Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

sábado, 30 de octubre de 2010

Vuelo



Lo sabía todo aunque fingiera que no. Su olfato rara vez fallaba. Algo de cuero mezclado con violetas le hablaban de una mujer elegante. El cabello largo, rojizo, hecho un rulo debajo del cuello, le decía que la mujer era joven e impetuosa.

Ya podía imaginarlos haciendo el amor una, dos, tres veces, en ese rato en que seguramente se escapaban de la oficina. Sus ojos se nublaron, pero esta vez tampoco le diría nada.

La camisa, al lavarropas. El jabón y el suavizante borrarían todo vestigio de que su hijo, en cualquier momento, dejaría el nido.




Claudia Sánchez

8 comentarios:

MTeresa dijo...

Pues no se me ocurre
pensar todo eso de mi hijo,
lo doy por supuesto
pero no entro en detalles.
Hay que aceptar que los
hijos se hacen mayores,
este relato está bien redactado,
denota con firmeza los celos
de la madre hacia su rival.
Perfecto,
enhorabuena

artistalight dijo...

creo que hace tiempo dejó el nido...sólo viene a dormir y a que le laven la ropa :) jeje besitos Claudia

Pilar dijo...

Totalmente de acuerdo, Artista. Pero también qué rabia dan esas suegras celosas de sus hijos! Esperemos que no me convierta en eso cuando mi niño se haga mayor.
Un abrazo, Claudia

Maite dijo...

Bien expresado este sentimiento, tan común. Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Muchos sabemos más de lo que queremos admitir.

Me pareción interesante el relato.

Saludos

J.

Torcuato dijo...

Una preciosidad que transmite el amor-posesión de algunas madres, que se resisten a cortar el cordón.
Un beso.

Claudia Sánchez dijo...

Gracias chicos por sus comentarios!
Aquí también teníamos que escribir sobre la imagen. ¡Las cosas que pueden llegar a hacer las madres!;-)
Saludos!

Unknown dijo...

Hay madres así de acaparadoras de por vida, como gallina con sus pollos.
Y normalmente dificultan la vida de sus hijos.
Muy bien expresado.
Bicos.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.