Encaramado sobre una silla, el niño declama con
fervor su poema. Los demás miembros de la familia –concentrados en sus
quehaceres– no le prestan atención. El pequeño entonces afina la voz y comienza
de nuevo. Esta vez recita más alto, con más fuerza y entonando mejor, pero
nada. Su madre continúa fregando los platos con la mirada perdida en el
amarillo de la esponja; su padre, arrellanado en el sillón, se abstrae detrás
de las páginas del periódico y su hermana, encerrada en su habitación, se afana
en escribir en su diario el dolor que todos se han negado a admitir en voz
alta.
Harto de sentirse ignorado, el niño se dirige a la terraza y allí se
enfunda con una sábana blanca robada del tendedero. Resignado vuelve al salón
convertido en un fantasma clásico. Piensa que así, al menos, les dará un buen
susto.
13 comentarios:
Sara:
Un relato muy triste...
Aunque bien logrado.
Saludos.
Eso deberíamos hacer muchos de los proyectos de poeta que andamos por las salas dando recitales a familiares y amigos aburridos.
Bueno, disfrazarnos de fantasmas, no. Ya lo somos sin disfraz.
Abrazos, siempre
Eso deberíamos hacer muchos de los proyectos de poeta que andamos por las salas dando recitales a familiares y amigos aburridos.
Bueno, disfrazarnos de fantasmas, no. Ya lo somos sin disfraz.
Abrazos, siempre
Muy bueno, Sara, como siempre.
¡Saludos!
Lo malo, es que ahora sí le vieron, y hasta le oyeron. Pero siguieron sin escuchar.
Pongamos cara a la pared a algunos padres sordos a la voz de las iniciativas y cotas al talento.
Un abrazo
Así lo reconocerán, en un intento de grito frente al vacío de la indiferencia.
Bien retratada la traumática que surge de ser ignorado y lanza la vida de alguien a tener que validarse ante los demás.
Besos a tu belleza.
Muy bueno!!!!!
;o)
Relato para noche de muertos...
Triste que a veces le ponemos más atención a nuestros fantasmas que a los vivos. :(
¡Buen micro Sara! :]
¡mUCHos salUCHos! :]
¡Gracias por vuestros comentarios!
Aproveché estas fechas tan "fantasmagóricas" para publicarlo.
Es triste tener que recurrir al susto para llamar la atención, tanto para los vivos como para los muertos.
Abrazos.
Dhiego, he leído y disfrutado muchisimo este microrrelato...realmente lindo
Un abrazo
Stella
Perdon Sara, pensé que estaba escrito por DHiego, felicidades amiga
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