Entiéndame. Quiero escribir realismo. No fantasía. No lo imaginario.
Sabe, hoy mismo ví a una abeja negra. Negra y grande como un escarabajo. Jamás hube visto igual.
Con doble juego de alas que traslucían un tinte violeta. Y su aguijón terminaba en curva y sólo de verlo regresé del jardín. Eso es real. Y mi perro sentado en mi escritorio como esfinge que mira por la ventana aguardando que pasen los gatos para ladrarles. Y atrás de casa pasa un tren que pega un trompetazo llorón que llena todo el momento. Pero más que hacerle llegar a los lectores lo que cuento,quiero que entre líneas escuchen lo que callo. Éso es más potente. Que logremos llegar al punto donde cualquier cosa podría pensarse. Y se piense. A la velocidad con que crecen los tomates. Haciendo paralelo con la perfecta noche de amor que ahuyenta el estress conyugal por tres días y hasta parece que la paz se ha instalado eternamente.
El editor estuvo en total desacuerdo con lo que expresaba el autor de cuyo libro "Trozos de mierda", se habían vendido millones de ejemplares. Y se lo hizo saber con contundencia: ---No apostamos a sensibilidades personales. Si quieres ser un clásico o un Nobel hazlo en tu tiempo. Firma el contrato para trozos de más mierda y te doy el anticipo.---
El dinero se había terminado. Entre la nueva casa y el viaje por el mundo. Por segunda vez aplazaba el sueño literario. Firmó.
Después de leer éste texto que el escritor acababa de terminar se dijo: ---Tuve razón en no publicar trozos de mierda, pues de haberlo hecho todo lo que éstas letras dicen, sería realidad.---
Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.
¡Gracias Daniel!
viernes, 5 de noviembre de 2010
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Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)
1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.
2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.
3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.
4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.
5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.
6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.
7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.
8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.
9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.
10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.
Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.
7 comentarios:
Eso es lo malo de vender el alma al demonio: dejas de ser tú mismo para convertirte en un producto.
Buen relato
Bsos
B
Podría ser un bucle sin final si este último texto a su vez fuera reseñado por el autor realista en otra pirueta del texto convertido así en un texto infinito.
Muy bien expuesto el dilema: escribir o escribir para...para escribir entonces.Abrazo.
Siempre queda la alternativa de tener un escritor alquilado para tener el bolsillo lleno y la conciencia despejada.
Más de uno vendió su alma al diablo por menos.
Lo de poder elegir es todo un privilegio.
Un saludo
Carlos, casi pude ver a la abeja, al perrito esperando. Aunque no vaya a ninguna editorial, el verdadero escritor no puede dejar de escribir lo que siente, lo que lo conmueve y doy gracias a Dios por éso :) Hermoso, Carlos.
Gracias queridas compañeras y compañeros de éstos esfuerzos.
De escribir puedo decirles que entre las complejidades que contiene ir buscando las mejores letras que pueda uno dar, se llegan a descubrir diversos senderos que acercan al autor a la fusión de espacios imaginarios con los reales. Y que como escalar montañas la perseverancia pudiera llevarnos al punto donde todo se vea con claridad. Aún no llego ahí.
Pero comprendo al leer a otros que sí se puede hacer. Es la magia de las letras.
La magia la tienes tu en tus letras, lo sabemos aquellos que te leemos.
Un bico y lo importante es ser uno mismo, sin mas.
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