Atraviesan
una espada en su vientre, el herido se arrastra, lo miran reptar.
Uno
de ellos se impacienta, alza el arma.
—Todavía
no —protestan los otros—, que sufra un rato más nos debe demasiadas.
El
tiro es certero y la muerte instantánea.
Quien
disparó hace bromas procaces y ríe
histéricamente. Sus carcajadas se pierden
bajo el ruido escandaloso que provocan los otros
victimarios que ahora luchan entre sí, todos creen tener preeminencia para
hurgar dentro del cadáver.
Muerto
el hombre lobo, no es de extrañar que se maten entre ellos por una bala de
plata.
8 comentarios:
Me encantan tus cuentos salvajes Patricia.
Besos desde el aire
Al leer su relato me quedo con la sensación de que el hombre no tiene remedio. Me gustó.
Muy buen final. Inesperado.
Muy bien.
Los microrelatos me llaman mucho la atencion, es muy bueno el tuyo,no carece de esa identidad instructiva que guarda secretos al final!! tu blog a sido de mi agrado asi que con tu permiso seguiré visitandote!!
Excelente. Parece reunión de políticos.
Si tan solo dejaran el lobo que llevan por dentro! hermoso microrelato invito a la reflexion!
saludos,
Rosa, Beto, Andrea, Malquerida, Carlos, Patricia, agradezco vuestros comentarios.
Serás muy bienvenido, Romu
Saludos afectuosos
Publicar un comentario