Autor: Galantz
Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.
¡Gracias Daniel!
jueves, 31 de enero de 2013
miércoles, 30 de enero de 2013
Retorno
La vida tiene que seguir, se decía Ulises mientras se alejaba de la isla. Entonces Sirena cantó con tal sentimiento que el antiguo guerrero regresó
mansito a su peñasco.
martes, 29 de enero de 2013
EL PUENTE DEL DESTINO
Llevaba días yendo a observar aquel viejo puente sobre el barranco. Resultaba increíble que unos cuantos tablones carcomidos condicionaran tanto. Sabía que cuando cruzase ya no habría marcha atrás. No quería hacerlo, no quería cruzarlo. Pero son los niños y no los hombres quienes gozan el privilegio de regirse por el capricho. Miró al horizonte pero una neblina cubría la marisma como el pesar su corazón, así que no pudo ver nada claro. La fina lluvia hostigaba su cara como mil alfileres. Tarde o temprano tenía que afrontar su destino. Ajustó sus ropas, se caló la capucha y respiró hondo. Enfiló el puente despacio. Los viejos tablones proferían con cada paso los quejidos que él ahogaba en lo más profundo de sí. Apretaba fuerte el puño de su espada, mitad rabia, mitad miedo. No miró atrás. Cuando el puente dejó de crujir bajo sus pies sintió un enorme vacío. Ya no había vuelta atrás, y sabía que el final no sería feliz.
Cybrghost
(La Guarida del Coyote)
lunes, 28 de enero de 2013
A buen recaudo
Concluida la fortificación de la ciudad, ordenó el conde nuestro señor que las puertas se cerraran y solo se abrieran a quienes pagaren el portazgo, y estableció gabelas sobre la sal y sisas sobre la carne, el grano y el vino, de forma que no hubo persona, animal o cosa que no devengase tributos o alcabalas al atravesarlas. Y ocurrió que, al ver que se acercaban las huestes enemigas, asesinamos a los centinelas del postigo del Carbón para dejarles el paso franco. Los enemigos clavaron en una pica la cabeza del conde, vaciaron las alhóndigas y violaron a nuestras mujeres. Después, mandaron reforzar las defensas de la ciudad, cerraron las puertas, que solo se abrirían a quienes pagaren el portazgo, y establecieron gabelas sobre la sal y sisas sobre la carne, el grano y el vino.
Ahora cercan nuestra ciudad las tropas de los deudos del conde. En lontananza vemos la polvareda que levantan, al aproximarse, los aliados del enemigo.
Pativanesca
Pativanesca
domingo, 27 de enero de 2013
Por ti me hice poeta
Vierto mis palabras con cuidado
en este recipiente gris, que llevo dentro,
y las ordeno, suavizo, domino, endulzo, mezclo
antes de envolverte con ellas
por si acaso en un descuido
se conviertan en espinas
: : Porque una vez dijiste que tenía
cara de niño bueno
que besaba como un diablo
que olía como una mañana de Viernes Santo
y que hablaba como un poeta
por eso , como no quiero llevarte la contraria,
navegué entre recetas del libro de los hechizos,
en busca del remedio que eternice los momentos,
desconecto los relojes
y pago tributos al tiempo
desconecto los relojes
y pago tributos al tiempo
para retener en mi rostro
los signos de un joven novio
: : Nunca pude negarte nada
siempre fuiste tú mi inspiración
y aquella noche de Agosto,
siempre fuiste tú mi inspiración
y aquella noche de Agosto,
bajo la luz de las estrellas,
dejé que le pusieras nombre
a cada uno de mis lunares,
mientras yo con mis labios ardiendo
escribía caminos, llenos de poesía
. . . entre tu boca y tu ombligo
Autor/a:Vanten
La presa
Henry vivía en el quinto
piso de un edificio antiguo, en el centro de la ciudad. La única ventana de su
apartamento se escondía tras la sombra de un cartel de neón, pero a él no le
importaba: su alma de noctívago le instaba a dormir de día. Y al llegar el
ocaso —cuando aquellas rutilantes luces se encendían— el joven despertaba, como
una de esas ávidas criaturas entregadas a la cerrazón. Henry salía a la calle
arrastrando despacio sus suelas gastadas hasta que su silueta oscura se diluía
en el camino. Entraba al pub y sus sentidos se desplegaban abanicando el denso
aire, formando un claro alrededor de la mujer que todas las noches venía a
buscar. Se acercaba a ella en un crujir de nudillos y, captando su heladora
mirada, se dejaba caer a su lado exponiéndole su cuello desnudo, ansioso de
sentir una vez más esos colmillos blancos y filosos lacerándole la piel.
sábado, 26 de enero de 2013
¿Lo oyes?
—Se oye un rítmico puf puf de fantasmas. Paridos de sueños primerizos que ya han muerto. Ya sabes; esos sueños que se arrugan a la primera decepción del soñador. Es lo que tienen los sueños: es fácil gestarlos todo el tiempo que haga falta y más. Traerlos al mundo es otra cosa. Dejan de ser sueños que dan golpecitos en tu cabeza para convertirse en proyectos que necesitan muchos cuidados para crecer y seguir vivos. Hay que estar muy seguro de lo que se quiere. Tú; por ejemplo. Mírate. Mientras me escuchas tu sueño se desvanece y ni siquiera lo adviertes. ¿No lo oyes? Acabas de perder tu oportunidad.
(Uno de tantos, sin éxito aparente).
(Uno de tantos, sin éxito aparente).
viernes, 25 de enero de 2013
UNA SONRISA PEGADA A MI ALMOHADA
Tus
gritos violaban el silencio de nuestras negras noches, las estiraban y
alargaban en agonías secas, el dolor se congelaba agazapado entre mi impotencia
y tu aislamiento. O mi aislamiento y tu impotencia. Nada salía de tu
boca yerma, sólo tu cuerpo enviaba una y otra vez un mensaje
incomprensible con su constante balanceo.
Una
noche todo cambió. Te quedaste muy quieta y la expresión boba de tu cara se
mudó en una sonrisa que reavivó mi esperanza y la estranguló al
momento.
Las
noches han recuperado su esencia y son sólo silencio y negrura, perdido en
ellas evoco la sonrisa que dejaste posada a tu lado de la cama, ella es
ahora, la luz que me ilumina.
Autora: Yolanda Nava Miguélez
Blog: MIS HISTORIAS
martes, 22 de enero de 2013
Alquimicefa
El alquimista
abrió por fin su atanor y se quedó mirando al fondo, perplejo, durante un
minuto largo; desde allí, una radiante tarjeta de crédito le devolvía la
mirada.
Autor: Iker Laforga.
Blog: Manzanas Mecánicas
Solterona
Otro domingo. Isabel se acicala para asistir a la misa de doce. Al salir, paseará por la calle Mayor y buscará a Juan con la mirada. En él tiene depositada la esperanza de acabar con el rancio celibato que amarga sus días interminables.
El cielo, premonitor del infortunio, llora.
Homenaje a la película "Calle Mayor" (1956) dirigida por Juan Antonio Bardem.
lunes, 21 de enero de 2013
Dos micros de Luis Correa Vélez
Vértigo
El vértigo que Lucía sentía cada vez que se acercaba a una ventana, la obligaba a alejarse sin barrer muy bien los rincones del piso 78. Ese día, se atrevió a acercarse un poco más a los bordes, no gracias a un ataque de valentía sino a un llamado de atención del jefe de personal. Estando a pocos centímetros del ventanal, su curiosidad la asaltó y se apoyó sobre la escoba para mirar hacia abajo. Mientras imaginaba lo horrible que se sentiría un desplome desde esa altura vio pasar frente a sus ojos una figura humana en caída libre; el asombro hizo que su cuerpo retrocediera por si solo, como queriéndose alejar de una escena que ya estaba lejos, unos metros más abajo. Su imaginación hizo estragos de la persona que había visto y su corazón falló por la impresión de lo que había imaginado. Lucía murió al mismo tiempo que el maniquí se estrelló contra el asfalto.
El vértigo que Lucía sentía cada vez que se acercaba a una ventana, la obligaba a alejarse sin barrer muy bien los rincones del piso 78. Ese día, se atrevió a acercarse un poco más a los bordes, no gracias a un ataque de valentía sino a un llamado de atención del jefe de personal. Estando a pocos centímetros del ventanal, su curiosidad la asaltó y se apoyó sobre la escoba para mirar hacia abajo. Mientras imaginaba lo horrible que se sentiría un desplome desde esa altura vio pasar frente a sus ojos una figura humana en caída libre; el asombro hizo que su cuerpo retrocediera por si solo, como queriéndose alejar de una escena que ya estaba lejos, unos metros más abajo. Su imaginación hizo estragos de la persona que había visto y su corazón falló por la impresión de lo que había imaginado. Lucía murió al mismo tiempo que el maniquí se estrelló contra el asfalto.
Embarazoso
Los doctores sabían que su cuerpo lo
rechazaría; las enfermeras estaban desconcertadas pero los pacientes estaban
felices desde el día que se anunció. Un embarazo era lo que el hospital
necesitaba para levantar los ánimos, especialmente desde que había muerto el
viejo que se sentaba junto al árbol…
Los días pasaban y cada vez era más
evidente, todos los síntomas se dieron según lo esperado y para los pacientes
la alegría crecía proporcionalmente con el vientre. La expectativa los mantenía
a todos mansos, por lo que ciertamente no solo los enfermos lamentarían el día
en que el proceso se vio interrumpido.
El aborto se dio de forma natural: el
abdomen volvió a su tamaño original al igual que los pechos y la cadera, las
nauseas cesaron y nunca más volvieron las ganas de vomitar.
El hospital mental lloró la muerte del bebé. El hombre
solo necesitó de un corto momento de lucidez para darse cuenta de que el
embarazo estaba en su mente.
SMS
Al abrir el teléfono
móvil leyó: Se ha producido un error de configuración; más tarde volvió a leer: “Te dejaré recuerdos imborrables para que no me olvides. Yo nunca
lo haré. Te necesito.” Cuando recuperó el mensaje ya era demasiado tarde.
Autora: Carmen Martínez Marín
Cabopá: http://aymaricarmen.blogspot.com/
domingo, 20 de enero de 2013
¿Quizás aún esté a tiempo?
No sé que hago aquí.
Angustiada miro las maletas tiradas en un rincón de la vieja casa que ya creía olvidada.
Lloran y yo las miro sentada en la cama con lágrimas en los ojos de no saber el porque estamos aquí.
El olor a rancio me quema la nariz y me traslada a tiempos en los que yo aún no había caminado.
Me levanto y el chirrido de la madera bajo mis pies me recuerda a mi madre; el crujido tras cada paso que daba de madrugada cuando el insomnio la torturaba.
Por las rendijas de aquellas viejas contras pasa la luz suave de las farolas que alumbra la calle solitaria y miro, absorta, las hojas que el viento se lleva lejos, pero no tanto como quisiera estar yo.
Golpea en mi cabeza el tic tac del olvidado reloj de la sala, lento, más lento que de costumbre.
Estiro mi cuerpo dolorido del ayer en el lecho y cierro los ojos.
Pesa y me incrusto en colchón que se clava en mi espalda.
Dentro de mi un alarido desgarrador me pide que hulla y mis piernas vapulean en el aire, pero no son capaces de llevarme. Ya no quiero ir.
Y es que no sé que hago aquí, pero estoy. Y me hundo en el lecho, tanto, que me traga y yo dejo que lo haga.
Tras la vieja ventana alguien grita y un estallido es acompañado de cientos de cristales que salen como flechas y caen sin víctima.
Con ellos, un paquete y una nota me esperan.
Me levanto, lo cojo entres mis manos y leo:“ Pintala de colores”, dice con letras gruesas y bailarinas.
Abro la caja y unos lapiceros irisados me hacen sonreir…¿Quizás aún esté a tiempo?
Carmela
jueves, 17 de enero de 2013
Tres Micros de Alfonso Carabias.
Fobia afortunada.
Como tantas veces había hecho de niño volví a pulsar el botón de alarma del
ascensor.
Su voz suave y conciliadora me tranquilizo primero, comunicándome después
que no podía utilizar el botón de alarma salvo en casos de emergencia real.
Los siguientes días debatimos sobre si la fobia a los espacios cerrados era
una emergencia real o no; meses después las conversaciones abarcaban otros
temas.
Pasados tres años es mi hija la que me ayuda con mis fobias, y la que habla
con su madre desde el ascensor.
La predicción del tiempo.
Son las doce horas, un minuto y quince segundos.
¿Que me dices? ¿no te parece la mejor voz que has oído nunca?
Bueno, yo nunca lo dudé, además, su programa fue de mal en peor desde que lo echaron para sustituirlo por aquella rubia insulsa. Ha sido una suerte volver a dar con el.
¿Le importaría darnos ahora la predicción del tiempo?
Esta bien, lo que ustedes quieran, pero, ¿me soltarán después?
¿Que me dices? ¿no te parece la mejor voz que has oído nunca?
Bueno, yo nunca lo dudé, además, su programa fue de mal en peor desde que lo echaron para sustituirlo por aquella rubia insulsa. Ha sido una suerte volver a dar con el.
¿Le importaría darnos ahora la predicción del tiempo?
Esta bien, lo que ustedes quieran, pero, ¿me soltarán después?
Reunión de hormigas.
El hormiguero hervía de agitación. Las
obreras veían injusto que su reina les obligase a recoger más alimentos para la
causa restándoles tiempo para su descanso sin aumentar su ración para hacer
frente a semejante esfuerzo.
- Súbditas mías – dijo la reina en tono
tranquilizador – llegan tiempos difíciles en donde tenemos que hacer esfuerzos
para mantener la colonia. Creedme cuando os digo que muchas colonias están
iguales o peor que nosotros; pero no desfallezcáis, que los tiempos de bonanza
volverán pronto.
Autor: Alfonso Carabias.
miércoles, 16 de enero de 2013
Bucle
Llovía cuando entró a
su trabajo nocturno. La calma del supermercado a esas horas y los pasillos
vacíos inspiraron su baile con la fregona al ritmo de “Cantando bajo la
lluvia”, hasta que un bucle lo atrapó en este eterno estribillo que tarareo
incesantemente en mi cabeza. Ahora él baila en mi mente mientras va limpiando
pensamientos.
Del blog: Microrrelatos Ilustrados.
jueves, 10 de enero de 2013
DESASTRES NATURALES
HURACÁN
Llegaste a mi vida descolocándo todo. No quedó títere
con cabeza. Cuando te fuiste, no tuve fuerzas y mandé venir a las excavadoras.
INUNDACIÓN
Lloré por los rincones de mi casa, esnifando con
desesperación los últimos aromas de tu piel. Tanto lloré que tuve que salir de
casa en barca.
TORMENTA
Subí a la azotea y esperé. Te vi venir hacia mí como el
rayo atravesando el cielo, me gritaste te grité. Se nos fue de las manos y
cuando nos dimos cuenta solo éramos dos amasijos de sangre sobre el suelo de la
calle.
VOLCÁN
Me amas, siento tus manos recorriéndome sin dejar ni un
hueco. Me tomas, y estallo en una marea incandescente que todo lo envuelve. Desaparezco,
por un segundo eterno mi mente se funde con el universo.
Rosa M.
Blog: http://vanalaire.blogspot.com.es/
domingo, 6 de enero de 2013
OBSERVACIÓN.
Jamás he visto un perro que padezca de alzheimer, pero si lo viera , quizás ni cuenta me daría.
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Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)
1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.
2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.
3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.
4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.
5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.
6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.
7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.
8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.
9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.
10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.
Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.