Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

martes, 29 de octubre de 2013

La pérdida

Encaramado sobre una silla, el niño declama con fervor su poema. Los demás miembros de la familia –concentrados en sus quehaceres– no le prestan atención. El pequeño entonces afina la voz y comienza de nuevo. Esta vez recita más alto, con más fuerza y entonando mejor, pero nada. Su madre continúa fregando los platos con la mirada perdida en el amarillo de la esponja; su padre, arrellanado en el sillón, se abstrae detrás de las páginas del periódico y su hermana, encerrada en su habitación, se afana en escribir en su diario el dolor que todos se han negado a admitir en voz alta. 
Harto de sentirse ignorado, el niño se dirige a la terraza y allí se enfunda con una sábana blanca robada del tendedero. Resignado vuelve al salón convertido en un fantasma clásico. Piensa que así, al menos, les dará un buen susto. 


Microrrelatos ilustrados


13 comentarios:

Arturo dijo...

Sara:
Un relato muy triste...
Aunque bien logrado.
Saludos.

Amando García Nuño dijo...

Eso deberíamos hacer muchos de los proyectos de poeta que andamos por las salas dando recitales a familiares y amigos aburridos.
Bueno, disfrazarnos de fantasmas, no. Ya lo somos sin disfraz.
Abrazos, siempre

Amando García Nuño dijo...

Eso deberíamos hacer muchos de los proyectos de poeta que andamos por las salas dando recitales a familiares y amigos aburridos.
Bueno, disfrazarnos de fantasmas, no. Ya lo somos sin disfraz.
Abrazos, siempre

Juan Esteban Bassagaisteguy dijo...

Muy bueno, Sara, como siempre.
¡Saludos!

Albada Dos dijo...

Lo malo, es que ahora sí le vieron, y hasta le oyeron. Pero siguieron sin escuchar.

Pongamos cara a la pared a algunos padres sordos a la voz de las iniciativas y cotas al talento.

Un abrazo

El Eskimal dijo...

Así lo reconocerán, en un intento de grito frente al vacío de la indiferencia.

Unknown dijo...

Bien retratada la traumática que surge de ser ignorado y lanza la vida de alguien a tener que validarse ante los demás.
Besos a tu belleza.

Marilyn Recio dijo...

Muy bueno!!!!!

;o)

Andrea Vinci dijo...

Relato para noche de muertos...

Héctor Ugalde dijo...

Triste que a veces le ponemos más atención a nuestros fantasmas que a los vivos. :(

¡Buen micro Sara! :]

¡mUCHos salUCHos! :]

Sara Lew dijo...

¡Gracias por vuestros comentarios!

Aproveché estas fechas tan "fantasmagóricas" para publicarlo.

Es triste tener que recurrir al susto para llamar la atención, tanto para los vivos como para los muertos.

Abrazos.

stella dijo...

Dhiego, he leído y disfrutado muchisimo este microrrelato...realmente lindo
Un abrazo
Stella

stella dijo...

Perdon Sara, pensé que estaba escrito por DHiego, felicidades amiga

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.