Julie Christie en el papel de la abuela |
La tortilla, aún caliente, en su tartera; el pastel de carne bien envuelto y cuatro piezas de fruta en la bolsa de rafia. Elige el abrigo de punto, que sabe que la favorece, y se da un último toque de carmín ante el espejo. Los viernes el tráfico está complicado, tendrá que apresurarse para llegar a tiempo a la puerta del cole. Recogerá a la nieta, la acompañará a casa, comerán juntas y pasarán la tarde viendo películas de Disney hasta que sus padres salgan del trabajo. Tal vez vuelva a cruzarse con el nuevo vecino de su hija, ese señor que la saluda tan amable al tiempo que la mira con esos ojos grandes..., con esa nariz grande..., con esos dientes grandes, perfectos para desgarrar el picardías de tul rojo que luce, a hurtadillas, cada vez que tiene que cuidar de Lucila.
8 comentarios:
Feroz, sin duda jejeje. Me ha gustado mucho Elisa y me ha hecho sonreír picaramente...
Besos desde el aire
Las abuelas de ahora no somos como las de antes :). Un beso, Rosa.
Genial esa abuela moderna en busca de un apuesto lobo.
Me ha encantado, Elisa. Un beso.
Magnifico relato, que deja entrever lo mas importante...
Un saludo
Abuelas así, con experiencia, provocan.
Saludo de lobo inexperto.
Grande ver ésta nueva versión de la abuela en competencia erótica con caperucita.
Ole por las abuelas pícaras y los señores que las rondan.
Eso de no renunciar a nada de vida mientras se viva es perfecto
Olé Elisa, así se habla, a los cuarenta, los cincuenta y los setenta, bravo, buen micro.
Te invito a visitar mi blog, será un placer recibirte.
Un saludo
Setefilla
Publicar un comentario