Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

jueves, 13 de octubre de 2016

La casa de la niña.


La casa de la niña.
 
La Casa de la Niña era una gran mansión envuelta en hiedra y rodeada por un enorme jardín cuyo abandono lo había convertido en bosque. El tiempo borró de las memorias de la gente lo sucedido tras sus muros y el por qué de ese nombre. Lo que si era cierto es que aquel lugar provocaba una curiosidad que rozaba la fascinación. Sobre todo en los más pequeños, cuyas cabecitas se llenaban de posibilidades fantásticas y tenebrosas. Por eso, el grupo de críos aguardaba en uno de los maltrechos bancos de piedra. Hacía horas que por medio de sorteo decidieron quien sería el valiente encargado de entrar en el sitio misterioso. Al anochecer, desesperados, no tuvieron más remedio que regresar a sus casas. Lamentaron tener que dejar allí a la niña.

Autor: Torcuato González Toval
La Imagen viene de AQUÍ

5 comentarios:

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Huele a clásico.

Luisa Hurtado González dijo...

Me parece perfecto que publiques micros de tu cosecha, solo faltaba; en cuanto a la historia, si, todo indica que se van a olvidar de ella y de donde salía el nombre en cuanto cenen y se vayan a la cama.
Puf, pobrecita

manouche dijo...

Da tan miedo como la casa de la pelicula "Psychose"....

TORO SALVAJE dijo...

Esos terrores de infancia que no nos abandonan nunca.

Yashira dijo...

Me resultó bastante tenebroso, al final mejor que olviden hasta el por qué de ese nombre, me da que no debe tener una historia alegre.

Un placer leer algo de tu cosecha Torcuato.

Saludos.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.