Ya no quedaba aire que respirar en la casa, ni tardes que compartir en el pueblo, todo estaba muerto, hasta la cigüeña del campanario.
Abrió la puerta del armario mientras sus bisagras gritaban la intrusión y entre el olor a alcanfor rescató unas blusas amarilleadas por el tiempo y unas faldas hartas de esperar la ocasión; las metió en esa maleta llena de sueños que vivía debajo de la cama y bajó los crujientes peldaños de madera que le conducían a la cocina.
- Padre, me voy, - él siguió comiendo sin levantar la cabeza del plato.
Ella permaneció largo rato en el quicio de la puerta, esperando un beso, un “no te vayas”, un milagro…
Después se alejó lentamente sin mirar atrás, ni siquiera se volvió cuando oyó cargar la escopeta de su padre apuntando a su espalda.
13 comentarios:
Es un relato durísimo y lo es en parte, porque al menos yo, creo que puede llegar a ser verdad.
Más duro en la re-lectura Esperanza.
Besos desde el aire
Tremendo, consigues que el lector se compadezca de la protagonista, pensando en el poco cariño del padre, en la frustración y el orgullo que le impiden despedirla, y sin más, nos asestas un mazazo con ese sonido de muerte, o al menos, de amenaza.
Al desenlace la pareja de la Guardia Civil prestando declaración al grupo de alcahuetas reunidas en torno a la rancia maleta volcada en el suelo de tierra.
¡Muy bueno!
Esperanza, es un placer verte aquí y volver a leer este genial relato de otro tiempo o no de un país en el que vivimos.
Un abrazo muy grande, ESCRITORA.
Duro, de los que arañan la conciencia colectiva.
Me parece un magnífico texto.
Mis felicitaciones, Esperanza.
Un saludo.
Inmejorable final.
Abrazos.
Magistralmente escrito.
Horroriza al colectivo lector por el hecho de que se siente como extraído de más de un caso real que se ha dado en países de excesivo dominio paterno aúnado a conceptos retorcidos morales.
¡Válgame Dios! ¡Qué final! muy bueno. Felicitaciones por compartirlo.
Saludos cordiales.
Hola norteña,
Me ha gustado ese aire de pueblo que tan divinamente recreas y que me ha envuelto durante toda la lectura, y ese final, tremendo, que me devuelve a a la realidad con la conciencia intranquila.
Un saludo de otra norteña.
Tremendo! Me fascina cómo dibujas los personajes en una pincelada, cómo cuentas toda una vida en pocas palabras. Consigues que oiga cuando carga la escopeta y aún el silencio tenso de después. Felicidades.
Luisa, Rosa, Maite, Sergio, Nicolás, Pedro, Susana, Carlos, Pluma Roja, Paloma y Pepa, gracias a todos por vuestra lectura y vuestros comentarios.
Un abrazo para todos,
Esa España profunda que vemos en las noticias, aún. Muy bien narrado ese salir de la cochambrosa cuadra familiar. Relato duro sobre lo difícil que es desprenderse de esa familia que considera a los hijos como cabezas de ganado.
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