Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

lunes, 18 de octubre de 2010

A MI AMIGA PEPA

Les pedí una silla para estar presente cuando la metieran en aquel agujero negro y frío, pero no me han dejado.
Sentada en mi sofá comienzo a escuchar el megáfono del cura con rezos secos, repetitivos.
Ahora tengo que lograrlo y, arrastrando mi vientre preñado de veneno me acerco al balcón para verla pasar.
Tantos años juntas, tantos recuerdos en mi mente, tantas correrías por prados, tantas peritas silvestre nos comimos mientras ella me contaba esos cuentos de terror que me hacían temblar como rama mecida por el viento...
Pego mi rostro al cristal y los veo pasar; monaguillos, coche negro, curas, su familia que siento mía, y mucha gente forman una procesión terrorífica de la cual me sé protagonista dentro de poco.
Lágrimas caen por mi rostro por no poder despedirme por última vez. Sé que tendrá miedo cuando arrastren su féretro dentro del nicho, sé que temerá quedarse sola, y a mi no me dejan ir.
Agarro mi vientre mientras los veo alejarse, perderse de mi vista y con respiración entrecortada me vuelvo a sentar en aquel maldito sofá al cual me cuesta llegar, pero desde el que puedo ver las gaviotas volar.
Siempre veía una, me era conocida y me avisaba del próximo acontecimiento. Hace días que veo dos. Siempre van juntas jugando con el viento y yo sé lo que significa, mientras sigo apretando con fuerza aquel vientre de preñada de ocho meses a punto de reventar.
Bajo la vista y pienso en mi deseo frustrado de toda la vida, en el deseo que nunca pude realizar; quedarme embarazada y darle un hijo.
Ahora, a mis años, mi deseo se cumplió, mi vientre creció, pero no lleva una próxima vida dentro, sino la próxima muerte que se acerca. Lo pienso mientras subo la vista y vuelvo a ver aquellas dos gaviotas cruzando por mi balcón. Me dan paz, las veo feliz y juntas, siempre juntas.
Pronto tendré que ir al hospital. Llamaré a la modista para que me arregle el único vestido que aún me sirve. No por estar enferma me tendrán que ver fea. Me peinaré mi melena negra y pintaré mis labios de rojo carmín.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Dramático. Como un tango convertido en cuento, con agridulce esperanza de vida.

Unknown dijo...

Si Carlos, de esas cosas que nunca salen del corazón.
Un biquiño muy grande.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.