Ahí tirado en agonía, Dictinio de Trafalgar, hombre que luchó en cada instante anterior.
Vivió las instancias que hacen de un personaje una leyenda. Se desarrolló su vida inventándose a sí mismo en cada etapa.Ésta vez ni de una cama se podía levantar,las personas que le rodeaban se le presentaban más borrosas como las imágenes que aparecían en algunas de las películas que dirigió;como cuando en lenguaje cinematográfico quería expresar que alguien se dormía o perdía el sentido. Y en efecto, en sus estertóres agónicos quedaba dormido y a veces soñando pero regresaba a oir llorar a las mujeres y a su familia. Le avergonzaba encontrarse tan derrotado y eligió fallecer.
Al traspasar a la conciencia incorpórea quedó atrás la realidad de su cuarto para ceder al nuevo escenario de un salón del oeste pleno de luminosidad y donde todo se presentaba con fragilidad etérea.
Huesudas calaveras danzaban sobre sus esqueletos en cómico strip tease en el cual le lanzaban una docena de bragas y sostenes de fluorescentes colores como celebrando su llegada.
Desaparecida ya la densidad de la materia sólida, cada estructura se sostenía formada por ectoplasma tan frágil que pudiera estar hecho de luces. El piso, los muros y todo lo sólido parecía de cualidad transparente. Tomó la huesuda mano que le ofrecía la dama blanca y se incorporó viéndose como un esqueleto más de los ahí reunidos y bailó de todo lo que tocó la orquesta, hasta tango y mambo. Lo que le impresionaba era la sensación de ligereza, no tanto por la lógica falta del peso de sus carnes sino la ausencia de nervios y de la consiguiente angustia existencial. Y es que aquí nadie añoraba el pasado y sabían que no tenían futuro.
Pues bien, cual fue mi sorpresa cuando hace unos días abrí mi correo y vi un mensaje suyo en el que me enviaba un bonito diseño para El Microrrelatista. Me gustó mucho y es el que podéis ver en la cabecera de esta página.
¡Gracias Daniel!
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Decálogo para escribir microcuentos (Robado de la Escuela de escritores)
1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.
2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.
3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.
4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.
5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.
6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.
7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.
8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.
9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.
10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.
Envía tus microrrelatos de no más de 200 palabras a elmicrorrelatista@gmail.com. Se irán publicando los mejores.
5 comentarios:
Seguramente, antes de entrar en el túnel de la luz le habían suministrado una buena dosis de psicotrópicos...
Salu2, Carlos.
En realidad no había considerado ésto Dyhego pero es natural posibilidad la que vislumbras, para mi éste cuento result una de las mil posibilidades que me revolotean desde siempre con el tema de la muerte.
En éste caso Dictinio entró al misterio en clave Fantasy -Pop.
Anima tu relato a los descreídos de toda condición entre los que me encuentro. Lo que no entiendo es por qué pierden las carnes y no los huesos al entrar en esa dimensión desconocida. Quizás haya que dejar la carme en el guardarropa como si fuera un abrigo de piel.
Un saludo cordial
Ésta es una fantasía alegórica de las calaquitas estilo Posada, siempre entre mis favoritas porque desde la muerte representaban la vida.
Por ser la instancia post mortem el territorio desconocido el territorio desconocido se abre a la especulación de cuanto escritor o cuentista hayamos existido.
Me gusta estar abierto a todas las posibilidades, igual a la existencia que a la inexistencia de Dios, o varios Dioses.
También creo que si algo lo podemos imaginar existe en alguna parte y no necesariamente como lo hayamos concebido.
Gracias Dr.Krapp por su acertado punto de vista y la visita a éstos espacios de lo extremo que mezclan la diversión con el esfuerzo.
Máquina hechicera que repitió "el territorio desconocido" sin mi voluntad.
Leánse una sola vez éstas palabras.
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