Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

sábado, 16 de octubre de 2010

BITÁCORA DE VIAJE.

Cuando iba en su avioneta sobrevolando el triángulo de las Bermudas se sintió atrapado por aquel extraño remolino que lo elevaba en espiral con la velocidad siempre en aumento. Vió como está fuerza arrancó las alas desintegrándolas y prosiguió dentro de su fuselaje ascendiendo en giros de tirabuzón hasta que se detuvo estático en una zona carente de gravedad donde podía uno caminar sobre el vacío. Así que a caminar se puso, con tan buena intuición de rumbo que llegó a un festejo vivaz y desatado a donde una enorme cantidad de Dioses y Diosas bailában como sólo ellos sabían hacerlo. La champaña caía de una cascada y niguna copa duraba vacía. Ya integrado a ésta felicidad paradisiaca una ángela de hermosura mesmerizante lo llevó al vuelo de amor que rebasaba toda fantasía. Y después, recostados sobre una nube, el piloto le contó todo lo que sucedía en la tierra, ella embelesada por lo que escuchaba le dijo. Deberías quedarte por aquí. De seguro que triunfabas escribiendo relatos de terror.

6 comentarios:

bicefalepena dijo...

Me suena eso de reporteros que se convierten en escritores de ficción.
No creo que tuviera en el paraíso mucho público los relatos de terror.

Buena imagen del paraíso, para mi gusto un poco decadente, pero ¡qué narices!, es el paraíso.

Un abrazo

Anita Dinamita dijo...

A algunos de los que se perdieron en aquél Triángulo es de esperar que les pasara algo así.
Yo ya que estoy ahí procuraría olvidarme de la Tierra y sus terrícolas terroríficos!
Un abrazo

HÉCTOR LUIS RIVERO LÓPEZ dijo...

Pues si en ese paraiso leen novelas de terror para variar la rutina, en lo que sería infierno se leería lírica...o sea que podrías invertir el micro y ya serían dos...un abrazo

Unknown dijo...

Si es verdad Bice que éste paraíso pudiése ser decadente, de hecho lo son casi todos. Si te ha llegado a tocar vivir en alguno de los que existen en éste planeta, llegas a notar que muchos ahí, y en ocasiones uno mismo llegan a vivir algo que podemos llamar "síndrome del infierno en el paraíso". Y ésto demuestra más que el paraíso surge de nuestro interior y es nuestra propia invención. Somos tan capaces de lograrlo como de escribir un relato o pintar un cuadro.

Anita , la tierra debemos componerla. Es muy buen lugar a pesar de todo y es donde nos tocó estar a todos. Si nos unimos al esfuerzo del pensamiento positivo vendrán las mejoras.

Héctor dices bien, más no creo en el infierno, Dios no inventó éso sino las religiones . Como medio de coaccionar a sus seguidores. En todo caso el infierno real es el que produce la maldad humana, y debemos substraernos de la misma tal como establece la teoría del pensamiento positivo; el cual te agradezco que me enviaras y estoy estudiando.

HÉCTOR LUIS RIVERO LÓPEZ dijo...

Absolutamente razono igual con lo que dices,eso del infierno es una falacia, una de las grandes mentiras de la tradición y de la religión; pero me refiero al sentido literario de la palabra, en lo metáforico, ya que lo opuesto a paraíso se ha establecido como infierno. Y también en sentido literario, el infierno y el paraiso se parecen; la única diferencia sería que en el paraíso la gente se ayuda mutuamente, o sea hay amor, pero en el infierno también lleno (literariamente hablando) de cosas bonitas, flores y placeres, no existe la cooperación o lo generoso. Interesante tema. Yo tampoco creo en infiernos ni paraisos. Abrazos

Torcuato dijo...

Genial Carlos. Nos vuelves a embelesar con tus particulares creaciones.
Quizá tenga razón Bicefa. El público de ese paraíso no sería el más adecuado para esos mensajes.
Un abrazo.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.