Con las fiebres comenzaron aquellos
sueños, nada lo afligía más, ni los golpes de sus carceleros, ni el hambre, ni
los piojos, ni la muerte segura en aquel cautiverio. Soñaba una y otra vez con una
voz ripiosa que lo estremecía y aquella noche, una vez más volvió para
repetirle lo de siempre: que saldría libre de ahí para escribir un libro que
todos los hombres y mujeres de todos los tiempos y todas partes reconocerían,
pero su alma, su vida y todo de él moriría para siempre.
Tal vez por miedo a morir, o tal vez
porque sabía que eso no era cierto y que era imposible salir de esa prisión,
que nadie pagaría por su rescate y que nunca acabaría de escribir ese libro,
desafiando el destino comenzó a escribir al día siguiente:
“En algún lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme….”
Autor: Germán Hernández
4 comentarios:
Interesante vuelta de tuerca de historia-ficción.
Parece una alegoría de la locura, pero es más profundo.
Me gustó.Quizás hable de la cordura , no lo sé.
La mente contiene ése poder de mirar hacia el pasado o hacia cualquier parte.
Incluso a través de la mentira.
Auch. ¿Será?
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