Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

sábado, 24 de septiembre de 2011

Hurtada

La guarde en el rincón más profundo, busqué las cadenas más seguras, puro acero de la mejor calidad; de ellas era imposible escapar. La até muy corta, jamás abandonaría ese lugar oscuro y olvidado. Demasiados habían caído por nombrarla, tantos muertos en su nombre, miles de inútiles páginas escritas para hablar de ella. Nunca más, se acabó, la capturé por fin; se terminaron las tragedias en su honor.
Jamás revelaré donde he guardado la palabra RELIGIÓN.

10 comentarios:

montse dijo...

En vez de guardarla transfórmala en espiritualidad y asunto arreglado....creo. :) Me gustó.

Rosa dijo...

Elysa, tira la llave!!!

Besos desde el aire

Unknown dijo...

Por mucho que la guardes no la puedes desaparecer pues para tantos significa un negocio; y por medio de tantos otros que en verdad creen que Dios necesita intermediarios humanos para el manejo de sus asuntos, y ni quien los convenza diferente, y que además les han inculcado el temor al fuego eterno proveniente de un Dios amoroso y justo a pesar de que por todos lados la humanidad se comporta en forma zoológica con perdón de los animales.
Pero ahí queda como ejemplo lo que causa la credulidad.
Mejor sería todos éstos esfuerzos filosóficos los dedicásen a poner límites al abuso de los más poderosos contra los más desvalidos.
De hacer ésto no andaría por ahí tanto creyente dinamitando inocentes, y no habría crisis si tan sólo el 20 % de la riqueza mundial tuviése que estar en circulación para que jamás falten empleos, y no ver ésta crisis artificial causada por quienes toman al mundo entero como rehenes económicos.

ARTISTAMIYARES dijo...

Muy bonito,enhorabuena.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

¡Soberbio -en el sentido más admirativo que podamos darle al término- Elysa!

Excelente estreno.

Un abarzo.

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Es igual, si la religión sólo es una disculpa, seguirá pasando en otro nombre, desgraciadamente.

Elena Casero dijo...

Es muy loable tu iniciativa pero dudo que tuviera mucho resultado. Creo que la religión está demasiado arraigada y ya no solo eso. Demasiado politizada.

Ana Crespo Tudela dijo...

Qué pena que no pueda ser realidad. Siempre habrá alguien dispuesto a inventar una palabra que signifique someter, anular, explotar, envilecer, etc.
Pero ya se ha dicho "seamos realistas pidamos lo imposible"

Javier Ximens dijo...

Cada vez tengo menos dudas de que la religión es utilizada para someter. Es un buen invento, si señor conde. Además es mentira, en su nombre no se han cometido atrocidades, más bien ha sido su coartada para el poder terrenal. En fin, que ojala esas cadenas no se rompan nunca.

Nicolás Jarque dijo...

Elysa, muy bueno. Guarda bien escondida esa palabra que tanto mal ha hecho. Es muy original.
Un besset. Me ha gustado leerte aquí.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.