Allí estaba Doña Antonia...claro, cómo no iba a estar, es la madre de David, y la tia Marta y Francisco, el querido amigo de su infancia. Y pronto llegaría Andrés el padre. Doña Antonia nos decía, estaremos aquí mientras nos recuerde, por lo tanto yo siempre estaré, soy su madre!! Apenas hubo dicho éso, Puff!! desapareció, nos quedamos atónitos, ha olvidado a su madre!!! que quedará para nosotros, nos abrazamos todos. Lo peor es la incertidumbre, el no saber qué iba a pasar. De pronto empezaron a entrar extraños seres que se acomodaban por aquí y por allá, tirados por los suelos...retumbando torpemente apareció un enorme elefante rosado, caminaba parsimoniosamente abriéndose paso y una bandada de patos azules. Y Andrés que apenas hubo pisado el santuario, desapareció sin dejar rastro. La tia Marta se abrazó al elefante rosa, con la esperanza de no desaparecer, pero no había remedio ella también desaparecería, ya no había lugar para recordar a sus muertos ni para los buenos sentimientos en la mente de David, se había dado a la bebida....
http://artistalight.blogspot.com/
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5 comentarios:
Conmovedor como todas tus piezas.
Pero se queda uno pensando de cual bebería para ver al elefante rosa.
Hay mentes que parecen camarotes de los hermanos Marx, lo único que faltaba era la bebida.
¡Qué mareo! y qué logrado
Un saludo
Todo da de vueltas por aqui.
Tambien temo a desaparecer.
Abrazos.
Mejor no beber artistalight, que los muertos se queden en su sitio, que da miedito.
Un biquiño y muy bueno.
Muy bien.
Comentado en tu blog.
Un beso.
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