Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

viernes, 30 de agosto de 2013

Libertad

Esa tarde, al salir de la oficina, Ramiro se encontraba más abatido y tenso que de costumbre, así que decidió volver a casa dando un paseo, callejeando despacio por el barrio viejo de la ciudad. Mientras arrastraba con desgana los pies pensaba en todas esas ilusiones aplacadas con los años, en aquellos anhelos antiguos que las rutinas se habían encargado de domesticar. Como su loca obsesión por volar como los pájaros. Por eso, cuando pasó delante del taller de tatuajes y vio unas extrañas alas tribales que parecían llamarlo desde el escaparate, no dudó en tatuárselas en la espalda, albergando el sueño de que en algún momento se desplegaran. Y así sucedió. Esa misma noche la tinta negra comenzó a emerger de la piel tirante e hinchada hasta cobrar volumen, mientras su dorso crujía y sus omóplatos se crispaban en bruscos espasmos. Debatiéndose entre el dolor y el éxtasis corrió hasta la hondonada para abrir los brazos al cielo. Entonces, en el último impulso, las alas se desprendieron del cuerpo en el que estaban atrapadas y salieron volando. 




15 comentarios:

María Gladys Estévez dijo...

Tremendamente sublime...
Abrazos

Anónimo dijo...

¡¡¡Impresionante!!!, desde el principio hasta ese final, que te deja con la boca abierta... de par en par.
Felicidades.
Un abrazo, Sara,
Rosy

Luisa Hurtado González dijo...

Jope, que yo le hacía volando y las que se han ido volando han sido ellas.
Vaya golpe, el de él y el del lector.

La Novia dijo...

Absolutamente brillante Sara!!!!!
Breve y sorprendente...
Felicitaciones
Beso

Unknown dijo...

éste ya no vuela ni en avión. BRAVO.

Héctor Ugalde dijo...

¡Hermoso, sugerente y... liberador! (al menos para las alas) :]
¡mUCHos salUCHos de UCH! :]

Unknown dijo...

Me ha gustado y mucho, Sara. Para mí, las alas son la metáfora de cómo los sueños salen volando y los mortales seguimos con nuestros pies anclados en tierra. Muy bueno.

Aldonza.

http://lecturaalahoradelte.blogspot.com.es/

Juan Esteban Bassagaisteguy dijo...

Brillante, Sara, me encantó.
¡Qué final! Impensado y tremendamente fuerte.
Felicitaciones...

Unknown dijo...

Un final sorprendente.

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Con lo que cuestan los tatus y ni así cumplió sus sueños.

Tio Antonio dijo...

¡Ja, ja, ja! Un tatoo muy independiente y liberal. Ni siquiera pidió permiso para el despegue, por lo que es imaginable que no lo pedirá para aterrizar, si es que aterriza.

Saludos.

Sara Lew dijo...

Muchas gracias por vuestros amables comentarios.

Abrazos.

Lucas Fulgi dijo...

el sueño escapó de su alcance, irónicamente cuando se hizo realidad

Amando García Nuño dijo...

Es lo que suele ocurrir cuando los tatuajes (o las ilusiones) son de mala calidad.
Abrazos, siempre

Anónimo dijo...

The Story... interminable.Mi video favorito.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.