Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

lunes, 9 de mayo de 2011

Informe nº 2553

Desde que llegamos lo único que pudimos constatar es que el ser humano proviene de las cavernas y aún conserva ese gusto por lo subterráneo.  Arsdtu piensa que puede que tengan algún tipo de conexión genética con los anélidos, por esa afición suya por excavar túneles. Los utilizan básicamente para viajar en unos artilugios con ruedas y movidos con rudimentarios motores de combustible fósil. También los hay para trenes, unos medios de transporte un poco más avanzados con propulsión eléctrica. Se pasan la mayor parte del tiempo viajando por ellos. Arsdtu piensa que lo hacen para trasladarse más rápido de un sitio a otro. Yo sinceramente creo que es por el mero gusto de sentirse bajo tierra y apretados porque tiempo no ganan mucho teniendo en cuenta que a menudo estos transportes se paran largo rato.

Explorando uno de estos túneles que atraviesan la ciudad hemos encontrado de todo, tiendas, bares, restaurantes y bastantes humanos que dormitan habitualmente dentro de ellos.  Si a esto le unimos la costumbre muy extendida de deshacerse de sus cadáveres enterrándolos bajo tierra podemos concluir que el ser humano es un ser con un apego al subsuelo que raya lo insano.

La afición por agujerear sus poblados por debajo es tal que hemos hecho cálculos precisos del momento exacto en que la capa superior sucumbirá. Será exactamente dentro de dos días, a las 14 horas, 35 minutos, 16 segundos. En ese momento cumplirán su objetivo y serán enterrados todos juntos volviendo así a sus añoradas raíces. Se convertirán en polvo como he oído a algunos decir con verdadero fervor.

Nosotros nos quedaremos para ver el espectáculo desde la nave. A mí no me interesa pero Arsdtu es un poco morboso. (Nota mental: cuando volvamos me quejaré al comandante. No quiero más misiones absurdas con seres inferiores.)

Palabras preciosas



(Perdón por el retraso, ando muy dispersa últimamente)

6 comentarios:

Luisa Hurtado González dijo...

Me encantan estas historias de CF en que se da una interpretación que no tiene nada que ver con la realidad pero que es.............de una lógica aplastante.

Quizás el humano, cuando haya desaparecido, de fruto a numerosas leyendas.

Sara Nieto dijo...

Me alegro de que te guste Luisa. La verdad es que es se me acaba de ocurrir mientras viajaba esta mañana por uno de esos túneles apretada entre la multitud y con un sueño de mil demonios.

Saludos extraterrestres

Rosa dijo...

Me ha gustado tu forma de imaginar como nos verían seres de otros mundos, atados a la tierra y hacinados.
Saludos

puri.menaya dijo...

Genial Sara, microficción perfecta, es curioso ponerse del lado del que nos estudia, seguramente cuando los humanos hacen sus hipótesis de sus descubrimientos, también serán tan disparatados como este...
besos

Pedro Alonso Da Silva dijo...

Una de dos, o los extraterrestres subestiman los conocimientos de los ingenieros humanos, o por el contrario los valoran en su justa medida y el resto de la raza humana somos unos ingenuos. Esperaremos a ver quién tiene razón. Un abrazo, Sara.

Sara Nieto dijo...

Rosa: ha sido un ejercicio de imaginación pero ¿quién sabe cómo nos verán desde otro planeta? Lo que a nosotros nos parece obvio quizá no lo sea tanto.

Puri: pues sí, cuando nos ponemos a lanzar hipótesis podemos ser muy disparatados... o no. Lo mismo estos extraterrestres tienen algo de razon ;-)

Pedro Alonso: pues eso, esperemos.

A todos muchas gracias por comentar y encantada de que os haya gustado o por lo menos os haya entrenenido la mañana del lunes.

Besitos

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.