Las paisanas de los pueblos de la comarca hablaban del final del Evaristo, con la chaqueta enganchada en la reja, y el corazón helado, pensando que un muerto le había parado los pies al salir precipitadamente del cementerio en medio de la noche.
Los chavalines nos la contábamos una y otra vez, cagados de miedo, a una distancia, más que prudencial, del Camposanto, mientras encendíamos nuestro primer pitillo, entre toses y risas nerviosas.
Aquella noche, la noche de mis recuerdos, tenía que ser especial. Los padres de Luis se habían ido a velar a su tío a Somotorres, y su hermanita, Lapesada, estaba con nosotros.
Las historias tenían más detalles y se nos ocurrián mil artimañas con el fin de asustar a UNA NIÑA entre tantos mocosos barbilampiños.
Mal. Todo nos salió mal porque cuando el Sebas empezó con lo de que "aquenó....", que para todos nosotros eran palabras sagradas, al aquenó... entras en el cementerio y coges una rosa de la tumba de la Patro y la traes hasta aquí... sonó un "AQUESÍ"
La Mari se levantó y se dirigió al muro norte, que era el más accesible, y antes de que nos diera tiempo a pensar qué era lo que estaba pasando, ya estaba de vuelta.
El tiempo pareció pararse.
Todos la vimos acercarse a nosotros como movida por el viento. Su pelo, atado en una coleta con una cinta rosa, subía y bajaba al ritmo de sus pasos.
Y en su mano, la rosa...
Se acercó al Jose, que la miraba envelesado..., le tendió la flor y mirándole fijamente a los ojos le espetó:
"Los muertos son un juego de niños para quien está enamorada"
Todos creímos crecer en el acto al ver a esa mujer a la luz de la luna.
bicefalepena
Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.
¡Gracias Daniel!
sábado, 20 de noviembre de 2010
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Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)
1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.
2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.
3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.
4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.
5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.
6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.
7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.
8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.
9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.
10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.
Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.
6 comentarios:
Una situación tan poética resucita al más muerto.
Que preciosa historia, también estaba yo con esos niños, mirando sin poder creerlo a la Mari con su rosa :) es que lo que no podamos las mujeres, es que no se puede hacer. Un abrazo
Has manejado con tan exquisita prudencia la prosa que tu cuento 'se ve'. Allí, junto a esos muchachos, junto a esa valiente niña-mujer. estamos tus lectores.
Un admirado abrazo Bicefalepena
Buenísimo, Bicefa. De lo mejor que te he leído. La manera de contarnos esa historia tan tierna, tan real y tan... joder!
Esos "aquenó", "aquesí..." me llevaron a épocas remotas...
Y la frase "Los muertos son un juego de niños para quien está enamorada"... bestial.
Mi sombrero, Bicefalepena.
Pd: cuando te leo aquí echo de menos a pena y alegría.
Un abrazo de cementerio.
Una historia preciosa. La última frase es el cierre perfecto a la situación y a una etapa vital. Saludillos
Lo mejor del cuento es el final, desde cuando dices "El tiempo pareció pararse... ", hasta el final, esa parte tiene un ritmo especial, un poder de evocación, como un sueño.
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