Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

domingo, 24 de octubre de 2010

NUTRICIÓN ORGÁNICA.

El vampiro miró por la ventanilla del avión a sus congéneres rondando las nocturnas calles a la caza de vírgenes a quienes chuparles la sangre.
Afortunádamente él había cambiado sus hábitos depredadores gracias al libro de cocina gourmet que se encontró al salir un día de la funeraria el la cual se hospedaba como okupa en uno de los féretros que guardaban en la bodega trasera.
Al cambiar su dieta exclusiva de sangre humana por pollo cacciatore, langosta thermidor y otras delicias de la gastronomía perdió la fobia a la luz del día y se integró al conglómerado humano.
Se relacionó bien y como resultado ahora volaba a Hawaii contratado para interpretar el papel protagónico en la cinta titulada "El vampiro de waikiki".
Se le hacía agua la boca anticipando saborear banquetes hawaianos con los exquisitos platillos que sirven en los Luaus.
Decidió ser el último en bajar de la aeronave y así succionar a la azafata.
Era importante conservar su palidez auténtica para el rodaje.

9 comentarios:

Doctor Krapp dijo...

Un buen detalle lo de la azafata aunque eso no lo libera de su falta de autenticidad.

Unknown dijo...

Difiero Doctor. Hice un intento de fuga del vampiro estereotipado chupasangre. Se quedó parcialmente fallido pues sucumbió ante su propia imágen. A veces el éxito exige un precio que hay que pagar con apariencias. Sobre todo en el cine, donde tienes que ser creíble a toda costa.

Elena Casero dijo...

El eterno problema de la imagen.

Héctor Ugalde dijo...

Cierto, hay que cumplir la imagen y las apariencias, aunque sean verdaderas.
¡mUCHos salUCHos! :]

HÉCTOR LUIS RIVERO LÓPEZ dijo...

Una vez vampiro, sangre que no has de beber, bebétela a escondidas...;) hay que guardar la apariencia...

Anita Dinamita dijo...

Buenísimo Carlos, el final le da todo su poder
Abrazos

artistalight dijo...

Malas noticias Carlos, revisé y en el vuelo a Waikiki, ninguna de las aeromozas...era virgen :S

Unknown dijo...

Si no podía acabar bien jajaja.
Muy bueno mestre.

Unknown dijo...

Gracias a todos por grandes comentaristas,
Y Artistalight me dejó pensando que las vírgenes se vuelven especie en extinción.
Algo como en aquel chiste que decía que el propósito del matrimonio es producir una virgen menos y un crucificado más.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.