Daniel Galantz es un fantástico humorista gráfico que los que siguen este blog ya conocerán. Para los que no lo conozcan recomiendo que visitéis su blog GALANTZ.

Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.

¡Gracias Daniel!

sábado, 5 de marzo de 2011

HAPPY DAY


      
       Ver a aquellos hombres volar y súbitamente quebrarse, caer y estrellarse contra el suelo, constituía un espectáculo formidable. Un reclamo que atraía a miles de turistas venidos de los lugares más recónditos del mundo. Todos esperaban impacientes el momento en el que los hombres subían  a lo más alto de los rascacielos, saludaban a la multitud, se asomaban al abismo y extendían los brazos en cruz. Luego, al son de la música, se arrojaban al vacío. Uno tras otro, sin pausa. La gente enardecida chillaba y aplaudía a rabiar. Pero cada año, sin ninguna explicación, sucedía lo mismo. Una larga hilera de hormigas atravesaba la calle. Obligando a suspender los saltos hasta que la última lograba cruzar y ponerse a salvo.


Agustín Martínez Valderrama

8 comentarios:

Anita Dinamita dijo...

Agus, siempre es un gusto releer relatos tan buenos. Vuelvo a recordar a Klein y a reparar en la hilera de hormigas. Qué imágenes!
Un abrazo

Towanda dijo...

Pues si que eran poderosas esas hormigas.
Un saludo.

Nel Morán dijo...

Esos hombres, con ese jolgorio, siempre están igual, año tras año, sin piedad. Para mi pueden hacer lo que quieran, pero podían escoger otro lugar un poco más lejano de donde vivimos.

Blogsaludos

Sara Nieto dijo...

Un micro muy visual. Me gustó, Agus.

Unknown dijo...

Excelente relato guacamolesco humano.

artistalight dijo...

Escalofriante y muy bueno, estremecedor :S

kaisu marjatta dijo...

ihmiset on hassuja, ei osaa lentää kuin unessa mutta osaa pudota ja usein kuolla

Anónimo dijo...

Saludos, qué buen micro éste.

Hace un momento leía los finalistas de la Revista Eñe, y me hallé "El Hombre Elefante" de un tal Agustín Martínez, le di google y al toparme con el conocido blog intuí que eras tú. Espero no equivocarme. Entre los finalistas hay muchos muy muy buenos, como el de Lola y el de Espada, -otros bastante colados- pero hasta ahorita, el tuyo es mi favorito.

Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)


1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.

2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.

3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.

4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.

5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.

6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.

7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.

8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.

9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.

10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.