Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

miércoles, 16 de junio de 2010

Enlaces

Esa mañana el jolgorio en la puerta del juzgado superaba al habitual. Los amigos de Ndiaye, ataviados con sus mejores galas, reían y cantaban esperando impacientes su llegada. No les importó que no acudiese ningún familiar de Carmen, ni tan siquiera les molestó la frialdad de la pareja al llegar al juzgado. Hoy era el día y había que celebrarlo. Finalizados los trámites la pareja salió a la calle agarrada de la mano, pero sólo un instante después se separaron. Fue la última vez que se vieron, desde entonces ella es algo menos pobre y él mucho más libre.

MIGUEL

8 comentarios:

Torcuato dijo...

Bien Miguel. Todo perfecto.

Ella creía que era más rica y él creía que era más libre. Buen micro.

Un abrazo.

Tinta Roja dijo...

Buen micro, una reseña de lo que muchos desean.
Un abrazo

Susana Pérez dijo...

Al final hacemos las cosas porque algo nos compensan. Te invito a leer uno mío que hice sobre el mismo tema http://aprendizdepalabras.blogspot.com/2010/05/conveniencia.html
Un saludo

María (LadyLuna) dijo...

Muy bueno :)

Pablo Gonz dijo...

Una prosa muy sólida, Miguel, sin resquicios.
Enhorabuena,
PABLO GONZ

Unknown dijo...

Es un retrato muy nítido del caso típico de divorcio,interesante como se visten y celebran la ocasión,algo como fiesta al poner fin a un error.
Dicen por aquí:--¿Sabes porqué los divorcios son tan caros?--
--Porque lo valen.
TORCUATO,ya casi coloco mi cuentito,espero hoy mismo respondan mis neuronas con el final.

Torcuato dijo...

No creo que sea un divorcio, carlos, sino más bien una boda para conseguir la nacionalidad a cambio de dinero.

Un abrazo

Miguel Molina dijo...

Torcuato lo clavaste.

Saludos, y gracias por vuestros comentarios

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.