Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

jueves, 19 de abril de 2012

La importancia de llamarse Ernesto

No me llamo Ernesto, sino José y no sé que importancia puede tener un nombre tan común, si no le mezclas con María, claro. Cuando me miro en el espejo no soy Dorian Gray y, aunque me gusta dar largos paseos por la Mancha, nada tengo que ver con Alonso Quijano y no me acompaña Sancho sino mi perro que, para más señas, tampoco se llama Milou. Quizás si ese que escribe mi historia, que no es ni Oscar, ni James, ni Miguel, me hubiese llamado Ernesto otro gallo cantaría. 


Puck

8 comentarios:

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Buen recorrido por todas las posibilidades que la literatura le brinda.

Kum* dijo...

Encantador, Puck. Mira que eres...

Besos payasos.

Unknown dijo...

Gran enigma siempre ha sido el peso que tienen los nombres.
Quedamos revoloteando posibilidades al leer ésto.
De nivel Freudiano en verdad tu relato.

Nicolás Jarque dijo...

Puck, surrealismo en estado puro, desde el personaje hacia el autor o viceversa, o los dos al mismo tiempo. ¿Al menos sabes cómo te llamas?

Me gustó mucho este estilo surrealista.

Abrazos.

Juan Esteban Bassagaisteguy dijo...

Ese que escribe nuestra historia, ¿la estará pensando con un final abierto?
Quién sabe...
Muy bueno, Puck.
Saludos.

Puck dijo...

Cybr, no todas, jeje, quedan muchas posibilidades que en cada cosa que se escribe aparece un personaje, un nombre o muchos jeje

Kum, gracias, bsts :-)

Carlos, quien sabes lo que podíamos haber sido de llamarnos de otro modo eh?

Nicolás, pues no lo tengo claro, Puck, Mar, Marimar... depende, todo depende

Juanito, espero que sí :-)

Gracias a todos por vuestras palabras

Rosa dijo...

Jejejej lo que puede marcar un nombre...

Besos desde el aire

Albada Dos dijo...

Siento, como tú, que algunos nombres, parezcan anodinos y otros gocen de previo lustre.

LO encuentro injusto, porque el tuyo desde ahora lo identificaré con una narrativa surrealista, que me gusta.

Un saludo

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.