Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

viernes, 15 de octubre de 2010

Míster Olvido


Como no pude ir al velatorio de mi abuelo he generado una rutina. Los sábados por la tarde entro en un tanatorio cualquiera, miro la pantalla donde aparecen en letras de imprenta los difuntos. Sopeso la edad de los dolientes y me encamino al que creo más apropiado. Allí rezo o pienso o charlo y digo los tópicos de costumbre: “era un buen hombre”, “mejor morirse que seguir sufriendo”, cosas así que hacen más fáciles las conversaciones, más cercanos los corazones sin esa excesiva e incómoda intimidad del yo antepuesto a todo. A veces cuando llega la noche y todos se han dormido me deslizo en el ataúd, desplazo al muerto, adopto sus facciones, el rictus, las manos cruzadas. Es mi máxima expresión de empatía. Apenas un instante.

Luego paseo por la calle de vuelta a casa un poco más muerto, más cerca del olvido definitivo.


Antonio Aguilar Rodríguez

9 comentarios:

Anita Dinamita dijo...

Increíble tu aterrizaje, empatizando con los muertos.
He visitado tu blog y me quedo muy gratamente sorprendida, sobre todo por no haber entrado antes.
Gracias a Torcuato por la labor de investigación-invitación al microrrelatista!
Y gracias a ti por tu espectacular llegada.
Aplausos y abrazos!

Isabel Mª dijo...

Es sensacional! Mi enhorabuena!

Unknown dijo...

En los tanatorios suceden pensamientos y sucesos algo extraños aquí en el occidente.
Muchos, como tu personaje desean arreglar pendientes con un muerto cuando en vida no lo hicieron.
Los muertos no viven en éstos sitios ni en los panteones, sino en nuestros corazones. Bonito tu cuento. Hitchcockiano.

Héctor Ugalde dijo...

¡Muy buen micro! Sentir la muerte, empatía por los muertos, ponerse en su lugar... e irse acercando a la muerte.
¡mUCHos salUCHos de UCH! :]

Torcuato dijo...

Ya sabía yo que mi Antoñico no defraudaría. Menudo micro inaugural.
Un abrazo.

Maite dijo...

Muy buena carta de presentación, esperamos ver más con tanta calidad. Un abrazo.

HÉCTOR LUIS RIVERO LÓPEZ dijo...

En realidad el proceso mal llamado muerte, es la apoteosis, lo máximo que nos puede suceder. Buena carta de prsentación, Antonio. Un abrazo.

Claudia Sánchez dijo...

¡Excelente micro Antonio! ¡Bienvenido!

Antonio Aguilar dijo...

Hola a todos. Muchas gracias. No me gusta mucho esto de estar al día de los blog, el juego de contestar, de decir esto y aquello, bueno, pero sí quería daros las gracias por vuestra acogida. Si me atreví a participar fue por puro contagio.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.