Después de más de cuatro horas de viaje en autobús, dos kilómetros a pie y cinco pisos (sin ascensor), Ainara Zuazu llegó por fin a su casa. Acababa de licenciarse en Derecho. Se quitó el abrigo sin llegar a encender la luz de su cuarto y entonces sucedió algo. Chispas. Pequeños destellos en la oscuridad. El mp3, que reproducía un disco de la Air Band, dejó de funcionar. O más exactamente, dejó de funcionar bien. Se paró, avanzó varias canciones, volvió a sonar y, tras unos segundos, se apagó definitivamente. ¿Electricidad estática? —pensó pulsando el interruptor de la luz—. Eso será. Joder. Pues sí que venía yo cargada. La cosa quedó ahí y no volvió a darle importancia hasta bastante después. Vaya si se la dio. A Ainara Zuazu hay dos cosas que le interesan por encima de las demás: las historias de superhéroes y el helado de menta con trocitos de chocolate. El helado de menta con trocitos de chocolate no tuvo nada que ver con que se pusiera a confeccionar un traje ajustado con una E en forma de rayo en el pecho. Lo de los superhéroes sí. Así que ahí la tienes, frotando sus pies por la moqueta de la habitación de sus padres y frotando sus manos por el traje (100% acrílico). Produciendo diminutas centellas con las persianas bajadas y martirizando a su hermana pequeña con raquíticas descargas electroestáticas. Cuidado. Porque lleva ya tiempo ensayando en casa y está casi lista para salir a la calle a impartir justicia. De manera que si te la encuentras en algún sitio concurrido (una discoteca, el metro) y notas que, en fin, te roza, te roza con insistencia, no es que quiera nada contigo. Seguramente lo que ocurra es que esté recargando. Preparándose para actuar. Para castigar a cualquiera que crea que tiene que ser castigado. Tal vez tú mismo. Te ríes. ¿Cómo podría alguien tomarse esto en serio? ¿A quién se le pasaría por la cabeza convertirse en una superheroína con un poder tan ridículo? Bueno, como todo el mundo sabe, la práctica hace al maestro, y no tienes ni idea de lo persistente que puede llegar a ser Ainara Zuazu cuando se lo propone. Dadle tiempo. Y si no os gusta el helado de menta con trocitos de chocolate, abandonad la ciudad.
Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.
¡Gracias Daniel!
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Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)
1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.
2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.
3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.
4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.
5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.
6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.
7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.
8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.
9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.
10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.
Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.
4 comentarios:
Ainara Zuazu es la Heroína mas peligrosa. No me gustaría que desarrollase ese poder, porque puede ser destructiva como Gozilla.
Disfrazada de superhéroe quiere envenenar al mundo con colesterol.
Terror moderno.
Pues me estáis dando ideas. Y os aseguro que lo del helado de menta es absolutamente cierto. En el resto puede que haya exagerado un poco. Gracias a los tres.
divertida heroina electrostática, muy imaginativo. Yo prefiero el helado de chocolate con trocitos de menta, espero que no le importe..
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