Tus
gritos violaban el silencio de nuestras negras noches, las estiraban y
alargaban en agonías secas, el dolor se congelaba agazapado entre mi impotencia
y tu aislamiento. O mi aislamiento y tu impotencia. Nada salía de tu
boca yerma, sólo tu cuerpo enviaba una y otra vez un mensaje
incomprensible con su constante balanceo.
Una
noche todo cambió. Te quedaste muy quieta y la expresión boba de tu cara se
mudó en una sonrisa que reavivó mi esperanza y la estranguló al
momento.
Las
noches han recuperado su esencia y son sólo silencio y negrura, perdido en
ellas evoco la sonrisa que dejaste posada a tu lado de la cama, ella es
ahora, la luz que me ilumina.
Autora: Yolanda Nava Miguélez
Blog: MIS HISTORIAS
10 comentarios:
Se agarra a algo efímero, como a un clavo ardiendo...
Me ha gustado mucho.
Besos desde el aire
Esa luz que ilumina en forma de sonrisa, es algo inasible, pero muy reconfortante, menos mal..
Buena tu historias de "mis historias"
Besicos, Yolanda.
Esa perdida tras una agonía larga dejó una gran tristeza, una nostalgia por siempre convertida en sonrisa. Un lindo, Yolanda.
Abrazos.
Precioso Yolanda, aunque me deja una sensación inquietante, algo que ya nunca se recuperará pero que se pretende asir a través de na sonrisa.
Besitos, muy buena historia.
Una agonia lenta y punzante que deja una sonrisa perpetuada en la memoria de unas sábanas y en un corazón que llora su ausencia.
Preciosas letras Rosa.
un abrazo.
Gracias por vuestra opinión.
Fuerte abrazo.
Un relato muy emotivo y muy bien trenzado. Felicidades Yolanda.
Un saludo.
Gracias Alfonso.
Saludos.
Muy bonito Yolanda. Siempre es un placer leerte.
Gracias Amparo.
Un abrazo.
Publicar un comentario