar el vencimiento del plazo y si no aparece otro igual habrá que solucionarlo. Es obvio que si no existe estaremos obligados a fabricarlo.
6 comentarios:
¡Cosas de críos! con esa frase justificamos cualquier cosa que hagan los niños... No sé hacia quien se dirigiría el "ataque" pero no se comportaron muy bien. ¿Dónde estaba su espíritu navideño?.
Un saludo Alberto
tremendo!!!
muy buen micro
Saludos
Sí, lo había leído ya. Es terrible por lo duro, no porque esté mal contado. Al contrario, si estuviese mal contado, no lograría hacernos sentir nada.
Pero... ¿hay algo peor que la crueldad de un grupo de niños? ¿la crueldad de un grupo de adultos?
Puf, voy a pensar en otra cosa.
Un saludo y gracias a todos por los comentarios.
Coincido. Con eso de ser "cosas de críos" a veces se justifican demasiadas cosas ainsss
Saludillos
Como si lo viera no te lo habrán elegido por políticamente incorrecto como si negar la existencia de ciertas cosas las hiciera menos ciertas.
Es muy bueno,duro sí pero muy bien contando y remueve.
Un saludo
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