Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

miércoles, 9 de marzo de 2011

Épocas de Cambio.


Llevaba años en mi escritorio redactando el manuscrito. Discerní que las guerras cesarían; que habría un lenguaje universal; que los países se comprometerían mediante tratados; que las mega ciudades se desmantelarían; que las religiones perderían credibilidad; que la gente comprendería que o vivía en armonía o se destruirían.
Me preocupé al tratar de abrir la puerta. Estaba candada. Me arrimé al ventanuco, me aferré a sus barrotes y grité con la esperanza de que María me oyera. Para mi sorpresa, no vino ella, sino unos individuos uniformados. Alarmado les pregunté si había algún problema. Se rieron y mofándose de mí, me dijeron:
— ¿Aún no lo sabes, Profeta...?
Uno, hurgándose en su gabardina, me entregó un objeto. Era un libro; se titulaba: ¡Épocas de Cambio!
De repente lo comprendí. Yo escribía en el Word conectado a Internet y alguien, un Hacker, había descubierto mi obra encontrándola tan “subversiva” como para expandirla sin mi consentimiento por la red. Deduje, aquello debía de hacerse. Claro que a la vez fui consecuente. Todo cambio implica una insurrección que como una marea se lleva por delante a líderes e idealistas; y estaba en la cresta de la ola.
Volví a sentarme ante el ordenador y allí estaban; los Hackers de doce naciones felicitándome y disculpándose por haber defraudado mi obra.
Les di las gracias por su trabajo, les participé que se esperaban tiempos difíciles, y les pedí sus correos.
De nuevo volví a presentir algo, y sin saber exactamente el porqué, me sentí aliviado de responsabilidad.
La sentencia ya estaba dictada. A la mañana siguiente yo: “Jesús Redentor” sería ejecutado sin indulgencia en la “Plaza de la Cruz...”



Moderato_Dos_josef.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Creo que una vez haciendo Jesús su regreso habrá comprendido que hay intereses bélicos que se alían cuando alguien trata de imponer la paz y la armonía.
Sería más fácil hacerlo desde su postura de Dios que de la de hombre.
Aunque que poco sabemos de los Dioses quienes al fin y al cabo formamos una cadena alimenticia que por pensante resultó más fiera.

Pedro Alonso Da Silva dijo...

El nuevo testamento en los tiempos de Facebook. Original revisión de todo un clásico. Un abrazo.

Luisa Hurtado González dijo...

Me ha gustado y me ha sorprendido esta nueva versión de la historia de Jesús, me ha resultado muy curiosa.

Sibreve dijo...

Buen desarrollo. Lo de la biblia da bastante juego, la verdad. Me gusto.
Un abrazo.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.