Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

viernes, 6 de marzo de 2015

MINIMICRO DE TERROR.

Alimenté a mi leopardo y ahora no puedo despertar. Todo era mejor cuando tenía vecinos y esperaba que salieran de casa para tirar del cordón que abría su jaula. Ahora que le había dejado en libertad no pensé que regresaría sino que buscaría comer en la aldea más cercana. Debí tomar en cuenta el mal presagio que implicaba el no volver a escuchar los tambores. Malditas moscas, pican horrible.Pero no me preocupan tanto como el sentir que el calor del sol está por traer a los buitres. Curiosamente siempre he sido muy animalero. Humanista, no tanto.

8 comentarios:

Dyhego dijo...

Que lleve cuidado, no vaya a ser él la próxima presa.
Salu2 leoninos, Carlos.

Unknown dijo...

Gracias Dyhego.
No sé como lo entendiste. Pero él es la presa más reciente.
Está pensando durante su agonía.

manouche dijo...

Animales somos y esta bien!

Unknown dijo...

Manouche Cherie,
Nos la tienen ganada los animales en cuanto a convivencia.
Gracias por comentar.

Unknown dijo...

Me ha gustado mucho. Deja un campo abierto a al imaginación, y es bonito imaginarlo todo.


Muchos besos

Unknown dijo...

Gracias por visitar Carmen.
Me pregunto al leerlo como es que fué a dar al ermitañato y a qué sería sometido por su propia especie a quienes despreciaba al grado de aislarse así y dejar al leopardo consumirlos en buffett.
Y la manera en que espera la muerte como inmolación final.

Deli Ruiz dijo...

Eso le pasó a tu protagonista por confiar en los animales, Carlos, por lo menos en éstos que no son precisamente domésticos. Abrazos amigo.

Unknown dijo...

Gracias por opinar Zuni.
Pero más bien al pobre leopardo se le terminó la demás población a quien comerse.
Dramas de la vida.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.